Usando sus conocimientos, durante su gobierno construyó una zona de descanso en el cerro Tezcutzingo, donde gracias a un complejo sistema de acueductos, donde construyó el jardín botánico más antiguo de América Latina.
La zona, es conocida como Los Baños de Nezahualcoyotl, y es una de las zonas arqueológicas más importantes y menos conocidas en los alrededores de Ciudad de México.
Durante casi 500 años, y a pesar de estar casi en el olvido, la zona sobrevivió a la destrucción en la colonia y a la falta de vigilancia y el vandalismo.
Pero en 2020, un grupo de comuneros con maquinaria pesada destruyó el principal acueducto de la zona, que se ubicaba en un paraje llamado Caño Quebrado.
El daño, en la que se consideraba la obra hidráulica prehispánica mas importante que ha llegado a nuestros días, fue calificado como irreparable.
Aunque días después el director del INAH, Diego Prieto, se comprometió a restaurarlo y consolidar el resto de la obra para evitar su derrumbe.
Los hechos ocurrieron el 15 de julio, y actualmente se investiga a los responsables de la destrucción.
En total, 20 metros del acueducto desaparecieron, e incluso las piedras que lo formaron se retiraron de la zona, por lo que se cree fueron robados.
Luis Antonio Huitrón, delegado del INAH en el Estado de México dijo que hubo suerte de que solamente 20 de los 143 metros del acueducto fueran destruidos, pues el daño pudo ser incluso mayor.
Una vez que se dieron a conocer los hechos, el gobierno municipal clausuró las obras, que por supuesto no tenían permisos, y se interpuso una denuncia para dar con los responsables.
Aparentemente, la destrucción está relacionada con la construcción de casas irregulares, un grave problema en toda la Ciudad de México y sus alrededores, y que se viene dando hace tiempo en la zona de Tezcutzingo.
Cabe recordar que, pese a su importancia, la zona no se ha explorado por completo, y que la falta de vigilancia y el vandalismo también son amenazas para la obra.
Las invasiones ilegales también ponen en riesgo, entre otros, a las áreas naturales protegidas al sur y el norte de la capital mexicana, y son responsables de que el Parque Nacional del Cerro de la Estrella, haya perdido gran parte de su extensión.
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