Si pusiéramos sobre un mapamundi los tópicos que afectan a cada país precisaríamos de una gran superficie para contenerlos todos, pero sí queremos profundizar a regiones o ciudades cada vez nos sería más imposible, si no, pensad vosotros mismos cuantos tópicos conocéis de las zonas cercanas a vuestra casa, luego a vuestra comunidad y después incluso, por países.
Que una zona geográfica tenga una determinada costumbre o tradición que marque diferencia con el resto, no es para nada malo, el problema está cuando convertimos los tópicos en armas arrojadizas o incluso llegamos a estigmatizar.Quizá por esto último, y aunque sabemos que “están ahí”, los miembros de este equipo intentamos no hacer, en exceso, uso de ellos.
Tanto en la televisión, como en el cine (ahí tenemos “Ocho apellidos vascos”) el tema de los tópicos se ha explotado hasta el infinito y más allá. Con todo, no nos engañemos, los tópicos bien usados son un recurso cómico más que efectivo. Quizá por eso, cuando la gente de la plataforma de streming Netflix se planteó la serie “Emily in Paris”, pensó que sería todo un acierto comercial.
Sí, hoy en este pequeño rincón os queremos hablar de la última, por el momento, apuesta de Netflix este 2020, “Emily in Paris”.
“Emily in Paris” empieza desplazándonos a Chicago (Estados Unidos) donde nos encontramos con Emily (a quien da vida Lili Collins), una joven veinteañera que trabaja en una importante empresa de publicidad y márquetin online. Su empresa acaba de adquirir a otra empresa de publicidad francesa y para empezar a marcar la pauta de la misma, deciden enviar a París a la jefa de Emily, pero una indisposición de esta, le brinda la oportunidad a Emily de ocupar su puesto, instalándose en la capital de Francia.
Paris, una ciudad de postal, recibe a la americana recién llegada quien, al poco de pisar las primeras calles se crea una cuenta de Instagram, aunque lo más importante es que también se crea las primeras enemistades.
Emily se instala en un piso de un viejo edificio de apartamentos donde después de confundirse de piso conoce a Gabriel (Lucas Bravo), su vecino y primer amigo en la ciudad. Después de hacerse el primer selfie para darse a conocer va a Savoir, la empresa de publicidad del grupo de la suya donde Emily trabajará los próximos meses.
La llegada de la chica a la oficina no puede ser más fría y desconcertante ya que, una de sus compañeras se levanta de la reunión donde se presenta y se va, dos más, hacen cuchicheos en voz baja y le ponen motes y su jefa, le muestra sin miramientos su rechazo, y todo, porque Emily no habla ni un ápice de francés.
Sin francés y, para colmo de Emily, con una carrera centrada en la farmacia y la geriatría cuando Savoir se dedica, casi exclusivamente, a marcas de moda hace que, su objetivo de “enseñarles a mejorar su alcance en redes sociales” y modernizarse sea tomado como un insulto por parte del personal de Savoir.
Emily y sus modelitos tomando un vino
Poco a poco, y en base a pequeños éxitos, mucha suerte y a saber sacar provecho de estar en el sitio equivocado en el momento oportuno, Emily va metiéndose en la cartera de varios clientes importantes de Savoir mientras su cuenta de seguidores en Instagram crece rápidamente.
Aunque claro, no todo es trabajo en la vida de Emily, también encuentra en París una buena amistad con Mindy (una asiática de familia bien que trabaja de canguro) y, sobre todo, con Gabriel con quien respira magia cada vez que se encuentran (aunque descubra, un momento determinado, que tiene novia).
Y como ya os podéis imaginar, hasta aquí lo que os contaremos del argumento de “Emily in Paris”.
No os vamos a engañar, lo mejor que tiene “Emily in Paris”, es su fotografía ya que, cuando la acción transcurre fuera de la oficina, parece una auténtica postal de París, con su Torre Eiffel, su Quartier Latin, Le Sacre Couer, el Sena, los Jardines de Luxemburgo, etc. A parte de esto, pues, únicamente entretenimiento con una idea buena de fondo y una trama realmente ligera para unos capítulos de unos 30 minutos cada uno que se devoran realmente rápido.
Con todo, técnica y argumentalmente “Emily in Paris” es una serie realmente con muchísimas más sombras que luces ya que, abusa en excesos de los clichés y es que no cesa, ni un solo segundo de remarcarnos lo soberbios, anticuados, mandones, bordes, machistas (y la vez ligones) que son todos los franceses (¡ojo! Los franceses, no los parisinos) mientras la buena es la pobre Emily que tiene que soportarlos. Todo esto sin dejar de mencionar que:
- Nadie, salvo Emily, se convierte en influencer de la noche a la mañana con 4 fotos.
- Emily, con poco más de 20 años cruza el charco, sin conocer el idioma ni tener experiencia para enseñar a expertos. Perdonad que dudemos
- Emily llega a París con una maleta y lo puesto, pero el primer día ya viste trajes de gala de primerísimas marcas de alta costura, con sus bolsos, etc. ¿de dónde los saca?
- ¿Por qué la protagonista no aprende francés en toda la primera temporada, mientras en Savoir casi todos son bilingües?
Interpretativamente, pues nos quedamos con el trabajo de Lili Collins quien, pese a tener un personaje lleno de vaguedades, sí nos ha convencido dando vida a Emily, el resto, simplemente son buenos secundarios que ayudan cada uno, en los momentos de comedia y de drama que, se van sucediendo para hacer más o menos amena la serie.
Por todo lo que os hemos contado y aunque la serie es entretenida (podríamos llamarla, un pequeño placer culpable), nuestra nota final para “Emily in Paris” es de un 4 sobre 10.
Título original: “Emily in Paris” – USA - 2020
Dirigida por: Darren Star, Andrew Fleming
Año de creación: 2020
Año de finalización: 2020 (primera temporada)
Duración: 10 capítulos (de unos 30 minutos cada uno)
Género: Comedia