Lo que sabe el establishment sobre una raza perdida de gigantes

Uno de los asuntos más controvertidos referentes a las culturas prehistóricas americanas, es el de los esqueletos gigantes o aquellos con un cráneo excepcionalmente alargado. En el norte del continente, como ya hemos destacado en otro artículo publicado, estos gigantes fueron descubiertos por los arqueólogos del siglo 19 y 20 en múltiples montículos funerarios y rotulados con el acrónimo de TFU (Tipo Físico Único). 


No obstante, a pesar del tamaño de tales hallazgos, la historia oficial ha ejercido un gran mutismo al respecto, que, como veremos en esta publicación, se hace más sospechoso si investigamos minuciosamente los registros históricos prohibidos. 

A continuación, detallamos algunos descubrimientos producidos en Estados Unidos, en los llamados montículos indígenas nativo americanos que se hallan diseminados principalmente en el Valle del Ohio y a lo largo del Río Mississippi: Kentucky: «Del montículo de la granja de Edin Burrowes, cerca de Franklin, fueron exhumados, en mayo de 1841, a una profundidad de 3.6 metros, varios esqueletos humanos.




Uno, de dimensiones extraordinarias, fue hallado entre lo que parecían ser dos largos troncos cubiertos con un tablón de madera.

La mayoría de los huesos estaban intactos. La mandíbula inferior era lo suficientemente grande como para encajar sobre la de un hombre común, con carne y todo; asimismo, los fémures tenían un a longitud 15 centímetros superior a la de cualquier hombre en Simpson County.

Dientes, brazos, costillas, y todo, daba evidencia que el esqueleto pertenecía a una desaparecida raza de gigantes». Historia de Kentucky, Lewis Collins.

Jo Daviess County, Illionis: (a) «Casi todos los montículos sobre el risco han sido explorados en los últimos dos o tres años… En las excavaciones se encontró que en el centro de las estructuras había un hueco que se internaba cerca de 1 metro debajo de la superficie original del suelo.

Los huesos en este foso indican una raza de humanos gigantescos, enterrados sentados, a los costados y con las piernas apuntando hacia el centro. (b) Cerca de la superficie, en el lado más bajo del montículo, se halló uno de los esqueletos más grandes jamás vistos por los investigadores, las medidas indicaban una altura aproximada de 2.5 metros». La Historia de Joe Daviess Countya; 12º Reporte Anual de la Agencia de Etnologíab.



Foto de archivo de esqueletos en Wickliffe, montículos de Kentucky. Foto: Greg Little (1986).




Kanawha Valley, West Virginia: «El montículo Nº 11 tiene una base de 10 por 12 metros, y 1.2 de altura. En el centro había una cripta de 2.5 por 1 metro. Allí, entre fragmentos de cortezas en descomposición, yacía un esqueleto de más de 2 metros recostado sobre su espalda y con su cabeza apuntando al oeste.




Seis metros desde la cima… dentro de un féretro de madera, un esqueleto de 2.3 metros de altura y 48 cm de hombro a hombro, fue descubierto». 12º Reporte Anual de la Agencia de Etnología. Kanawha Valley, West Virginia: «Dentro del pueblo de Brownstown, a 16 km sobre Charleston y justo debajo de la boca del arroyo Lens, hay otra ancestral tierra funeraria.

Hace no mucho tiempo, allí se encontraron dos esqueletos juntos, uno enorme de dos metros de altura y otro de poco más de 1 metro, enano y deforme». Historia de Great Kanawha Valley.



Distribución de montículos en Dunbar y South Charleston, Agencia Americana de Etnología, 1884. 




Florida: «Cuando me encontraba trabajando, y habiendo excavado más allá de la cara sureste del montículo, me topé con una gran hacha de piedra, de tamaño tal que nunca había visto una semejante.

Cerca de ésta se encontraba el cráneo más grande y perfecto del montículo; a su lado estaba el fémur derecho, la tibia, el húmero, y una parte del radio, con porciones de la pelvis directamente debajo del cráneo.

Pero mi entusiasmo se transformaría pronto en decepción, al retirar el cráneo de su lugar de descanso para poder contemplar en detalle los rasgos de este salvaje gigante, se desmoronó en un plazo de dos horas. De acuerdo a las medidas tomadas sobre la osamenta, su altura debió ser superior a los 2 metros».


Reporte Anual de la Junta de Regentes del Smithsoniano. Lousiana: «En la misma línea de anormalidad estaba el hallazgo de un cráneo cuya quijada ostentaba la inusual suma de 40 dientes, poseía 8 incisivos adicionales.

