El Día del Rey en Holanda, todo el país se viste de naranja, aprovechando para sacar sus trastos viejos a la calle e improvisar un mercadillo.
Ayer, lunes 27 de abril Holanda entera volvió a vestirse de naranja, que es el color de la casa real holandesa: la casa de Oranje, literalmente la “casa de Naranja”. Es decir, que al igual que el rey de España es Felipe de Borbón, el de Holanda es Guillermo de Oranje, y la fecha del 27 de abril coincide con su cumpleaños.
Esto no siempre ha sido así: hasta hace solamente dos años, el conocido hoy día como el “Día del Rey” en Holanda (Koningsdag) era en realidad el “Día de la Reina” (Koninginnedag) y se celebraba el 30 de abril. Esto es porque en aquel entonces la reina era su madre, Beatriz, aunque su cumpleaños no era este día. Ella cumplía años en enero, pero cuando subió al trono decidió respetar el antiguo Día de la Reina que se celebraba en la fecha del cumpleaños de su madre, la reina Juliana.
Esto tiene una razón más importante que la de honrar la memoria de su madre y esas cosas. Importante sobre todo desde la perspectiva holandesa, claro, y es que en enero en Holanda hace un frío “de pelotas”, y a finales de abril la cosa ya está un poco mejor (no mucho más, ayer estábamos a 11 grados celebrando el Día del Rey, pero en fin). Pero lo más típico de este día de celebración nacional, aparte de que todo el mundo se viste de naranja de arriba abajo, es sacar a la calle todos tus trastos viejos y venderlos en una especie de puestecillo improvisado en mitad de la acera. Sí, sí, como lo oís, el Día del Rey se celebra con un mercadillo de segunda mano en el que cualquiera puede participar.
Esto se hace así en toda Holanda, y en cada pueblo o ciudad. Las ciudades grandes, como La Haya, Amsterdam o Rotterdam, tienen en el centro el mercadillo más grande y más “oficial”, pero luego cada barrio organiza el suyo propio. En Amsterdam los canales se llenan de barquitos engalanados con banderas naranja y banderas de Holanda a partes iguales. En La Haya, es costumbre desde hace muchos años celebrar también la víspera, es decir, la noche del día 26 al 27 de abril, que entonces es la “Noche del Rey”, King’s Day o Koningsnacht (imaginación al poder…). Esta noche en el centro hay diferentes podios con música en directo, y la ciudad está bastante animada… para ser Holanda, claro. Por supuesto, “código naranja” a la hora de vestir, y valen tanto prendas de ropa clásicas como boas, gorros, gafas y demás adminículos que se tercien.
Además, no solo la gente, los comercios y las casas se visten de naranja, con algún que otro intercalado de los colores rojo, blanco y azul de la bandera holandesa (pintados en la cara suelen tener mucho éxito), sino que hasta la comida en los supermercados se apunta a la moda. Los más clásicos son los “oranje tompouces”, unos milhojas naranjas rellenos de crema que constituyen la última tentación del diabético, pero también hay hasta donuts naranjas, que para rizar el rizo llevan por encima una especie de confetti comestible con los colores de la bandera de Holanda.
En definitiva… una fiesta 100% holandesa que a los extranjeros nunca nos deja indiferentes.
The post appeared first on Cosas de Lucía.