Hoy tocaba dejar Ubud y dirigirnos al sur para pasar nuestras dos últimas noches en Bali antes de poner rumbo a lo que en un principio iba a ser nuestro próximo destino: Lombok.
Después de desayunar y terminar de preparar las maletas fuimos a recepción, allí nos esperaba el conductor que contratamos la noche antes para llevarnos a Seminyak para pasar el día en la playa y después a Ulluwatu, donde teníamos el nuevo hotel: Bali Green Hills.
Cuando llegamos a Seminyak estaba lloviendo pero aún así nos arriesgamos a coger la mochila de la playa por si luego salía el sol. El conductor nos dejó en el centro comercial Seminyak Square donde dimos una vueltecilla antes de ir a la playa.
Yo tenía muchas ganas de ir a esta playa para tumbarnos en uno de los pufs de La Plancha mientras tomábamos unas cervezas debajo de sus sombrillas de colores pero tal y como estaba el día, ni pufs, ni sombrillas ni cervezas. Nos conformamos con unos batidos dentro del local a cobijo.
Nos dio mucha pena porque el sitio tenía una pinta buenísima y por fin íbamos a poder disfrutar de un día entero de playa pero se nos fastidió.
Otra cosa que quería hacer en Seminyak era comer en Sea Circus y ésto sí que pudimos hacerlo. El local era precioso, todo decorado en blanco y mint con un rollo entre surfero y un circo que nos encantó, además la comida estaba deliciosa.
Como el tiempo no mejoraba y no íbamos a poder ir a la playa decidimos llamar al conductor para que nos llevara al hotel. Una vez allí nos dimos el baño que tanto habíamos esperado pero en la piscina.
El hotel nos gustó bastante. Está un poco alejado y en una colina pero una vez que te aprendes el camino es fácil llegar. El desayuno también nos pareció bueno y las casitas eran una monada., sólo había 5 con lo que era un lugar muy tranquilo. Además de la piscina también había jacuzzi.
Después del bañito nos arreglamos para salir a cenar. Acabamos comiendo una pizza en un restaurante de la calle principal que no nos gustó nada.
Mientras cenábamos, el suelo empezó a temblar, las lámparas se movían y nosotros no sabíamos muy bien qué estaba pasando. Fueron seis segundos de incertidumbre. Al poco vimos que había habido un terremoto al norte de Lombok. ¡Nosotros íbamos pasadomañana!
Cogimos la moto, fuimos al hotel, vimos las noticias en la tele y decidimos que teníamos que cambiar el viaje.
No sé las horas que pudimos estar buscando algo que nos cuadrara, que no se saliera de presupuesto, que no estuviera lejos pero sí lo suficiente para evitar más terremotos, que tuviera alojamiento, en el que no hubiera mucho que ver, con playa, al que pudiéramos ir con las vacunas que nos habíamos puesto... Al final nos decidimos por Phuket.
Esa noche no dormimos nada, no paraba de llover y a cada ruido que oíamos nos despertábamos asustados. Yo sólo quería que llegara el día en que nos íbamos de allí.
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