Lo único que le ha dejado es una carta repleta de recriminaciones y excusas sin mucho sentido y un perro pequeño, blanco y casi sin pelo al que todavía no han tenido tiempo de buscar un nombre en condiciones. Probablemente el perro más feo que Dan haya visto jamás.
Dan se ha convertido otra vez en un hombre soltero y un perro es la última cosa que quiere en su vida. Pero a veces los planes no funcionan como estaba previsto... y un amigo de cuatro patas puede ser exactamente lo que Dan necesita.