Esta entrada es una de las que más me costó escribir desde que tuve la iniciativa de añadir una sección de estrategias de escritura en el blog. Por este motivo, llega con 24 horas de retraso y sin falsas promesas de sustancialidad. Te pido disculpas por el retraso si sos de las que llegaste ayer hasta aquí buscando el post y te encontraste con una parrafada sobre hijos felices y esos temas que me preocupan desde hace cinco años. Por la carencia de sustancialidad... ya juzgarás vos misma si me tengo que disculpar.Editar, corregir, publicar.
Como verán, el párrafo anterior hace gala de uno de los principios elementales de la edición de contenidos. Una estrategia de escritura válida para la redacción para casi todos los ejemplos de desarrollo textual que se les ocurran en este momento:
La introducción de un texto es lo último en escribirse.
De qué otra forma podría saber cuánto trabajo supuso la escritura de esta entrada si aún no la comencé. El uso del pasado como tiempo verbal indica que escribo luego del proceso de creación. Al menos, así lo supone el lector. Y, aunque parezca un acto de mala fe: la afirmación no es certera en su totalidad. Antes de que te enojes con el desmesurado juego de palabras y cierres la página, dejame explicarte por qué y qué intenciones tengo para dar tantas vueltas.
Verdades a medias.
Escribo mis entradas directamente sobre el editor de textos de Blogger, Y ésta, no es una excepción. De hecho, el primer párrafo que leíste, fue el primero que escribí y aunque el uso verbal es engañoso, es un engaño a medias. Por dos motivos:
1- Porque desde antes de iniciar el post sabía la dificultad que supone para mí escribir este tipo de entradas, en las cuales pretendo aportar una visión personal de temas muy trillados para quienes tienen un blog.
2- Porque sé que corrijo y edito mis entradas muchas veces: durante la escritura, después de escribirlas e incluso después de publicarlas. En ese sentido, es probable que el párrafo introductorio al igual que los siguientes cambien de forma (no de contenido) más de una vez. E incluso que sea re-escrito.
Técnicamente, no fue un engaño. Fue una anticipación. La anticipación es una estrategia de escritura que se utiliza para crear expectativa y generar un vínculo con el lector que, antes de introducirse de lleno en la lectura, conoce parcialmente su conclusión. Es un principio de retórica básica: la anticipación es una forma de la complicidad entre autor y lector, o lo que técnicamente se conoce como "pacto narrativo".
El pacto narrativo es el vínculo que se crea entre el lector y "el relato" -sea ficcional o no- en los primeros momentos de la lectura. Si no se produce, el lector cierra el libro o, en este caso, realiza un clik de huida.
Como verás, mi verdad a medias tenía una intención, mostrarte una estrategia de edición de contenidos y una estrategia básica de escritura.
Estrategia de edición: el tiempo es tu amigo.
Sabés por qué las introducciones se escriben como culminación del proceso de escritura? Porque el mejor amigo de la edición de contenidos es el tiempo.
Cuando tengas la necesidad de escribir un texto de importancia es fundamental que lo dejes reposar. Apagá la computadora. Hacete un café. Las mujeres somos ese tipo de ser humano que, mientras se calienta el agua para el café, ponemos en orden la cocina, lavamos la loza y se nos ocurre hacer un budincito de esos facilongos. La verdad es que la idea del "budín bandidito" -derechos de autor de la progenitora de esta desmesurada- nunca se me ocurrió. Pero jamás me quedé a esperar que se calentara el agua sin hacer "algo" mientras espero. Aunque solo sea pensar en lo que estaba escribiendo antes de irme a preparar el café. También podés ir a hacer las compras o poner a funcionar el lavarropa (a ver si nos entendemos Paula, si escribís de noche, esta recomendación no se aplica. Y menos si tu lavarropa suena como una ametralladora de película de guerra vintage. Lo digo por experiencia...).
