Benjamin Franklin fue el primero que lo propuso, pero se empleó ampliamente por primera vez en 1916, durante la Primera Guerra Mundial para ahorrar carbón, y a pesar de las controversias, muchos países lo vienen empleando desde entonces.
Los pros y los contras
Algunas civilizaciones antiguas, como la egipcia, la romana y la mesopotámica, ajustaban los horarios al sol con mayor flexibilidad de lo que se hace actualmente. Normalmente dividían el tiempo de luz en doce horas de igual duración (horas temporarias), por lo que las horas de luz eran más largas durante el verano.
Durante la Primera Guerra Mundial se propuso el horario de verano para aliviar las durezas de la guerra en cuanto al ahorro de carbón y los apagones nocturnos para dificultar los bombardeos. Además, los intereses minoristas y de ciertos sectores de la manufactura pronto empezaron a ejercer presión para la aprobación del horario de verano.
Después de la contienda los agricultores seguían en desacuerdo con el horario de verano, y muchos países lo revocaron tras la guerra.
El horario de verano ha causado controversia desde que se aplicó por primera vez. Sus partidarios (minoristas, deportistas, turistas?) argumentan que es bueno para la salud y se incrementan las ventas al invitar el incremento de luz solar a salir a la calle. En cambio, los agricultores y la industria del entretenimiento siempre se han opuesto.
Ahorro económico
Además, los cambios de horario y el horario de verano, estiman los expertos, tienen un coste económico directo, pues conllevan trabajo extra para llevar a cabo reuniones y perjudican a los sistemas informáticos, muchos de los cuales son capaces de ajustar sus relojes automáticamente, pero se llegan a producir errores, sobre todo cuando las reglas del horario de verano cambian, con el consiguiente gasto.
Un horario de invierno (fuera del periodo vacacional) en el cual hubiera muchas horas sin luz solar por la mañana, trasladaría el gasto energético (y por tanto coste económico) a la industria y los demás sectores laborales, que es donde se encuentra gran parte la población por la mañana. Aun así, hay que tener en cuenta que el mundo empresarial a veces usa la iluminación permanente y con independencia de la luz exterior.
En este caso, en verano están menos tiempo encendidas que en invierno. Pero este ahorro no es debido precisamente al cambio de hora, sino a que durante el verano hay más horas de luz natural.
En cambio, el horario de invierno (en el cual el peso de las horas sin luz solar se apoya básicamente en la tarde; es decir, cuando la mayoría de la población sale del trabajo) traslada el gasto energético a la población.
Ahorro de energía
Se dice que mediante el horario de verano se ahorra energía eléctrica al reducirse la necesidad de iluminación artificial, pero las evidencias que lo apoyan son débiles, dado que el horario de verano puede estimular la aparición de picos de demanda, lo que incrementa los costes.
Sin embargo, no se han encontrado evidencias estadísticas significativas para apoyar la hipótesis del ahorro.
El Departamento de Transporte de Estados Unidos concluyó en 1975 que el horario de verano puede reducir el uso de la electricidad en un 1 por ciento durante marzo y abril, pero el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología revisó el estudio del Departamento de Transporte en 1975 y no halló indicios que apuntaran a un ahorro de energía significativo.
En 2000, cuando algunas partes de Australia empezaron a usar el horario de verano a finales del invierno, el consumo de electricidad no decreció, pero tanto el pico de consumo de energía de la mañana como los precios se incrementaron.
En España, un estudio realizado por el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) en el año 2011 encontró un ahorro del 5% en el consumo de energía eléctrica doméstica durante los meses con horario de verano.
Los expertos consideran que cuanto más cerca del Ecuador esté un país, menos justificado está el cambio de horario, puesto que la duración de los días es más semejante en invierno y en verano.
Por otra parte, los cambios de horario dificultan la percepción del tiempo y pueden causar problemas de sueño a las personas, así como trastocar reuniones, viajes, facturación de equipaje, el mantenimiento de registros, dispositivos médicos y el uso de maquinaria pesada.
La diversidad en su aplicación
Los cambios de hora se programan normalmente en una noche de fin de semana para atenuar los desbarajustes. Los cambios de una hora son lo más habitual, pero, por ejemplo, la isla de Lord Howe, de Australia, emplea cambios de media hora. También en el pasado se han empleado cambios de veinte minutos y de dos horas.
También difieren las estrategias de coordinación. En la Unión europea se cambia de hora a la vez (01:00), pero la Europa Oriental siempre estará una hora adelantada respecto a la hora central.
La mayor parte de Norteamérica cambia de hora a las 02:00, así que las zonas adyacentes no realizan el cambio simultáneamente.
Los distritos de Australia van más lejos y no siempre se ponen de acuerdo con las fechas de inicio y final del horario de verano.
Las fechas de inicio y final pueden diferir con la localización y el año., por lo que, señalan los expertos, la diferencia de tiempo entre el Reino Unido y Chile, por ejemplo, puede ser, por tanto, de tres, de cuatro o de cinco horas, dependiendo de la época del año.
En España, y otras zonas, se tiene la zona horaria cambiada y además se aplica el horario de verano, así que el efecto es el de tener horario de verano en invierno y una hora extra en verano.