Tanto como la obra de hoy como el personaje que representa el centro de la misma está estrechamente ligado a Justiniano y su cortejo. El personaje que hoy nos ocupa es Teodora, la emperatriz y por tanto esposa del emperador Justiniano.
Imagen de Teodora
Teodora nació en el año 500 d. C., y sin saber a ciencia cierta donde nació, las especulaciones sobre su vida anterior a conocer al emperador Justiniano son tan turbias como su lugar de nacimiento. Se habla desde prostituta, hasta actriz (un trabajo que en aquella época estaba ligado también a la prostitución). Sea como sea, Teodora fraguó una gran amistad con Antonina, la esposa del general Belisario (mano derecha de Justiniano), y a partir de entonces fue poco a poco introduciéndose en el círculo de Justiniano.
Tras varios años y viajes, Teodora se estableció en Constantinopla como hilandera, oficio que desempeñó con extrovertida gracia. Allí Justiniano fue quedando prendado de ella, pero el enlace que quisiera el emperador no podía ser debido a una ley que prohibía el matrimonio entre actores y actrices con miembros gubernamentales. A la muerte de Eufemia, la esposa del emperador Justino I (tío a su vez de Justiniano), éste decidió abolir dicha ley y apoyó el enlace entre Justiniano y Teodora.
La emperatriz murió joven (548 d. C.), a la edad de 48 años, y por lo que se sabe fue de cáncer de mama. Se conoce que Justiniano lloró amarga y desconsoladamente durante su funeral. Fue enterrada en la iglesia de los Santos Apóstoles, hoy desaparecida.
Por tanto, Teodora no llegó a contemplar su propio mosaico, que fue terminado poco después. La obra guarda gran similitud con el mosaico de su cónyuge, compartiendo numerosas características. Está situada en el presbiterio, concretamente el muro frente al Cortejo de Justiniano.
Al igual que su marido, Teodora también es santa en la iglesia ortodoxa, siendo el 14 de Noviembre su día señalado.
EL MOSAICO: CORTEJO DE TEODORA
Mosaico de el cortejo de Teodora
Cómo ya sabremos, se trata de un mosaico, y está situado en el presbiterio de la iglesia de San Vital de Rávena (Italia), frente al cortejo de Justiniano.
PRESENTACIÓN DE LA OBRA
Al igual que en cortejo de Justiniano, en la imagen la emperatriz aparece en el centro de la imagen completamente engalanada, con túnica púrpura (símbolo de la realeza), joyas y una corona
decorada excesivamente, es rematada por una aureola, al igual que su esposo. Se nos presenta en actitud oferente, portando un cáliz, en dirección al ábside donde se encuentra Cristo. A la derecha (su izquierda) podemos ver a dos
mujeres con trajes similares, estas dos son la mujer de Belisario (Antonia) y su hija (Juana). Y junto a ellas varias mujeres con ropajes no tan elegantes, estas son las doncellas.
Teodora ofreciendo el cáliz
Mientras que a la izquierda (derecha de Teodora) nos encontramos con varios miembros de la corte (se cree que son eunucos), con túnicas y un pequeño manto de color púrpura indicando que pertenecen a la corte. Uno de ellos nos abre una cortina dejando a la vista una pequeña fuente tras una puerta, sobre un pedestal grecolatino. La cercanía de los personajes a la emperador denota la relación más o menos importante con ésta (al igual que sucede con el emperador Justiniano).
A diferencia del fondo dorado, en esta imagen vemos un fondo arquitectónico, que centra la atención sobre la emperatriz Teodora, al tener sobre ella una cúpula venérea. La imagen también está enmarcada en una cenefa
ricamente decorada, y flanqueada por dos columnas de capiteles
corintios.
A diferencia que el cortejo de Justiniano, en este no se aprecia un nivel de detallismo tan elevado a excepción de la emperatriz, representada cuidadosamente. La minuciosidad y el trato de las teselas para crear el tocado de la emperatriz están muy conseguido, habiendo combinado el autor la posición de las teselas.
CARACTERÍSTICAS DE LA OBRA
La similitud de la obra con el mosaico de Justiniano es importante, aunque ciertos detalles nos dan pistas que nos hacen pensar que no son del mismo autor. Nos encontramos con varias figuras hieráticas, con la mirada fija, perdida en el tiempo, y sin expresión. Como hemos dicho, destaca sobre todas el realismo de la emperatriz, que se encuentra justo en el centro de la imagen, dando lugar al eje simétrico que rige el mosaico, una simetría que también se da en el cortejo de Justiniano.
Antonio, esposa del general Belisario
Las figuras son representadas rígidas y de cara, (frontalismo), y como ocurre en el otro mosaico, se cumple la característica de la isocefálea (las cabezas de los personajes están al mismo nivel).
Destaca la riqueza de los ropajes, sobre todo en el de la emperatriz, representado con todo lujo de detalles y que junto con la corona indican que es la emperatriz el centro de la imagen y la que está por encima de todos, por tanto hay una clara jerarquización de los personajes. Además, la aureola nos indica el poder divino de la emperatriz, el cuál comparte con su esposo.
La imagen está un tanto sobrecargada, con apenas espacio para otros elementos, dándose así el horror vacui. Aunque podemos decir que la ausencia de perspectiva y profundidad es clara, no es del todo correcto. En esta imagen destaca, además de Teodora, el miembro de la corte que abre la cortina que nos deja ver la fuente. Aquí el autor ha intentado claramente crear un efecto de profundidad situando la fuente en una sala contigua como si pudiésemos mirar hacia adentro, aunque no con mucho acierto, pero es muy interesante esta característica ya en un periodo tan marcado y delimitado artísticamente como es el bizantino. Para ello, el autor se ha valido de dos puntos de vista, uno en la fuente que nos muestra el contenido (como ya hacían los egipcios) y otro en el fuste.
A nivel general, percibimos que las figuras en sí forman un bloque compacto que se rige por las líneas verticales, influencia claramente oriental, recordándonos al arte egipcio.
INTERPRETACIÓN DE LA OBRA
La simbología es una característica típica del arte bizantino, y tanto en este como en el cortejo de Justiniano es muy notoria. En esta obra no hay tanta variedad de clase social, ya que casi todos los miembros son de la corte, por esto la riqueza de los ropajes en los personajes.
La fuente que nos recuerda a una pila bautismal
La mezcla de influencias de oriente y occidente es también palpable en esta obra, pero como ya hemos dicho antes, se cree que pudo ser un autor diferente el que realizara esta obra. El detallismo en los ropajes y el tocado de Teodora, el color más vivo e intenso, la implementación de un fondo arquitectónico a diferencia del dorado o la cúpula venérea sobre la cabeza de Teodora demuestra que pudo ser otro autor el que realizara la obra.
Una vez más, Teodora representa el poder terrenal (corona) y el poder espiritual (aureola), transmitiendo la idea del poder divino de los emperadores. Por otro lado, la representación de la fuente es una clara alegoría al bautismo, queriendo así mostrarnos el autor la fuente como si fuera "la fuente de la vida".
Destaca un detalle en la vestimenta de Teodora, donde a la altura de los pies podemos ver a tres figuras, que nos recuerdan a los tres reyes magos que aparecen representados en uno de los mosaicos de San Apolinar.
Al igual que en el cortejo de Justiniano, hay cierta similitud con los relieves procesionales del Ara Pacis de Augusto.
Esta obra la encontramos en el presbiterio de la iglesia de San Vital de Rávena, en el muro frente al mosaico de Justiniano.