Obvio que el texto no va a cambiar mientras se leuda la masa de la pizza, pero vos sí. Cuando abrás el editor de texto nuevamente, tu mirada es otra. Las introducciones se escriben por último porque los textos mutan de forma e intenciones en el devenir de la escritura. Si le das tiempo, seguro tu post se despoja de excesos y se redondea en ideas.
Estrategia de escritura: anticipación y tiempos verbales.
Crear un vínculo con tu lector es elemental cuando tu interés es comunicarte. Así escribas para cuatro o para cuatrocientos, la función comunicativa es el motor de toda escritura. En este sentido, le llames como le llames, el pacto es atraer y mantener la atención de quien lee. Ya tendremos tiempo de discutir cómo se mantiene la atención de quien lee, por el momento, me limito a una estrategia de las que despiertan la curiosidad y generan expectativa en el lector: la anticipación. Ya sé que lo escribí algunos párrafos atrás, pero me interesa ser específica en dos detalles:
1- Crear expectativa es una forma sencilla y efectiva de escribir un título o una introducción. Aunque roce la obviedad, me quema los dedos escribirte que si generás expectativa anticipando, tomate el trabajo de cumplir la premisa con la cual empezaste. O al menos, intentá no falsearla demasiado.
2- Sé cuidadosa con los tiempos verbales. No voy a decir mucho más. Es un tema que no me resulta para nada gratificante y seguro este no es el momento en el cual querés una clase de gramática, pero hay que ser consistente con el manejo de los tiempos para evitar que el lector se confunda. Evitá los tiempos compuestos todo lo que puedas y si es posible, ceñite al uso del presente histórico. Es la forma en la que se escriben los textos escolares de historia: un uso particular del presente del indicativo. Por ejemplo:
" A lo largo del Pleistoceno, extensos mantos de hielo glacial cubren las latitudes más elevadas del planeta"
Está claro que, aunque el verbo esté en presente, no vivimos en la Era del hielo. Este es el famoso "presente histórico". Era más fácil de lo que sonaba. Y ahora que lo pensás... tuviste una epifanía: encontraste el motivo por el cual la imagen inicial de este post incluye a Scrat, la ardilla más constante e infeliz que pudo crear Disney Pixar.
Calidad de contenido y esas cosas del bloguear.
Soy enfática en la creencia de que un buen post es un texto corregido y editado. No significa con ello que tengas que escribir una pieza maestra de la escritura o que cada entrada compita con los clásicos de la literatura, sin embargo, el lector percibe ágil e intuitivamente los errores gramaticales gruesos. Aquellos que afectan a la comprensión inmediata del mensaje. En consecuencia, corregir y editar es un paso esencial para garantizar la calidad del contenido desde mi perspectiva. Que el aporte sea o no sustancial, puede ser discutible. Ahora, que un texto escrito con cuidado es un texto de "calidad" es indiscutible. Probablemente mi entrada no sea el aporte cualificado que adoran los Panda, pero es una visión personal y que, desde mi modesto punto de vista, brinda dos herramientas básicas que no he visto en los cientos de artículos publicados sobre el tema. Porque decir :
"Para garantizar la calidad del contenido hay que editar y corregir"
Se dice con soltura. Explicar cómo,,,es otro tema. Y como la medida es la cualidad de los justos, voy terminando i segunda entrada sobre edición de contenidos. Este final casi abrupto da constancia de mi desmesurado método de escritura y me deja con una sensación culposa. No por la duda sobre la calidad de mi propio contenido sino porque la semana pasada mi post se enriqueció con los comentarios de dos lectoras maravillosas (sí: la hipérbole es absolutamente justificada) que tienen la cualidad de inspirarme con su pensamiento: Silvia y Juliana. Mi intención era integrar sus planteos a la entrada que estás terminando de leer pero la muy díscola se me escapó de las manos y ya pasé hace rato las mil palabras, Ella fue para donde quiso y seguramente me está insinuando que lo que estas mujeres tienen para aportar, merece un post aparte.