1.Mahamud
Tiene un nombre sonoro que invita a imaginar tierras lejanas. Sin embargo esta joya de poco más de cien habitantes pertenece a la provincia de Burgos.
Esta iglesia (cuya construcción comienza en el s. XIV) goza de un interior esplendoroso, y un exterior en el que se combinan varios estilos arquitectónicos.
Y aunque éste es el principal atractivo de Mahamud, si continuamos el camino por la calle Mayor, llegaremos hasta otra de las puertas de entrada a la localidad burgalesa.
2. Lerma
Lerma merece ser visitada, no solo porque sea uno de los pueblos más bellos de Burgos, sino porque cada vez que uno la ve en la distancia, mientras conduce, la ve allí plantada; con su orgullosa Colegiata de San Pedro y su Palacio Ducal, y no puede dejar de preguntarse la historia que se encierra tras esos muros.
Durante nuestra excursión nos sentimos transportados a la España del s.XVI, y a los manejos del Duque de Lerma.
Optamos (con mucho acierto) por hacer el “paseo barroco”, una ruta guiada a través del Centro de Interpretación, el pasadizo ducal y la Colegiata que no solo nos enseñó la historia de la localidad burgalesa, sino que nos metió de lleno en la vida de la corte de la España de Felipe III.
Y finalizamos la visita degustando unos bombones vulcano que adquirimos en la pastelería de las clarisas (Plaza de Santa Clara) y paseando por el mirador de los Arcos, que nos dejó una estampa tan bella como la que aparece en la foto.
3. Covarrubias
Y aunque nos fuimos de Lerma pensando que ya no podíamos sorprendernos, al llegar a Covarrubias, volvimos a emocionarnos.
Dejamos el coche a las afueras para poder atravesar el famoso puente que da acceso al pueblo, y no nos defraudó. Corría cargado de hojas que habían desprendido los árboles que lo flanquean, mientras unos cuantos patos nadaban con tranquilidad.
Y después de un pequeño paseo por sus calles empedradas, llegamos al torreón de Doña Urraca, del que circula por ahí más de una leyenda, y que actualmente es visitable.
Y casi al lado, mientras contemplábamos sus típicas casas, nos encontramos con la Colegiata de San Cosme y San Damián, una maravillosa obra de arte que data del s.XV, situada en la plaza del rey Chindasvinto.
4. Santo Domingo de Silos
Esta localidad de la provincia de Burgos es pintoresca. Goza de calles empedradas, hordas de visitantes, y una preciosa vista panorámica de la que podremos disfrutar si somos capaces de subir a la colina que se elea a pocos metros del famoso monasterio.
Y evidentemente, no podíamos dejar de visitar el Monasterio de Santo Domingo de Silos. Porque no solo es aconsejable, es obligado para todo amante del arte. No hay foto que describa la impresión que causa, aún así os dejamos un par de ellas para que abráis boca.
5. Peñaranda de Duero
Nuestra última parada en el camino, y una de las más especiales. Mientras nos encaminábamos hacia el castillo, no lo veíamos, la carretera no dejaba adivinar el destino hacia el que nos encaminábamos. Apareció casi de repente, y nos dejó con la boca abierta.
Su construcción se inició en el s.XI, y su magnitud y nivel de conservación impresionan al visitante.
Y es que aparte de su atractivo permite contemplar las maravillas que esconde Peñaranda de Duero.
Su Palacio de Avellaneda, su ex colegiata de Santa Ana, su Monasterio, y sus calles de ensueño, bien merecen una visita.
Y si aún necesitáis un motivo más para visitar la provincia de Burgos…
6. Desfiladero de La Yecla
Entre Santo Domingo de Silos y Covarrubias nos encontramos este desfiladero, que con su escaso medio kilómetro de recorrido nos permite pasear entre cavernosos muros que se estrechan hasta casi devorar el camino y nos aleja del mundo
Este desfiladero es una de las reservas de buitres más grandes de España, por lo que con un poco de suerte, y unos minutos de calmada observación, podréis ver a estos hermosos animales situados entre las rocas más altas.