Somos un componente diminuto del gran cosmos, y todo lo que pasa en éste, lo hace de forma muy concreta, en nuestro día a día. No importa si estamos en casa, si caminamos por el bosque o paseamos por la calle, si nos desplazamos en coche o circulamos en bicicleta, si nos hallamos en el parque o en la oficina: los fenómenos astronómicos inciden en todas partes. La sombra que proyecta un árbol y el viento que mueve sus hojas nos indican cómo se mueve nuestro planeta. El polvo en el suelo nos habla de catástrofes colosales y las flores del prado y el trinar de los pájaros nos muestran las consecuencias de esas catástrofes. El panecillo del desayuno nos informa de su origen en el fuego infernal del interior de las estrellas. La noche oscura nos muestra el comienzo del universo y la clara luz del Sol, el futuro de la Tierra. Ningún lugar del mundo es ajeno a la astronomía. Ninguno.
Para explorarlo no hace falta ninguna nave espacial, sino solo dos ojos y dos piernas. Le invitamos a acompañarnos a un fascinante paseo astronómico por la vida cotidiana. Todo aquí muy, muy cerca.
Un cometa en la coctelera: Cómo influye la astronomía en nuestra vida cotidiana ha sido elegido como libro de ciencia del año en Alemania.