Tras nuestro último viaje, que nos llevó a uno de los palacios más impresionantes de Alemania, obra del rey Ludwig II, hoy nos adentramos algo más al este, donde llegaremos hasta Austria. Concretamente hoy visitaremos una de las ciudades alpinas situadas en la zona oeste de este bello país: Innsbruck. Probablemente a muchos os sonará esta bonita ciudad por albergar algunas impresionantes pistas de esquí y por haber sido sede olímpica en varias ocasiones (acogió los juegos olímpicos de invierno en 1964 y 1976, y los paralímpicos de 1984 y 1988). ¡Vamos allá!
Innsbruck visto desde el mirador de Hungerburg, en la Nordkette.
Llegada y ubicación
Innsbruck es una ciudad de las más importantes de Austria, situada en medio de los Alpes y bañada por el río Inn, que le otorga el nombre. Su óptima ubicación le ha permitido desarrollarse como un lugar de intercambio y paso, por lo que desde hace varios siglos su crecimiento ha sido próspero. En este lugar rodeado de montañas al norte y al sur podremos practicar todo tipo de deportes de invierno, así como visitar una bonita ciudad histórica, que acogía la residencia de la familia Habsburgo, los reyes de Austria que habitualmente vivían en Viena, especialmente el emperador Maximilano I.
Centro de Innsbruck, con los Alpes al fondo.
A la ciudad se puede acceder fácilmente tanto en tren como con coche/autobús, y es un buen punto de paso si nos encontramos en Munich o en general en la región de Baviera. En los alrededores de la estación de tren (Hauptbahnhof) encontraremos el centro de la ciudad a pie en unos 10 minutos, así como el centro comercial de Sillpark, donde además de las pertinentes compras podremos aparcar nuestro vehículo a un precio "razonable".
Centro comercial de Sillpark, Innsbruck
El centro de la ciudad
La historia de esta bella localidad austriaca es amplia, y debido a su importancia ha contado con diversos acontecimientos relevantes. Visitando su centro histórico, podremos contemplar diversos monumentos y edificaciones interesantes, siempre rodeados por las hermosas montañas alpinas. Caminando desde la estación de tren por la calle de los museos, observaremos el Ferdinandeum, o museo nacional del Tirol.
Ferdinandeum, con el Museo nacional del Tirol en su interior.
Un poco más adelante, nos hallaremos en el centro de Innsbruck, encontrando perpendicularmente Maria-TheresienStraße, la calle principal de la ciudad junto a la de Herzog-Friedrich, calle peatonal que se encuentra a continuación de ésta. A su alrededor podremos realizar todo tipo de actividades: compras de todo tipo, disfrutar de una buena comida o visitar algunas de las principales atracciones de la ciudad.
Caminado hacia la cara sur en esta misma calle encontraremos la columna de Santa Ana, que representa la liberación del Tirol producida en 1703 con la expulsión de las tropas bávaras. Tras un breve paseo por estas mismas calles podremos contemplar algunos otros de los más importantes monumentos de Innsbruck, como diversas iglesias o el Arco del Triunfo, mandado construir por Maria Theresia (que da nombre a esta calle) para celebrar la boda de su hijo Leopoldo con la princesa española Maria Ludovica. Curiosamente, el padre de Maria Theresia falleció durante la celebración de la boda, lo cual lo convierte en un monumento que conmemora alegría y tristeza.
Imponente columna Santa Ana.
Hacia el otro lado de esta calle encontraremos el punto neurálgico de Innsbruck, puesto que en él se encuentran sus dos monumentos más representativos: el Tejadillo dorado (Goldenes Dachln) y el Palacio Imperial (Hofburg).
Arco del Triunfo, Innsbruck.
El Tejadillo Dorado
Sin duda el elemento más representativo de la ciudad. En medio del barrio gótico, perfectamente conservado, se encuentra este bonito edificio que fue símbolo alpino durante siglos, siendo su tejado de tejas de cobre, doradas a fuego, su símbolo más conocido.
Detalle del Tejadillo de oro o Goldene Dachln...
... y su vista desde la calle de Herzog-Friedrich
El palacio real
Caminando por este mismo barrio, a pocos metros, se alza el palacio real (Hofburg en alemán), sede de emperedores austriacos y reyes tiroleses. A su inicial propósito de fortaleza, se produjeron diveras ampliaciones por parte especialmente del emperador Maximiliano I, artífice de las bonitas salas que se encuentran en su interior, y que pueden ser visitadas también en la actualidad.
Hofburg o Palacio Real de Innsbruck. Al fondo, la iglesia Hofkirche.
En los alrededores del mismo se encuentran otros sitios de interés, como el Volkskunstmuseum (museo de arte del pueblo), la iglesia de Hofkirche o el teatro Landestheater (teatro regional) y los jardines del palacio.
Pegado al palacio se halla uno de los monumentos más impresionantes de la ciudad, la catedral de Santiago (St. Jakob Dom). Asentada sobre una antigua iglesia gótica de más de 800 años de antigüedad, la catedral fue construida a principios del siglo XVIII. Sobre el resto del bonito templo destaca su imponente fachada con dos torres de gran belleza.
Imponente vista de la catedral de Santiago
En el paseo por el casco históricos podremos además apreciar otros edificios e iglesias de gran belleza, así como otro de los símbolos de Innsbruck: su universidad, cuyas facultades encontraremos en el mismo centro.Innsbruck: ciudad alpina
Como ya comentamos anteriormente, Innsbruck es sobre todo conocida por su relación con las montañas que la rodean tanto al sur como al norte. Es por ello que se trata de un lugar ideal para realizar deportes de invierno, senderismo, rutas cicloturistas etc.
Acceso a la estación de funicular y teleférico hacia la Nordkette.
Nordkette: funicular y teleférico
A poca distancia del palacio imperial se encuentra la estación desde la que sale el funicular, que nos permitirá ascender desde la ciudad hasta diversos puntos de esta cadena montañosa, tales como el Alpenzoo (un zoo que se encuentra a unos 750m de altura) o el Hungerburg, a más de 800m de altura y donde encontraremos un mirador con extraordinarias vistas.
Vista durante la subida del funicular.
Además, desde aquí podremos realizar un transbordo, cambiando el funicular por el teleférico, a través del cual podremos ascender hasta las zonas más altas de estas montañas, a más de 2000m de altura. Para los amantes del senderismo, existen numerosas rutas posibles para realizar a pie que parten de esta zona, así como diversos refugios donde poder descansar o pasar la noche.
Magníficas vistas desde el mirador de Hungerburg, a unos 800m de altura.
Esquí y Tirol Panorama
Justo en la cadena montañosa opuesta, al sur, encontramos algunas de las edificaciones más importantes de cara a la práctica del esquí: el Tirol Panorama y Bergiselstadion, impresionante estadio donde se realizan los espectaculares saltos de esquí.
Vista aérea del Tirol Panorama.
Y así nos despedimos por hoy, dejando atrás esta maravillosa ciudad que hará las delicias de los amantes de la montaña, la historia y/o los deportes de invierno. Y vosotros, ¿ya conocíais Innsbruck? ¿Os gustaría visitarla? ¡Hasta el próximo viaje!
El viajero