1. A pesar del frío, nunca renuncio a arreglarme ni a vestirme con estilo
Si hay algo en lo que soy experta, es en vestirme sin perder estilo durante inviernos muy fríos. Y la verdad, nunca tuve intención alguna de renunciar a eso de sentirme guapa a la vez que abrigada por mucho frío que pasara. Encontrar mi propio estilo en invierno, me llevó un buen tiempo pero poco a poco me fui acercando más ello y dí con soluciones que me permitían salir a la calle cómoda y arreglada. Hace un tiempo compartía con vosotr@s unos consejos para vestirse en invierno sin perder estilo (y sin pasar frío) que a mí me funcionan y puedes repasar aquí. En mi caso hay pocas cosas que me suban más el ánimo que arreglarme y sentirme bien conmigo misma a diario e independientemente de la época del año.
2. Me alimento de manera sana y equilibrada, consumiendo frutas y verduras de temporada
Disfruto de la fruta y de la verdura de temporada de invierno, como es el caso de los caquis, las peras o mandarinas. Y también apuesto por lo regional y hago de visitar el mercado semanal un hábito motivante. No solo porque con ello estoy apoyando a los pequeños comerciantes, sino también porque en él predominan los alimentos saludables. Hace ya un año que aposté por hacer mayormente una dieta vegetariana, y os aseguro que me cambió la vida a mejor. Si te interesa el tema, infórmate e inspírate en libros como estos: Come comida Real de Carlos Ríos o Superfácil Tapas Vegetarianas de Sabrina Fouda.
3. ¡Me muevo!
Y lo hago aún más, cuantas menos ganas y motivación tenga. Porque si algo no quiero, es que no mantenerte activa se convierta en el pan de cada día. Yo que tú, aprovecharía cada oportunidad para hacerlo. Vete caminando o en bicicleta al trabajo, sal a correr, pasear o a caminar en esos días en los que sale un poco el sol. Solo tienes que probar y encontrar algo que se adapte a tus gustos, capacidades y posibilidades. Hacerlo es muy motivador y notar los resultados, no solo en la figura sino en la resistencia y agilidad que te aporta en el día a día, es pura adrenalina. Y recuerda que una vez que empieces se convertirá en un reto, y lo que menos te importará será el mal tiempo. Sin hablar de lo rápido que se entra en calor con el entrenamiento.
4. Aprovecho las horas de luz y respeto las ocho horas de sueño
En mi caso, suelo adaptar mis quehaceres diarios en función de las horas de luz natural que haya. Intento aprovechar al máximo las horas claridad y disfruto mucho de las mañanas porque en ellas hay luz natural. De ahí que esté o no de vacaciones, para mí madrugar sea primordial. En Berlín ya anochece a las cuatro y algo que he notado últimamente es que a partir de las siete mi energía decrece. Y como sé que eso provoca que mi productividad se estanque, para qué desperdiciarla. Es cuando pongo punto final a mi jornada. Dormir (sin excusa alguna) ocho horas cada día y levantarme descansada, es uno de mis mejores antídotos para tener un buen ánimo (y una buena cara). Además de utilizar inteligentemente las horas de luz natural del día.
5. Mi casa está llena de rincones acogedores que invitan a quedarse
Durante estos meses de invierno, el mal tiempo nos obliga a pasar más tiempo del que quisiéramos en casa. De ahí que por pura lógica, haya hecho de mi hogar un lugar acogedor en el que sea un placer pasar tiempo. He descubierto que dar con la iluminación adecuada es clave, y también que no es nada fácil conseguirlo. Mi consejo es disponer en cada habitación tanto de focos de luz más intensa como de lámparas de luz ambiente, e ir haciendo uso de ellas en función de lo que se necesite en cada momento. Y por favor, hazme caso y si quieres aprovechar las horas de luz al máximo: ¡olvídate de las cortinas! Personalíza tu casa y decórala a tu gusto, porque durante algunos meses pasarás mucho tiempo allí y que mejor que hacerlo de manera cómoda. Aprovecha las rebajas de invierno, para mejorarla, actualizarla o darle un buen cambio. ¡Es la época perfecta para ponerse con esto!
