Santuario de Aránzazu
El Santuario se encuentra en un paisaje de gran belleza rodeado de montañas y vegetación. El monasterio, que rompió con los moldes arquitectónicos de la época, sufrió incendios de forma casual o intencionada en repetidas ocasiones, teniendo que ser reedificado otras tantas veces.
Según narran los escritos, el pastor Rodrigo de Balzategui recorría en soledad los montes de Guipúzcoa cuando un extraño sonido llamó su atención. Al acercarse encontró la imagen de una virgen entre una mata de espinos y, asombrado, le preguntó: "Arantzan zu?" (¿Tú en un espino?). De ahí su nombre en euskera.
La fachada del Santuario
Luego siguieron los siglos de devoción, peregrinación, de arte y cultura. Las esculturas de los 14 apóstoles de la fachada del Santuario son obra del escultor Jorge Oteiza. Las puertas de hierro son de Eduardo Chillida, y en la cripta nos encontramos con las pinturas de Néstor Basterretxea, que nos muestran la evolución de la historia del ser humano y de Cristo resucitado.
Los apóstoles de Oteiza
El actual conjunto estructural se inauguró en verano de 1969, coincidiendo con el quinto centenario de la aparición de la virgen. Un enclave único que bien merece ser visitado.