Miguel Ángel Martín es uno de los autores más importantes en el panorama nacional de la novela gráfica y el cómic. Nacido en León en 1960, ha sido frecuentemente laureado nacional e internacionalmente, llegando a recibir el premio The Yellow Kid (el mayor galardón del mundo del cómic) en el año 1999.
Sus obras, entre las que destacan Brian The Brain o Psycopathia Sexualis, tratan temas de todo tipo, pero habitualmente oscuros o controvertidos como la sexualidad o la violencia. Sin embargo, y a pesar de la mencionada crudeza de su imaginario, siempre permite encontrar cierto humor oculto, que le proporciona el remate final para la creación de un género propio y único dentro del mundo del cómic.
Maus de Spielgman, Campbell y Moore y su V de Vendetta, Moore y From Hell, Persépolis... ¿Se demanda actualmente en el cómic una revisión de hechos históricos desde los ojos del autor o siempre ha existido esta relación del formato con la revisión histórica?
El cómic tiene algo muy bueno actualmente y es que está abierto a todo. Desde la reinterpretación del pasado pasando hasta la experimentación actual... Y todo se beneficia de esta corriente que parece que mencionas, donde hay "pajas mentales" (dicho sin desprecio) tipo cómic conceptual y también autores más clásicos, como Alan Moore, que pese a que su estilo haya sido muy comentado, a mí me sigue pareciendo un autor clásico.
Y Europa y España se beneficia de corrientes como Japón, que intercambia influencias con el viejo continente y también con Estados Unidos. Cada vez está todo más interrelacionado. Y si en el seminario no está incluido el manga es porque haría falta uno solo para él.
Sobre esta división entre culturas en el cómic que cada vez existe menos: ¿Por qué antiguamente había una percepción en Europa del cómic como arte mientras que tal vez en Estados Unidos era mucho más industrial?
Me imagino que por las circunstancias históricas de Estados Unidos. Como sabes, EEUU es un país nuevo, un país de colonos, en el que parece que se alejan de cualquier tradición, mientras que aquí en Europa esto pesa mucho, para bien y para mal.
Hoy has mencionado en numerosas ocasiones tus visitas a diferentes festivales de dibujo en diferentes países. Pero por otro lado parece que el dibujante de cómics es una persona encerrada, que se queda en casa. ¿Donde entra la voluntad propia del artista y la obligación de viajar para darse a conocer?
En mi caso, y sin ser un aventurero, siempre me ha encantado viajar a todas partes. En el mundo del cómic es necesario para crearse un nombre, para dejarse ver. Y a la vez, cuando se consigue esto, se produce el efecto inverso: una vez que adquieres fama internacional te invitan a los certámenes y has de acudir; como me ha pasado a mí en Italia, por ejemplo. No acudes obligado ni mucho menos, gracias a esto yo he viajado a Grecia o a muchos otros sitios y de la misma forma te encuentras en lugares y en momentos en los que suceden muchas cosas y muy interesantes, como todo lo que está intentando poner en marcha David Lloyd dentro del cómic digital, por ejemplo.
Y ves y conoces casos de países con distintos mercados de cómic, como Portugal donde siempre me encuentro muy a gusto. Puede que haya menos público, pero es un público culto y con potencial del de nuestro país vecino. Y en ciertos círculos incluso su realidad de país pobre ha hecho que se hable un buen nivel de inglés.
¿Hasta que punto te interesa la crítica social en tu obra y hasta que punto el dibujo y lo artístico? ¿Cómo combinas esos dos conceptos en tu obra?
Para mí todo parte de lo mismo. Realmente mi forma de trabajar es muy intuitiva, nunca estoy pensando en hacer el dibujo primero o el contenido después, sino que la idea está en la cabeza y sale todo a la vez. Es algo casi intuitivo.
Por otro lado, la evolución que he tenido personalmente como dibujante va paralela a la que he tenido como persona. Es decir, yo nunca he calculado nada. Voy haciendo las cosas a medida que creo que tengo que hacerlas porque se me ocurren en ese momento.
Por poner un caso concreto: La colaboración en Raza (coincidiendo con el 70º aniversario del largometraje franquista, Editores de Tebeos presentó la secuela de Raza en formato cómic) te llega a ti personalmente, te atrae desde fuera por los autores y decides colaborar...?
No, simplemente el guionista es muy amigo mío (Hernán Migoya) y el proyecto me hacía gracia. Fue una situación más bien de preguntarse a uno mismo ¿Por qué no? y hacerlo.
