"Espectador activo del perfecto desorden llamado México", esa es la frase inicial con la que se presenta Niño Zapote, un nuevo creador y personaje originario del planeta llamado Zapotitlán. Este mundo está ubicado, dice él, en un sistema solar a miles de millones de años luz de nuestra Tierra, y aunque curiosamente comparta el mismo nombre que algunas regiones de México, ambos sistemas son completamente diferentes.
Su conocimiento artístico fue adquirido de manera natural gracias a la gran memoria colectiva y aunque su trabajo real es de diseñador y creativo, ha destacado por el misterio que envuelve sus obras y su persona. Conversamos con él para conocer más sobre su interés en el arte y la ilustración; sus influencias y los enigmas que rodean su basto universo. Cuéntanos un poco de ti: ¿quién eres? ¿por qué llegaste a nuestro planeta?
Llegué a la Tierra de manera accidental, por un fuerte percance que tuve cerca de Venus; al impactarse mi corcel espacial con una unidad del transporte público terrestre (microbús), cuando iba rumbo al cinturón de asteroides. No tuve más opción que hacer un descenso desesperado en la Ciudad de México, jamás pensé quedarme aquí sinceramente, sólo lo veía como algo temporal, en lo que encontraba una manera de regresar, aunque fuera pidiendo aventones.
Sin embargo hoy no puedo estar más agradecido con esa extraña jugada del destino, algo más fuerte que la gravedad me atrapó, la mejor decisión de mi existencia fue la de quedarme y si ésta puede llegar a tener un valor o un significado especial, sin duda alguna aquí se dará.
¿Por qué "Niño Zapote"?
Es simple, porque aún sigo siendo un niño de acuerdo a los estándares de mi planeta natal. Allá uno no deja de ser niño hasta los 50 años de edad terrestre (más o menos). Y Zapote porque vengo de Zapotitlán. ¿De dónde surge el interés hacía la ilustración, pero sobre todo, de mezclarla con fotografía?
Estos revelados mágicos (como yo les llamo), surgen del interés de simplemente hacer resaltar la cotidianidad, contar historias donde siempre las hay, fotografías de seres fantásticos; de aquí, de allá, como tú, como yo.
¿Cuáles son tus mayores influencias y qué es lo que más te inspira?
Me considero un ser muy receptivo, para mí es muy importante inspirarme básicamente en todo lo que me rodea. Me inspiran una canción de Bowie, cualquier escena citadina, un libro de Cortázar o de ciencia ficción, grabados de José Guadalupe Posada, viajar en metro, la cultura popular, nuestra herencia prehispánica, nuestro mestizaje, la política miserable, la mafia del poder, teorías de la conspiración, el nuevo orden mundial, el chupacabras, la sociedad en general, etc.
¿Cómo definirías tu estilo visual y qué lo conforma?
Lo definiría como un superrealismo mágico, algo que se nutre y se estimula de viajar a diario en el transporte público, de recorrer las interminables calles de la Ciudad de México, de observar a la especie humana, tan llena de matices. En Instagram, tus obras incluyen pensamientos y pequeñas descripciones del retrato, ¿qué detonó esta idea de combinar pensamientos con dibujos y fotos?
Proviene justamente de una historia muy peculiar, un día me encontraba comiéndome tacos y un refresco en un puesto callejero, me quedé observando por un momento a dos perros haciendo el amor en la otra esquina de la calle, en ese momento me surgió una gran duda: me preguntaba si acaso estaba presenciando una escena de infidelidad canina. ¿Eso quién me lo puede aclarar? Creo que nadie, pensé... pues entonces que sea yo, de ahí surgió la idea de hacer estas intervenciones.
¿Y por qué retratar animales y monstruos y no seres humanos?
Porque todo el tiempo están ahí conviviendo con nosotros, de alguna u otra forma; habrá quién no quiera verlos y habrá quién no quiera hacerlo (porque les recordarán su propia existencia). Lo que es real, es que sin ellos, la cotidianidad sería muy aburrida.
¿Cómo es tu proceso creativo? Desde el momento que surge una idea hasta que compartes la imagen en Instagram.
Creo que mi proceso surge desde el momento que sales al día a día; cuando te enfrentas a ese gigantesco monstruo multicolor que representa vivir en la Ciudad de México. La fotografía surge como algo relativamente sencillo; los momentos, las historias… Estos seres empiezan a revelarse frente a mí, nada más hay que prestar mucha atención, seguir todos los detalles que pasan desapercibidos para la gran mayoría, lo que parece invisible empieza a tomar forma en el mismo instante en que capturó esos momentos con mi cámara.
Posteriormente escribo las historias, tengo que indagar y profundizar más el contexto en el que se tomó aquella fotografía. Los relatos surgen de ese ejercicio, siempre lo mezcló con cualquier tema que tenga en mente en ese instante, situaciones personales, malos viajes, dudas existenciales, reclamos sociales, creencias, etc..
La etapa final del revelado mágico es la necesidad de visibilizar ese momento tal cual lo recuerdo, bocetar e ir creando poco a poco la imagen grabada en mi cabeza. En un inicio es complicado unir todas las piezas e ideas, pero en el proceso empieza a tomar un sentido, hasta que en el resultado final se manifiesta algo que siempre estuvo ahí, se le pone un título y lo comparto en Instagram, esperando conectar con todos aquellos que también se identifican o lo perciben de la misma manera.
¿Tienes algún elemento que siempre busques destacar en los revelados mágicos?
Ahora que lo pienso, creo que los ojos de los seres es lo que busco destacar más, me gusta que carezcan de expresividad, pero al mismo tiempo que resalten por su desproporción y color, siempre me da la sensación al contemplar la imagen final de que algo sigue oculto, que no se puede revelar, misterioso… y así está bien. Dentro de lo complicado de llegar a la Tierra, pero sobre todo a la Ciudad de México, ¿cuál es la mayor limitante que has encontrado en el área creativa?
De acuerdo a mi experiencia, una de las limitantes radica en que las profesiones afines a esta industria en México resultan de las peor pagadas en el país. Sueldos absurdos que han orillado a muchos talentos extraordinarios a abandonar su vocación para ir en busca de un empleo ajeno que esté mejor remunerado, como un intento por obtener una mejor calidad de vida.
La falta de espacios físicos y digitales enfocados en mostrar la capacidad de inventiva creativa en todas sus vertientes, abrir más el panorama, dejar a un lado el nepotismo e influyentismo de quienes tienen el control de los medios y las audiencias, para darle difusión y la oportunidad de destacar a todos aquellos que lo merecen de verdad.
Y qué es lo que más disfrutas de hacer: ¿arte, ilustración o fotografía?
Lo que más disfruto de realizar cada pieza, es que se llevan consigo una gran parte de mí. El proceso me hace encontrarme de diferentes maneras con lo que realmente soy, pero al final me gusta desprenderme de ellas como si soltaras un globo y lo vieras elevarse de poco en poco, completamente a la deriva, para después perderse en la inmensidad del cielo. Niño Zapote.
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