La forma de esta calavera hallada en el Montículo Larto, comparada con otras, es sumamente anómala. (…) La anomalía en este caso no se puede atribuir a una desfiguración artificial dado que, de ser así, el desarrollo simétrico de las otras partes hubiera sido imposible. Su destacable configuración no coincide con posibles apósitos u otros aparatos externos, sin duda era algo congénito».

Publicación de la Sociedad Histórica de Lousiana.



Dibujo de la estructura interna del Montículo Criel, South Charleston. Imagen: Lora Little. 




Grupo de Montículos de Etowah: «La Tumba A, una sepultura de piedra de 75 cm de ancho por 2 metros y medio de largo, y medio metro de profundidad, se construyó colocando bloques de esteatita como paredes, más otros como techo.




El fondo consistía en simple tierra endurecida por el fuego. Contenía los restos de un solo esqueleto, yaciendo boca arriba, con la cabeza apuntando al este. Su complexión era pesada y de unos dos metros de altura».

12º Reporte Anual de la Agencia de Etnología. Negando lo innegable Los constructores de montículos en América del Norte han sido estudiados arqueológica, antropológica y etnográficamente, señalándose convencionalmente tres grandes periodos o épocas de su desarrollo: el Periodo Arcaico, el Periodo Silvícola y el más reciente, denominado Cultura Misisipiana.

Los ejemplos presentados líneas arriba sobre varias características anómalas presentes en los TFU, ilustran su amplia presencia geográfica y cultural. Cerca de los montículos de Kanawha Valley se han encontrado varios de los objetos más antiguos de la cerámica precolombina, como aquellos de la Cultura Adena (3000 a.C 2100 a.C.).

Por otro lado, recientemente se ha sugerido que los sitios en West Virginia podrían llegar a «empujar» hacia atrás los inicios aceptados del período temprano silvícola (llamado en inglés Woodland period) en hasta 400 años.



Montículo de la cultura Adena, West Virgina, EE.UU. 


Luego que los filántropos gubernamentales se hicieran con las arqueología americana a principios del siglo 20, el establishment eligió la política de negar sistemáticamente la existencia de los restos anómalos que se desenterraron en los túmulos funerarios.




Ya en 1851, E. G. Squier debunkeaba las teorías de contacto precolombino, y, décadas más tarde, Gerarld Fowke tendría la vil tarea de desacreditar y echar por tierra el trabajo de virtualmente cada investigador en su campo, incluyendo las mediciones de los esqueletos gigantes de sus colegas de la Agencia de Etnología.




El ejercicio de negación llegaría a su punto más dramático durante el mando de Ales Hrdlicka como curador de antropología del Instituto Smithsoniano (c.1903). Este personaje logró hacer un verdadero hobby del vilipendio constante aplicado a los hallazgos de esqueletos gigantes anómalos, tanto a nivel académico como público:

«Los esqueletos gigantes son hoy en día la característica más estereotipada de los reportes de aficionados sobre restos en Florida y otras partes del país. Todos estos reportes… y que quede claro de una vez por todas, son exageraciones». 

El Dr. Hrdlicka achacaba todo a la «voluntad de creer» de los antropólogos aficionados y sus reportes que, de una manera u otra, casi siempre encontraban el camino hacia su oficina. Pero un registro del Museo Americano parece demostrar que Hrdlicka, como todo debunker oficialista que se precie, sabía realmente lo que pasaba y, por motivos quizás filosóficos o de mantener el statu quo de la historia cerrada, debía negar a rajatabla tan colosales hallazgos: 

«Los esqueletos de estos aborígenes americanos promediaban una altura que pocas veces bajaba de los 2 metros… Excavando en las dunas bañadas por el sol, en las Islas Golden, Georgia, los arqueólogos han extraído el extraño registro de una asombrosa y prehistórica raza de gigantes.

¿Qué tipo de hombres eran estos? Algunos de los primeros cráneos fueron desenterrados por Preston Holder y ya han sido examinados en el Instituto Smithsoniano por el Dr. Ales Hrdlicka, principal autoridad en el tema». 

Cráneos alargados y mandíbulas prominentes




Siguiendo los pasos dejados por los esqueletos gigantes en los montículos nativo americanos, a continuación expondremos más descubrimientos importantes que han sufrido la política de negación y encubrimiento impuesta por el establishment institucional. 



Cráneos alargados en exhibición en el Museo de Alabama, Moundville, 1987. Foto: Greg Little. 




Dos eminentes eruditos de la cultura Adena del siglo pasado fueron William S. Webb (asistido por Charles Snow de la Universidad de Kentucky) y Don Dragoo, del Museo Carnegie. Cuando Webb excavó el Montículo Dover en Mason Co, Kentucky, encontró una tumba grupal compuesta por 4 cuerpos, de los cuales uno era inusualmente alto. 





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