Volviendo al cómic como reflejo de la sociedad y de la historia. ¿Cuánto crees que le debe el cómic actual a los inicios a los que te has referido en el seminario, en los que el cómic estaba asociado al periódico y por tanto tenía que ser mínimamente actual y estar asociado a las noticias diarias?
Pues como bien has mencionado, es el origen de todo esto. El cómic actual le debe a la viñeta en el periódico toda su existencia, sin periódicos no habría existido. Por lo menos en Estados Unidos y en Europa, desconozco si en Japón y en Asia la vinculación es la misma. Estados Unidos y Europa crean esa cultura donde el cómic se introduce en los periódicos o en las revistas de actualidad... la base del cómic es sin duda la prensa y este legado es inabarcable.
Portada de Brian The Brain, de Miguel Ángel Martín
Hay un caso curioso en tu biografía, ciertos ejemplares de tu obra por los que fuiste censurado en Italia (Psychopathia Sexualis fue secuestrada). Es curioso como en el mismo país recientemente se ha publicado una obra llamada "Cásate y se sumisa" donde el mensaje no ha recibido ningún tipo de censura institucional, pese a ser bastante polémico. ¿Crees que ha cambiado la censura, que ha pasado a ser algo mediático donde la censura otorga publicidad en vez de algo político, donde la censura es algo que encierra penas legales?
La censura es un tema complejo, yo siempre suelo decir de broma que esta me viene incluso bien (risas). La censura se debe distinguir más bien entre política y estética. La de mi obra era claramente estética, no era algo ideológico.
Por otro lado, encontrar alusiones a determinada ideología en una obra es algo tan fácil como querer encontrarlas. Son un caso de conflicto conceptual o ideológico las obras del Marqués de Sade, donde hay una crítica salvaje al clero, a la monarquía, a la banca...
En cualquier caso yo estoy a favor de que se publique todo, y que luego cada uno lea lo que quiera leer. A mí no me parece bien que se prohíba leer el Mein Campde Hitler ni nada, el lector debería decidir por si solo. Luego si estoy, por supuesto, a favor de que se critique lo que se lee y se publica.
Personalmente en el ámbito estético no me escandaliza nada. La pregunta es ¿Vale todo? pues hombre, yo admito que me escribas El asesinato como una de las bellas artes como Thomas D.Quincy, pero luego no defiendo el propio asesinato, lógicamente.
Hiciste una referencia, hablando de los límites en tu seminario, al sadomasoquismo blando del cómic de Valentina de Guido Crepax. Me resultó curiosa el término de este género. Desde fuera parece que el cómic ya es por sí un pequeño gueto, y que las reivindicaciones que surgen desde el interior son excesivas, cada autor pelea por que se considere lo suyo.
Yo creo que es bueno que haya de todo, que haya múltiples etiquetas. El que haya esta multiplicidad permite discutir sobre ellas y esto es parte del género del entretenimiento. No debería importar si a algo se le llama novela gráfica o cómic mientras, eso sí, la gente lo lea.
Bienvenidos sean los debates (risas).
¿Cómo te han etiquetado a ti, Miguel Ángel, o cómo te han encasillado?
Siempre, a través de la censura que antes mencionabas y todo lo que dio de hablar, me han encasillado con el tema de la violencia. Luego mi trabajo no es fácilmente clasificable... aunque creo que el autor es, en general, la persona menos indicada para hablar de su obra.
Pero si tuviese que decir algo de mis cómics, es que tienen una forma y un aspecto completamente distintos al resto, a lo que veo, son muy personales. Me acuerdo una vez que participé en un proyecto de Canal+, en el que diferentes dibujantes creábamos un corto para un ciclo de cine. Cuando todos ellos presentaban su obra hablaban de su género y cuando llegó mi turno, la respuesta a la pregunta del género fue "es género Martín" (risas).
Tal vez esta proliferación de géneros, donde cada autor es casi uno en sí mismo, provoca un rechazo hacia el lector. Tal vez esta complicación lo distancie, le haga creer que no entiende y aquí resida el éxito del superhéroe, en su simpleza.
Ojo, el superhéroe no es para nada despreciable frente a otros. Yo leía superhéroes de pequeño, ahora de mayor no me interesan, pero como género en absoluto es despreciable. Es más, yo creo que detrás de Jack Kirby y su obra hay un dibujante brillante, es el que inventa mucho del comienzo del superhéroe, junto a otro grande como Stan Lee.
