La tradición arcaica del kouros, figura masculina desnuda y de pie, tanto humana como divina, se prolongó durante el siglo V a.C. Los escultores comenzaron a explorar diferentes formas de representar los detalles anatómicos y la expresión de la musculatura con el fin de resaltar la fuerza y la virilidad de sus modelos. La desnudez se convirtió en emblema de la belleza griega, esencialmente masculina.
El cuerpo masculino se exponía triunfante en su desnudez atlética o guerrera. Los vencedores de los juegos debían consagrar a los dioses su imagen (una estatua) acompañada de su nombre. No se trataba de un retrato, sino de un icono que proclamaba su victoria. Asimismo, los héroes combatientes (hoplitas) se representaban desnudos, aun cuando según la práctica hoplítica debían estar cubiertos, especialmente llevando coraza y grebas (pieza de la armadura que cubría la pierna desde la rodilla hasta el tobillo). Solía manifestarse esta desnudez heroica en la escultura griega adosada a la arquitectura y también en los altorrelieves. Se representaba en la escultura griega todos esos modelos de la época mostrando las características varonil y femenina.
El cuerpo femenino de las korai arcaicas siempre estaba vestido, aunque Afrodita comenzó a aparecer desnuda en el siglo IV, lo que abrió camino a una tradición del desnudo femenino que solo se desarrolló entonces y en la época helenística.
El arte griego a la par fue mostrando una búsqueda en la expresividad del rostro que intentaba traducir el carácter del representado. Se crearon así retratos individualizados destinados a evocar los grandes nombres de la cultura antigua, aun cuando estos no fueran representados fielmente. Por lo tanto, el retrato de Homero no es una copia exacta.
Tres maestros del siglo V
Mirón, cercano aún a las tradiciones arcaicas, fue uno de los primeros, con su Discóbolo, en intentar plasmar la dinámica del movimiento a través de una disposición racional y casi geométrica de las formas, en vez de emplear un mimetismo puro. Asimismo, Policleto de Argos elaboró un análisis complejo de las relaciones entre las proporciones del cuerpo humano, el canon, un método de cálculo casi matemático fundado en la medida de las falanges, que presentó en un tratado teórico siguiendo el modelo de especulaciones numéricas efectuado por los arquitectos. Policleto fue particularmente apreciado en el siglo I d.C., en especial por el arte de la época de Augusto, que buscaba reapropiarse del modelo griego. La postura en contrapposto, con la pierna de apoyo extendida y el hombro caído, y la otra distendida por detrás, combina armónicamente la inmovilidad con el equilibrio de la figura. Por su parte, Fidias desarrolló un arte más sensual que acaparó la atención de Pericles. Este le confió la ejecución de las esculturas del Partenón y el control del programa destinado a asegurar la gloria de Atenas.
Este texto es un fragmento del libro Mil obras para descubrir el arte de Larousse Editorial. Si te interesa este contenido, tienes más información sobre la historia, la cultura y el arte de las grandes civilizaciones aquí: Larousse.es
Imágenes (por orden de aparición): ell brown/Flickr y Cebete/Flickr.