Si aun no has decidido el destino de tus vacaciones, estás pensando en un viajecillo para un puente o en una escapada de fin de semana, la Costa Blanca puede ser el lugar
perfecto para esos días de descanso, ocio, aventuras y esparcimiento en general. En las siguientes líneas te ofrecemos algunas pistas para descubrir todo lo que la Costa Blanca puede ofrecerte, o redescubrirla, si ya has estado anteriormente.
Bañada por la costa del Mediterráneo, en la provincia de Alicante, la Costa Blanca abarca 244 kilómetros de limpias playas, recónditas calas y
acantilados.
Comprende algunas de las localidades turísticas españolas más conocidas (y reconocidas) que mencionaremos a continuación, y aunque uno de sus
principales reclamos es el turismo de sol y playa, aquí te ofreceremos otras alternativas, tal vez menos conocidas, pero no por ello menos interesantes.
Aquellos visitantes que lleguen por tren o por avión pueden viajar directamente a la estación de tren de Alciante o al aeropuerto del Altet de Alicante, capital de la provincia, situada prácticamente en el centro de la Costa Blanca. A unos 100 kilómetros de las localidades situadas más al norte de la provincia de Alicante, están también la estación de tren de Valencia y el aeropuerto de Valencia, capital de la provincia y comunidad autónoma homónimas y que tiene una conexión directa del AVE con Madrid. Desde cualquiera de estos puntos puedes llegar en autobús a cualquier destino de la Costa Blanca, aunque te recomendamos alquilar un choche para poder moverte libremente entre las distintas zonas turísticas de la provincia de Alicante.
Patrimonio cultural de la Costa Blanca.
Diseminadas por todas las localidades de la Costa Blanca podemos encontrar muestras representativas del patrimonio histórico-cultural de la región, en el que han dejado su huella las distintas culturas que han habitado la zona a lo largo de los siglos. Toda la línea de costa está plagada de castillos, fortificaciones y torres de vigilancia. Los castillos de Denia y Alicante son dos ejemplos destacados de estas edificaciones. La iglesia fortaleza de San Bartolomé de Jávea es otro ejemplo interesante de las distintas muestras arquitectónicas de la región.
Los centros históricos de los distintos núcleos urbanos, que en muchos casos han permanecido relativamente inalterados a lo largo de los años, son perfectos para pasear y contemplar distintos ejemplos de la arquitectura local. Podrás visitar diversas casas y edificios históricos, que en algunos casos se han transformado en museos, casas de cultura o edificios administrativos. También iglesias y ermitas de distintos tamaños y estilos arquitectónicos, entre los que podríamos destacar, solo por mencionar algunas, la iglesia de la Purísima Concepción de Benisa, conocida como la Catedral de la Marina, la basílica de Santa María en Elche o la iglesia Arciprestal de la Inmaculada Concepción de Torrevieja.
Espacios Naturales.
En la Costa Blanca también puedes disfrutar del turismo activo y del deporte de aventuras, tanto acuáticos en su multitud de playas y calas, como de interior,
recorriendo los distintos parques naturales, cómo el Parque Natural de Sierra Mariola, el Parque Natural del Montgó, el Parque Natural Font Rotja o el Parque Natural Las Salinas de Santa Pola.
Fiestas populares.
Existen multitud de fiestas populares en las distintas localidades de la Costa Blanca. Las más representativas, aunque no las únicas, son las de San Juan, que se celebra con diversos actos en los que el fuego y la pirotecnia ocupan un lugar muy especial. Podemos destacar las, “mascletàs”, “correfocs” y castillos de fuegos artificiales que preceden al acto final y más representativo de esta fiesta, la quema (o “cremà”) de “les fogueres”.
Los Moros y Cristianos que se celebran en distintos municipios, es otra importante fiesta muy destacada y en la que los distintos bandos desfilan con llamativos uniformes inspirados en la época y representan distintas batallas, desembarcos (en las localidades costeras) y enfrentamientos históricos.
Gastronomía.
Sin ninguna duda, los arroces y los productos del mar son las piedras angulares de la cultura gastronómica de la Marina Alta. El arroz a banda, el arroz con costra y el arroz del “senyoret” son los más característicos, que junto a la fideuá y a los pescados frescos del día que muchos restaurantes compran directamente en las lonjas de los puertos de pescadores, harán las delicias de los paladares más refinados.
Por último mencionar también los vinos de la zona, que en los últimos años han ganado en prestigio y reconocimiento, y como recomendación personal, la mistela, un vino dulce de postre de elaboración artesanal y con una gran tradición en la Costa Blanca.
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