6. Apuesto por esos planes de interior que no me apetecen nada cuando hace calor
Quedadas en casa, desayunos temáticos, maratones de series y películas, leer todos esos libros que un día compré o visitar esos museos de mi lista de pendientes por hacer. Renovar el armario durante las rebajas de enero, visitar todos esos restaurantes que aún no conozco y apostar por esos lugares del barrio que te pillan a la vuelta de la esquina. Más que nada, porque no morirás congelad@ durante el trayecto que te lleve llegar hasta ellos. No sé tú, pero yo en invierno apuesto por todos esos planes que se pueden desarrollar en lugares calentitos y acogedores y que con buen tiempo no mola tanto disfrutar de ellos.
7. Me esfuerzo por buscar el encanto y la parte positiva de cada situación
Disfruto de los paisajes cubiertos de nieve, de ver llover, de las tardes de sofá y manta al calor de la chimenea, de los jerseys de lana o de esos baños relajantes interminables. Lleno la casa de flores con colores alegres, saboreo una, dos o tres tazas de té, escucho los primeros cantos que los mirlos del patio hacen al inicio del año y me compro algún que otro complemento de colores pastel y a poder ser, que esté súper rebajado como el bolso rosa de Kate Spade New York que os enseño en la foto de abajo. Hay infinidad de cosas a valorar durante el invierno y si no las encuentras, simplemente piensa en esas que tanto echas de menos cuando te quejas de las temperaturas sofocantes en pleno verano.
8. Ante la duda hago una cita con mi médico de cabecera, por si tengo alguna carencia
Si mes tras mes te sientes cansad@ y a pesar de que te empeñas en cambiarlo tampoco eres capaz de subir tu ánimo, haz una cita con tu médico de cabecera habitual. Puede ser que como en mi caso, te falte alguna vitamina y la tengas que tomar de manera extra. En mi caso la vitamina D escasea y desde que lo sé y he puesto remedio a ello, he notado una gran diferencia. Me encuentro mucho mejor, con más energía y noto la mejora día tras día.
9. Organizo una escapada a un lugar cálido que me de un chute de energía extra
Ya lo he hecho un par de inviernos al Oeste americano y la verdad es que la experiencia me ha encantado. Cambiar el abrigo y los guantes, por camisetas de manga corta y sandalias (o al menos unas semanas), es un chute de energía extra que te hará coger con más ganas los meses de invierno que te queden cuando estés de vuelta. Sentir antes de tiempo el calor, el sol y darse un chapuzón en alguna piscina para despedir el año por todo lo alto, os aseguro que es todo un planazo.
10. Pero sobre todo, me mimo mucho e intento no perder la paciencia
Pienso que sin invierno no hay primavera y sin frío no hay calor. Cada época del año tiene su encanto y estoy muy agradecida por seguir teniendo la oportunidad de disfrutarlas, estación tras estación y año tras año. Aprovecho el presente, los pequeños detalles y me niego a quedarme anclada en la pena. Busco todo eso que me hace sentir bien, me alegra los días y lo pongo en práctica de manera constante. Intento no perder demasiado la paciencia y pongo mucho de mi parte para hacer de tener buen humor, un hábito diario. ¡Ya verás ya! Hazme caso en alguno de mis consejos y te aseguro que notarás que tu ánimo se mejorará un montón, haga frío o calor.
¿Qué me decís? ¿Vivís o habéis vivido alguna vez en un país con inviernos extremos? ¿Os suele afectar el frío y la falta de luz al ánimo? ¿Soléis poner alguno de mis consejos en práctica? ¿Podríais añadir algún consejo más a mi lista? Sea lo que sea, ¡ánimate y cuéntamelo en los comentarios!
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