¡Pero como pasa el tiempo! Así como si nada, ya hace casi un año desde que viajé por primera vez a La Rioja y compartí con vosotros mis 4 imprescindibles que podéis repasar aquí. Entre otras cosas y por aquel entonces os contaba: lo que me encanta alojarme en el Hotel Bodega Finca de los Arandinos y disfrutar de los menús de su Restaurante Tierra, la singularidad de Entrena, las vistas de vértigo que hay en lo alto de la Sierra de Cebollera y la cantidad de pinchos que me suelo zampar en la mítica Senda de los Elefantes de Logroño. Hace unas semanas volví en familia y además de re-disfrutar de todo esto, añadí a mi lista de imprescindibles riojanos alguno que otro:
1. El Cañon del Río Leza + Soto en Cameros
A veces nos olvidamos que tenemos paisajes así de espectaculares bien cerca. Como este cañón, plagado de colorida vegetación y joyas jurásicas. Se trata de uno los territorios paleontológicos más importantes del mundo, así que al menos deberíais hacerle una visita. Y cuando estéis allí, no perdáis de vista las enormes aves que sobrevolarán una y otra vez encima vuestra.
2. Rioja Alta: Haro, capital del Rioja
Un pueblín en el que no falta el buen vino y: ¡las cigüeñas! No os perdáis el Museo de Arte Contemporáneo gratuito e integrado en un trozo de lo que era la muralla medieval que protegía Haro. Y si os va la aventura, pasaros por allí el 29 de junio y así podréis participar en la Batalla del Vino (más información aquí). Además es el lugar ideal para picar algo en alguno de los bares tradicionales de la parte vieja, antes de encaminarse a nuestro próximo imprescindible situado en la Rioja Alavesa.
3.Visita guiada + degustación : Bodega Marqués de Riscal
Esta maravilla está en la provincia de Álava (País Vasco), justo en la frontera con La Rioja. Y por eso se conoce como la Rioja Alavesa. Nosotros reservamos una visita guiada por la bodega (12 euros por persona) con cata de vinos incluida: ¡y la verdad es que nos encantó! Aprendimos un montón de cosas: desde algunas curiosidades que se esconden detrás de la arquitectura del hotel, la historia de la bodega, y pudimos ver paso a paso las fases de producción de sus vinos. Que por cierto están: ¡ricos, ricos! (más información aquí).
Pero sin lugar a dudas, con lo que más disfruté fue con la variada fauna riojana. Ya sabéis, que no hay cosa que me guste más que disfrutar de la naturaleza y de los animales con mi cámara siempre a mano. Y más, si tengo la oportunidad de verlos disfrutar en libertad. Un día me topé con una manada impresionante de ovejas, otro día me pasé un buen rato fotografiando un jilguero que me despertaba cada amanecer y también me lo pase pipa haciendo un montón de selfies a vacas, caballos, perros y compañía. ¡Esto es vida!
¿Qué os parece? ¿Ya habéis puesto en práctica alguna de mis propuestas? ¿Conocéis La Rioja?
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