Cuenta la leyenda…
El nacimiento mítico de la diosa Atenea es uno de los más extraños del Olimpo: según cuenta la leyenda Atenea nació ya como mujer, como una guerrera adulta vestida y pertrechada para defender a sus acólitos de las amenazas de invasiones extranjeras. Que un ser humano nazca ya en su forma adulta ya es peculiar, pero lo es más saber que Palas Atenea no nació del vientre de una mujer, sino de la frente de un hombre dios, su padre Zeus. Al parecer, durante una fuerte discusión con una amante, Zeus se la tragó y, como si fuera una salamandra cualquiera, su cuerpo gestó y parió a través de la frente a la que sería la protectora de ciudades, héroes míticos, guerreros y guerreras: la diosa Atena.
Palas Atenea, Atena o, simplemente Atenea, no solo es una de las doce diosas originales del Olimpo griego, sino una de las más queridas y veneradas en la Grecia Antigua. Atenea es la diosa de las guerra y la estrategia, pero también de las artes, la ciencia, la justicia, la civilización y la sabiduría. Los griegos y los romanos, pero también los antiguos habitantes de la Península Ibérica, el norte de África y todos los territorios influidos por la cultura griega veían en esta diosa el compendio de esas virtudes que las religiones posteriores repartirían entre sus diferentes figuras divinas: la virginidad, la sabiduría, la justicia, la inmortalidad… En el ser divino de Atenea caben todas las virtudes que esos antiguos griegos veían en su diosa ideal: ser bella, pero justa, inteligente, pero feroz, civilizada, pero defensora de sus derechos. Virgen eterna, amante de las artes, defensora a ultranza de la cultura y la equidad… ideales míticos del ser humano que seguramente provocaron que el culto a esta diosa olímpica se extendiera mucho más allá de los límites geográficos de aquella antigua Grecia llegando, incluso, a los lejanos territorios de la India.
Obras dedicadas a Atenea:
Atenea forma parte de muchísimos episodios de las mitologías griega y romana y se ha representado en multitud de ocasiones. Encontramos representaciones de Atenea y su equivalente romano, Minerva, sobre ánforas, esculturas, monedas, pinturas e, incluso, templos completos. Veamos un par de ejemplos de las representaciones más bellas que ha hecho el ser humano de la mítica diosa Atenea.
“Santuario de Atenea Pronaia”
Uno de los santuarios más bellos de esa antigua ciudad griega que tantos artículos de Gretur Viajes ha protagonizado - Delfos- está dedicado íntegramente a la protagonista de nuestro artículo, la diosa Atenea. Según los arqueólogos, el santuario de Atenea Pronaia estaría muy cerca de otro de los templos más famosos de estas tierras, el de Apolo. Por los restos se deduce que el santuario era más bien una ciudad en miniatura plagada de estatuas, rincones y edificios para el culto, jardines, rotondas… Toda una ciudad rindiendo homenaje a la protectora de la sabiduría Atenea.
“Nacimiento de Atenea”
Una de las primeras representaciones del mágico nacimiento de Atenea la encontramos sobre una antigua ánfora ática de figuras negras (550-525 antes de Cristo). El autor anónimo de esta magnífica pieza de cerámica nos muestra el mítico nacimiento de la diosa ya en forma adulta y con los pertrechos de guerra que tantas y tantas veces representarán los artistas de épocas posteriores. Otra curiosidad de esta pieza es que a la derecha del todopoderoso Zeus aparece una de las diosas griegas menos conocidas del Olimpo: Ilitía, la protectora de las comadronas y los recién nacidos.
Redacción: Marta Barrero. MARAVEGA Comunicación.
Imagen:«Amphora birth Athena Louvre F32» por User:Bibi Saint-Pol - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons.