La excursión la iniciamos, juntos en un autobús, con salida desde el Paseo de la Alameda, en Valencia. Nuestra primera parada fue en Camporrobles, un municipio situado en el límite entre Valencia y Castilla La Mancha. Allí pudimos conocer a su alcalde y un un gran equipo de profesionales de su localidad. Y con ellos conocimos y vimos como era el trabajo de campo y tras darnos unas directrices pudimos ponerlo en práctica y vendimiar. Además pudimos saborear las variedades de uva que se cultivan para la produccion del vino. Una experiencia 5 sentidos única para nosotros.
Nuestros estómagos comenzaron a rugir y ya tocaba recobrar fuerzas, que lo de vendimiar cansa un poco. Para ello nos dirigimos al Molón, que es un parque temático arqueológico. Donde además de poder ver a escasos minutos, unos restos arqueológicos con unas impresionantes vistas panorámicas. Dispone de una zona recreativa, en la que pudimos disfrutar de un almuerzo campero, con una cata de diliciosos vinos y donde además degustamos los bollos típicos de Requena con longaniza y jamón serrano con su jugoso y crujiente tocino ¡para chuparse los dedos!
Al acabar el delicioso almuerzo, nos dividimos en dos grupos, uno más aventurero acompañado de un arqueólogo realizó la expedición arqueológica hasta la cima de la montaña tras la que nos encontrábamos y disfrutaron de una experiencia muy chula y unas vistas espectaculares. El segundo grupo, en el que nos encontramos, nos decidimos por la visita al museo del vino situado en una antigua bodega de vino, ubicada junto a la estación de tren en Utiel. Allí descubrimos parte de la historia de la elaboración del vino, así como su almacenaje y distribución. Además pusimos a prueba nuestros olfatos con un divertido juego con más de 22 olores diferentes de matices del vino los cuales a continuación pusimos en práctica en una divertida y educativa cata de vinos. En concreto fue uno rosado del que llegamos a apreciar detalles como la trasparencia, el olor a Rosa y a plátano ¡curioso!
Detalle del techo de uno de los depósitos de vino hecho con sobrantes de series de azulejos de Manises.
Y tras disfrutar, los dos grupos, de sendos eventos, nos volvimos a juntar y disfrutamos de una espectacular y deliciosa comida en Garzarán, un espectacular restaurante con un precioso patio interior, en el que nos reunimos, con una decoración muy chula y un interior el cual tiene una antigua bodega.
Ya con los estómagos llenos y tras disfrutar de una divertida comida rodeada de amigos, nos dirigimos a nuestra última parada turística, Las cuevas de la Vila en Requena. Una Cuevas, antiguas bodegas de las casas que habían en la actual plaza, que ahora forman parte de un museo en el que disfrutamos de una excursión guiada bajo tierra, a la misma temperatura que se suele servir el vino tinto.
Y ya para acabar el día, volvimos a casa con muchas anécdotas que contar, experiencias vividas, un sinfín de cosas aprendidas, lugares encantadores descubiertos y para contar, una gastronomía disfrutada, unos caldos exquisitos y un montón de amigos reencontrados y muchas más hechos gracias a Igers Valencia y la DO Utiel-Requena.