Promesas. Sustantivo empleado para hablar de alguien que tiene la voluntad de dar o hacer algo por otra persona. Muy a menudo se tendría que emplear esta palabra seguida por otra, que tiene la peculiaridad de ser el participio de un verbo: incumplir. Promesas incumplidas. Hay muchas. Demasiadas. Cuando lo mejor sería que haya pocas.
Promesas incumplidas. Palabras lanzadas al aire y que nunca llegan a su destino. Palabras que se pierden en la nada o que naufragan no se sabe dónde.
Está bien prometer. No obstante, ¿por qué a la gente le da por prometer cosas que no saben si se van a cumplir o no? ¿Por qué no sólo prometer lo que realmente sabemos que se va a cumplir? ¿Por qué dar falsas esperanzas a la gente?
La esperanza nos hace vivir, es verdad. La esperanza, hasta ahora, hacía vivir a Lucía. Pero ya está cansada. Se cansa de escuchar promesas. Se cansa de que le prometan mil y una maravillas y que nunca las cumplen. Se cansa de ser ella misma. Se cansa de siempre creer que las promesas hechas, esta vez, sí se van a realizar. Se cansa de siempre tener que esperar cosas que nunca llegan. Se cansa de siempre pensar que la gente puede cambiar y por fin cumplir con lo debido. Se cansa de esperar. Se cansa de suponer. Pero ahora sabe que no hay que esperar nunca nada de alguien que promete mucho. Más vale estar sorprendida que estar siempre decepcionada.
Mentiría si dijera que nunca prometió nada a nadie. Lo hizo. Como todo el mundo. Seguro que se le haya olvidado cumplir con alguna de ellas. Pero desde que se da cuenta de que la gente se aprovecha demasiado, tiene mucho cuidado con este tipo de estafa. Pues sí, señores. Para ella, las promesas son sinónimo de estafa emocional. De engaño. Y de todo lo que conlleva: tristeza, enfado, rabia, apatía, dolor y un largo etc...
Todas esas promesas rotas, por lo menos, le han permitido fijarse unos objetivos. Unos deberes.
Deberes de Lucía para el futuro: Paciencia yprudencia. Paciencia y prudencia para conocer a los otros. Conocerlos poco a poco y no dar su confianza enseguida. Esperar para ver si puede o no creer en ellos y sus palabras.
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