Esta semana de agosto la mirada del blog de Gretur Viajes acompaña a la de esos miles de españoles que están enamorados de las estrellas. Y es que en la madrugada que cierra el 12 de agosto y abre el 13 es casi imposible no perderse en la inmensidad de la cúpula que nos rodea para acompañar con nuestra mirada la caída de esas poéticas “lágrimas de San Lorenzo“, las Perseidas. Este año decidimos celebrar la lluvia de estrellas de un modo diferente, organizando una visita guiada con un grupo maravilloso de astrónomos. Quién mejor que ellos nos podía traducir en palabras la maravilla que íbamos a tener el placer de compartir. Mientras íbamos caminando hacia la montaña donde disfrutaríamos del espectáculo, Enrique, el guía de nuestro grupo, nos amenizó el paseo contándonos los datos prácticos de esta supuesta lluvia de lágrimas santas. Según Enrique, este año 2015 es especialmente bueno para disfrutar de la lluvia de meteoros, fragmentos del cometa Swift-Tuttle que surgen de la constelación de Perseo y mueren al chocar con nuestra atmósfera. Pero la leyenda mitológica de este fenómeno meteorológico es mucho más interesante que los serios datos científicos; al parecer uno de los hijos del terrible dios Zeus, el bello Perseo, se enamoró perdidamente de una criatura de casta inferior, una atractiva ninfa llamada Dánae. La cauta Dánae conocía bien el carácter casquivano de su posible amante y, también, sabía de buena tinta que el padre del pretendiente no vería con buenos ojos ese desigual enlace. Así que, ni corta ni perezosa, se encerró en sus habitaciones esperando que el bueno de Perseo encontrara otro objetivo más accesible para derramar su amor. Pero Perseo, como buen hijo de Zeus, no iba a permitir que una simple ninfa le cerrara la puerta en sus divinas narices así que utilizó su magia y se convirtió en una lluvia de estrellas doradas tan chiquitinas que se colaron sin problema por el resquicio de la ventana de Dánae.
Pero si esta leyenda es curiosa, esperen a leer la segunda versión de la lluvia de las Perseidas. ¿Saben por qué se las conoce como “lágrimas de San Lorenzo“? Teresa, nuestra segunda guía del grupo nos lo cuenta en clave de humor: al parecer, en la noche del 10 de agosto de hace muchos, muchos años, tuvo lugar en Roma el martirio de uno de esos santos varones cuyas estatuas y retratos adornan ahora los templos católicos, San Lorenzo. Los torturadores de San Lorenzo no eligieron, como en otros casos, la famosa cruz de madera o las marmitas de aceite hirviendo; como era verano y hacía tan buena noche decidieron asar al pobre hombre en una gran parrilla colocada al aire libre. Pasados unos minutos, y según la leyenda popular, el valiente Lorenzo le dijo a sus torturadores que, por favor, le dieran la vuelta porque ese lado de su cuerpo ya estaba bien crujiente. Justo antes de morir, las lágrimas de dolor del santo ascendieron a los cielos y, cada año, descienden en forma de lluvia dorada para recordar a los buenos y justos creyentes la terrible agonía de San Lorenzo.
En fin, entre leyendas, dioses y santos llegamos a nuestro campamento base. Café caliente, rosquillas, candiles, guitarras, conversaciones veladas… y, por fin, la maravilla, justo debajo de esa gran uve doble de Casiopea, el santo Lorenzo empezó a derramar cientos de lágrimas de plata, destellos de un verano feliz que, seguro, volveremos a disfrutar con los amigos de Gretur Viajes no una, sino mil veces más.
“Perseid meteors and the Milky Way - Red Rock Canyon - Kern County, California, USA - 13 Aug. 2010” by Ian Norman from Los Angeles, CA - Perseid and the Milky Way. Licensed under CC BY-SA 2.0 via Wikimedia Commons.