Odio tener que simplificar una ciudad hasta el punto de obligarte a expresar si te gusta o no te gusta. Esta es la historia de mi paso por Los Ángeles.
A mi me da mucha risa cuando la gente te dice que tengas mucho cuidado en México, que como se te ocurre pensar en viajar a Nicaragua o te preguntan si te diste un golpe en la cabeza por morirte de ganas de ir a Guatemala.
Pero dices Los Ángeles y no pasa nada. La gente se imagina montañas con letreros en letras blancas y calles llenas de estrellas brillantes en el suelo, pero la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos es mucho mas que eso.
Llegamos en un taxi desde el aeropuerto de LAX después de un atasco monumental en la autopista En LA siempre hay mucho tráfico, nos contaba el taxista, que por cierto no dejo de felicitarnos por albergar el mundial de fútbol cuando le contamos que veníamos de Madrid empezabamos nuestro el viaje de nuestras vidas
Aterrizamos en el barrio Coreano, donde nos esperaba nuestra flamante habitación de Airbnb (flamante= colchón en el suelo), digo coreano porque así lo pone en el mapa que te dan al llegar porque a todos lados a donde miras hay pedazos de Latinoamérica. Taquerías, venta de pupusas (comida típica de El Salvador), iglesias de distintos tipos todas con música estridente de salvación y nuestro personaje favorito de todos: El sobador (suponemos que se refiere a las personas que dan masajes) que promete curarte de todos los males que puedas tener.
La sucursal del tercermundo.
LA es una ciudad con contrastes enormes entre la pobreza y la riqueza, para mi el contraste es tal que caminando por sus calles a veces me sentí como si me dieran una patada en el estómago. Las calles impolutas y llenas de restaurantes molones en el Downtown tienen una diferencia del cielo a la tierra con las calles sucias y negocios clandestinos que te hacen sentir en Caracas o en cualquier capital de Centroamérica
Estados Unidos es una locura de país desde el punto de vista de la integración y LA es la descripción más gráfica que he podido ver del gran problema que es convivir en cualquier país del supuesto primer mundo, los latinos por un lado, los afroamericanos por otros y por ultimo los que tienen dinero da igual de donde sean conviven todos juntos elevados en las montañas californianas.
Parecen casi delineadas con rotulador las zonas que corresponden a cada uno, nosotros no tuvimos coche los primeros días y pudimos comprobar en los autobuses que el transporte público lo utilizan solo personas de muy muy bajos recursos. Agradezco mucho esos días en el bus, sin esa visión de LA no puedes entender nada.
Eso sí, hay una cosa que no se le puede negar a LA y es que el marketing puede llegar a hacer milagros, miles de personas caminan diariamente en fila a través de dos calles largas llenas de nombre de estrellas famosas imaginando y sintiendo una profunda emoción por compartir espacio con leyendas de todos los tiempos. Cientos de bicis pasean por el bulevar de Venice Beach con la sensación de haber despertado un poco mas ¨amazing¨ que ayer. Los mendigos y la gente que va hablando sola por las calles nos parecen personajes pintorescos en el gran plató que ayuda a sentirse como una Celebrity.
Llegas a Santa Monica e identificas inmediatamente todas las series y películas que se inspiraron aquí y no puedo dejar de pensar en que vemos el mundo a través del cristal de USA y que a veces (muchas), nos sentimos identificados con cosas que no tienen nada que ver con nosotros ni con nuestra cultura. Aunque para ser sinceros es difícil hoy en día saber que nos viene dado de fuera y que es lo que realmente nos pertenece.
“Pero la gente no es infeliz, aceptan que viven en una ciudad fea y con alma de cartón”
Comí unos de los mejores tacos, hasta ahora que no he pasado por México, de mi vida y conocimos de manos de las diferentes personas con las que nos cruzamos tantas realidades diferentes como nacionalidades hay conviviendo en LA. Si eres mexicano, si vienes de Europa, si vienes de otras partes de Latinoamérica que tienen mejores convenios. Aquí tu lugar de procedencia es como un sello marcado en la frente que te condiciona en tu día a día.
Pero la gente no es infeliz, aceptan que viven en una ciudad fea y con alma de cartón, pero se les ilumina la cara cuando hablan de aquella vez en la que conocieron a un jugador de béisbol en ese famoso juego, o cuando jugaron contra Messi en un partido de fútbol que ocurrio antes que una lesión en el tobillo acabará con una prometedora carrera.
Luces,cámara y acción.
Y lo entiendo, puedo entender que se te olvide todo cuando entras a los estudios Universal y está perfectamente reproducido el mundo de Harry Potter que por tanto tiempo existió solo en la imaginación.
Que te quedes estupefacto ante la tienda de discos independiente más grande del mundo y que respires el aroma de los vinilos y de la gente que verdaderamente ama la música. Que veas la cartelera de conciertos y te des cuenta que TODOS los artistas del mundo pasan por Los Ángeles, hace que sientas que estás en el ojo del mundo.
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El show, el entretenimiento está por doquier y hace que la gente lleve mejor lo de tener 3 trabajos para poder pagar las facturas del mes. Pero para mi es solo eso, un gran teatro que no deja ver todos los que están del otro lado del telón, lo que se levantan cada mañana para hacer el trabajo invisible que nadie más quiere hacer.
Los Angeles para mí no es mas que una ciudad que te enseña solo que lo que ella quiere que veas. Y eso pensándolo bien, no es nada justo.
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