Black Sails vuelve con su cuarta y última temporada pisando más fuerte que nunca. Durante las tres temporadas anteriores lo habitual era presenciar un cold open con un ataque pirata a un barco con el fin de presentar a los personajes antes de la intro (en la primera a Flint y su tripulación, en la segunda a Ned Low y la hija de Lord Peter Ashe y en la tercera a Barbanegra), mientras que en esta cambian las tornas y dejan al nuevo personaje para el final del capítulo, comenzando así con una batalla que se extiende durante veinte minutos.
Así, entramos de lleno en esa guerra que lleva dos temporadas anunciándose y que sin embargo no ha hecho más que comenzar. Lo que antes era el símbolo de libertad de los piratas es ahora, más que nunca, territorio de los ingleses, pero los piratas y ex-esclavos están dispuestos a recuperarlo.
Una mención especial merece el apartado técnico de la batalla, sin recortar en brutalidad, todo con el fin de que el espectador esté inmerso en ella y vea de primera mano los destrozos (no sólo físicos) que la Armada está provocando en los piratas.
Y sin embargo, como en toda la serie, lo que importan y lo destacable son los personajes. En el primer capítulo del desenlace de esta historia, importan las consecuencias de lo que los personajes han hecho durante las anteriores temporadas. No importa tanto la gloria que el oro del tesoro les dará, sino, por ejemplo, en el caso de Rackham, lo que hará para intentar estar a la altura del pirata que Charles Vane creía que era; en el caso de Flint, su cada vez más evidente deshumanización, la conversión total en un villano que parece alcanzar su punto álgido cuando ve en lo que han convertido la casa que compartía con Miranda, con algunas piezas de la vajilla rotas; en el caso de Max, el temor por su alianza con Rogers y la traición que supone esto para los piratas; y así con decenas de personajes. Sin duda será interesante observar cómo las consecuencias de sus actos marcarán sus próximas acciones. Todo ello se desarrolla en un ambiente de hostilidad, con los piratas cada vez más divididos entre sí porque cada uno de ellos busca metas u objetivos distintos, como es el caso de Billy con Flint.
El final del capítulo, de la mano del que ahora se conoce como Long John Silver, trae consigo a Israel Hands, aliado de Barbanegra y personaje que tendrá gran importancia en los hechos narrados en La isla del tesoro, libro del que la serie es precuela.
Su introducción es breve pero intensa, rematando a los supervivientes de la batalla central del capítulo. Que alguien así le perdone la vida a John Silver, que no mucho tiempo atrás era poco más que un cocinero inexperto, dará mucho juego en el camino que seguirá el personaje.