Cambio de planes, y sin querer dimos un giro de noventa grados y los planes para niños se convirtieron de repente en planes para adultos, pero de vez en cuando algo hacíamos para entretener a las pequeñas. Está claro que no nos íbamos a ir de allí sin antes coger un racimito de uvas.
Aún con el mal tiempo, pudimos acercarnos a ver las uvas que tantas ganas tenían de ser arrancadas de sus pequeñas ramas, también nos dirigimos al lugar donde estaban los tinos, ansiosos de que llegaran los niños para subir y pisar las uvas y así poder catar el mosto. Como ves, improvisamos un poco, y nos pudimos hacer una pequeña idea de lo que hubiera sido vendimiar en familia.
Antes de marcharnos de las bodegas, nos ofrecieron una pequeña cata de vinos de la casa, y por cada botella que abrían nos sacaban para picar, ¿qué tal una tortilla, queso, y choripan? y como nó, las pequeñas acabaron catanto un sabroso mosto, no tan bueno como el que hubieran sacado ellas pisando las uvas con sus pequeños pies, pero tampoco estaba nada mal, así que "chin chin".
Las ganas de seguir pasando el día por los alrededores hicieron que nos acercáramos a visitar con los niños el pequeño y bonito pueblo de Laguardia
y a cotillear de lejos el precioso hotel Marqués de Riscal, algo increíblemente bonito y que destaca en el lugar entre tanta zona rural y verde. Este casi museo entre rosa y platino nos dejo con la boca abierta. Por cierto ¿no te recuerda a algo?
Al final no pudimos vendimiar con las pequeñas pero igualmente disfrutamos de un día en familia por estas tierras de colores entre rojos, marrones y verdes, colores de este otoño en Rioja Alavesa, un lugar donde es protagonista el vino para los adultos y mosto para los pequeños. ¡Tú eliges!