El superhéroe solo es un paso natural en la literatura, como el caballero lo fue en su momento. Va cambiando, y está claro que Spiderman no es Ulises, no es Amadís de Gaula... pero es el caballero "de ahora". De hecho, ¿cómo llaman a Batman? "El Caballero Oscuro" ¿no? Seguimos haciendo libros de caballería.
Ya no se inventa nada nuevo.
No, se reinventa, se adapta a los tiempos que corren... Pero hay que tener gracia y saber hacerlo. Stan Lee lo hizo muy bien, simplemente actualizando a los caballeros que mencionaba antes.
Existe una anécdota de un cómico...
Me declaro fan absoluto, antes de que sigas, de Little Britain y su Fly with me. (risas)
(risas) ¿Y a nivel de cómico, de Stand Up, alguno más?
Los clásicos, como los Phyton, luego Sacha Baron Cohen me gusta mucho... pero vaya, ojala fuese más experto en el tema. ¡Pero sigue, que te he interrumpido! (risas)
Hablaba de un cómico que durante la segunda guerra mundial trabajaba en Berlín, y una vez terminada la guerra le preguntaron que si pensaba que había conseguido resistirse al régimen con sus bromas y este respondió irónico "si, claro, les matamos de risa". ¿Crees que al cómic le pasa algo similar? ¿Se queda en ser solo un reflejo de la sociedad humana, o verdaderamente cambia algo?
Yo creo que la naturaleza humana no se cambia, no ha cambiado desde que el hombre es hombre. Lo que ha cambiado son las circunstancias que nos rodean gracias a la sensación de riqueza y a la tecnología. Pero nosotros seguimos siendo los mismos. Fíjate cuando hay una situación de necesidad como la que estamos viviendo, predomina la garra y el instinto de la supervivencia. No es una cuestión de que el mundo sea mejor ni peor, no es algo "del mundo", es nuestro. Y eso no se cambia, puedes menguarlo por las circunstancias externas pero poco más.
Y el humor o el arte no cambia al ser humano. Eso que dicen de que el arte hace un mundo mejor para mí es falso. Además el arte para mí es una exhibición de narcisismo fantástica, que trae cultura, entretenimiento y muchas otras formas de ver las cosas, pero no hace un mundo mejor. Una película o un buen cómic no hacen un mundo mejor. Porque además ¿Qué es un buen cómic, qué es una buena película?
Se me ocurre mencionar la identificación del colectivo Anonymous con la novela gráfica V de Vendetta.
Es algo puramente fortuito, no estaba pensado por Alan Moore. Es más, David Lloyd hace unos años, en cierto festival donde la gente acudía pidiendo autógrafos y algunos llevaban las famosas máscaras y se pronunció sobre el tema, decía que V de Vendetta no es ideológico. No es ni de izquierdas ni de derechas, no va de eso. Lo único que hay es una lucha contra el poder, contra el abuso del poder y el totalitarismo. Pero Lloyd mantenía que no existía vínculo ni intención ideológica. Y confieso que ni he visto la película ni leído el libro, pero intento reformular lo que dijo Lloyd.
Por ejemplo, Psychopathia Sexualis una de mis obras, que antes mencionabas que fue secuestrada en Italia. Había quién decía que era una apología de la violencia y otros lo contrario, que era un crítica hacia la misma. ¿Y si me preguntas a mí como autor? Pues se trata de un cómic de humor. Pero la gente lo interpreta como quiere.
Y en realidad, ¡qué bien que se interprete desde distintos puntos de vista un cómic o un tebeo! ¿Por qué no? La gente está aportando su forma de ver la vida, proyecta sus fantasías y sus miedos en ciertas obras y es bueno abrirse a estas opiniones para no ver solamente lo que queremos ver, esa imagen preconcebida que tenemos todos en la cabeza.
Obras literarias hoy en día magnas como El Quijote era en su momento obras de humor, menores, pero solo se le reivindica como la obra que es desde cientos de años después de la muerte de su creador. ¿Cómo se va a leer un tebeo mío dentro de cien años? No lo se. ¿Se leerá? ¡Igual no! (risas)
Acabando la entrevista, Miguel Ángel Martín me cuenta como uno de los mejores cumplidos que ha recibido a lo largo de su carrera fue en Nápoles, en un festival del cómic. Allí, un joven con una enorme cantidad de libros para firmar le dijo "gracias por darme qué pensar sin decirme lo que tengo que hacer". Puede ser que esta sea la característica más importante de este genial autor: puede que, al igual que otros como Terry Gilliam, su intención creativa sea que nos planteemos preguntas, que busquemos nuestras propias ideas. Puede que sea alguien que desde la lejanía, piensa en sus lectores y cuida de nosotros.