Dado su estilo indie, no han dudado en compararla inmediatamente con It Follows de David Robert Mitchell, film que entusiasmó en 2014 en su paso por el Festival de Sitges. La verdad, yo no le encontré el qué.
Ciertamente, Anguish se asemeja en las formas y en el sencillo estilo visual de It Follows, pero en lo argumental poco tienen que ver, excepto que ambas van de espíritus.
Tess sufre un trastorno que sólo puede aplacarse a base de pastillas. O, al menos, eso es lo que cree. La realidad es que sus problemas psicológicos tienen otra explicación: Tess tiene el don de dejar que los espíritus se apoderen de ella.
Mallhi se ha hecho cargo del guión presenta una historia de posesiones con dos adolescentes inadaptadas que confluyen en una sola historia. La primigenia idea de la posesión juega con la ambigüedad de manera efectiva la primera mitad.
Una idea que se desarrolla de manera medianamente interesante hasta medio film. Sin embargo, cuando éste debería alcanzar el punto álgido, toma un enfoque distinto al habitual y no explota debidamente esa ¿flamante? idea principal.
De la misma manera que It Follows, o más todavía, Anguish utiliza ingeniosos recursos de bajo presupuesto con la intención de asustar al espectador. Es algo que Mallhi consigue a medias en alguna escena de manera muy aislada. En líneas generales el producto no da miedo, su vuelca en el drama familiar que en lo realmente terrorífico.
Una película que pierde intensidad a medida que avanza su historia y deja una sensación muy templada. No es una mala película, pero como película de terror no tiene nada especialmente destacable.
Una historia tremendamente sencilla aderezada con los tópicos del drama familiar que recurre a las posesiones de una forma que no produce auténtico terror.
Tess y Lucy, interpretadas elegantemente por Ryan Simpkins (Revolutionary Road) y Amberley Gridley, actúan con mucha naturalidad siguiendo de cerca la simplicidad técnica y estética de la película.
Ryan no realiza un papel especialmente carismático, pero cumple bastante bien su cometido de adolescente con problemas de autismo. Amberley no destaca demasiado, aparece en el prólogo y levemente en el punto central de la historia.
Entre el reparto adulto, el protagonismo se le atribuye a Annika Marks (Las sesiones) y Karina Logue (Argo), en los papeles de las respectivas madres que cumplen sin más que destacar.
Llegados al desenlace, vuelve a jugar con la ambigüedad que caracteriza el resto de película, muy similar a Shelley, vista también durante el Festival de Sitges. El final de Anguish deja su resolución a la libre interpretación del espectador.