A causa de la erosión y la tectónica de placas no ha quedado suficiente evidencia de muchas erupciones en la Tierra como para que los geólogos puedan determinar su magnitud, sin embargo, algunas de las que se contabilizan han llegando a afectar al clima y han contribuido a eventos de extinción masiva.
Devastaciones volcánicas
Las erupciones volcánicas se pueden caracterizar en varios tipos generales: erupciones explosivas, eyecciones súbitas de roca y ceniza y erupciones efusivas (liberaciones relativamente tranquilas de lava).
Los expertos indican que la ceniza volcánica ataca principalmente al aparato respiratorio, la piel y los ojos de los seres humanos y animales. Pero a través de la historia, varios volcanes de la Tierra han demostrado su gran capacidad de destrucción.
Los volcanes activos pueden arrasar ciudades enteras y matar a gran número de personas. Sin embargo, no es la lava ardiente o las nubes sofocantes de ceniza las que dejan tantos muertos ya que los flujos de lava, o las rocas derretidas que expulsan los volcanes en escudo, se mueven demasiado lentas como para ser realmente mortales, los causantes reales son otros: flujos piroclásticos, lahares o erupciones limnicas.
Durante siglos, para los vulcanólogos fue un misterio saber cómo murió la población de las ciudades romanas de Pompeya y Herculano cuando fueron destruidas el 24 de agosto del año 79 d. C por la erupcionó violenta del Vesubio.
Ahora se sabe que el volcán envió posteriormente a la erupción olas de flujos piroclásticos que contienen gas, cenizas y rocas que pueden viajar a hasta 700 kilómetros por hora.
La primera ola golpeó a Herculano con temperaturas de hasta 500º centígrados, dejando apenas los esqueletos ennegrecidos de las víctimas.
La ola de Pompeya fue significativamente menos caliente que la que arrasó a Herculano, así que si bien los cuerpos de las victimas permanecieron intactos, el calor "cocinó" sus carnes de forma instantánea. Su forma y a veces hasta expresión en el momento de morir fue preservados por la ceniza volcánica que cayó (la ciudad quedó cubierta bajo una capa de 25 metros de cenizas volcánicas). No se sabe con exactitud las víctimas que causó.
En Colombia, el 13 de noviembre de 1985, el volcán Nevado del Ruiz hizo erupción y fue mortal de otra manera. Cuando entró en erupción, a causa del calor, la nieve acumulada en la cima se derritió y la enorme masa de agua descendió rápidamente por las laderas, formando una gran avalancha de barro, rocas y ceniza volcánica que avanzó cuesta abajo en cuatro hirvientes lahares (flujos de sedimentos) como enormes avalanchas hasta encontrarse con las principales poblaciones ubicadas en las bases de los seis principales ríos del volcán, alcanzando en su recorrido distancias de entre 70 y 100 km antes de cubrir el pueblo de Armero (el más castigado) donde perdieron la vida unos 21.000 de sus 25.000 habitantes. En total, el Nevado del Ruiz se cobró 24.800 vidas y fue la segunda erupción volcánica con más muertos del siglo XX..
Pero los volcanes también pueden ser "asesinos" silenciosos. Cuando un volcán está bajo un lago, los gases del magma se pueden filtrar a través de las grietas en la Tierra y quedar atrapados bajo el agua en forma de dióxido de carbono.
Los movimientos violentos, por ejemplo de un terremoto o de un deslizamiento de tierras, pueden causar que el dióxido de carbono suba rápidamente a la superficie del lago, un evento raro pero mortal que se llama erupción límnica (también conocido como el fenómeno del lago explosivo).
Una de estas erupciones límnicas registradas ocurrió en Camerún, en 1986. Un deslizamiento afectó un lago profundo llamado Nyos, ubicado en el cráter de un volcán inactivo. Más de 80 millones de metros cúbicos de dióxido de carbono se levantaron sobre pueblos cercanos, sofocando a más de 1.700 personas, así como animales.
Erupciones de gran alcance
Pero los efectos devastadores de una erupción volcánica pueden tener un alcance incluso más amplio como ocurrió con la erupción cataclísmica del Monte Pinatubo en Filipinas en 1991. Este expulsó 22 millones de toneladas de partículas de ceniza y dióxido de sulfuro hasta 19 kilómetros en la atmósfera.
Los vientos fuertes de un tifón cercano desperdigaron la ceniza en todas las direcciones hasta que cayó como nieve gruesa sobre los edificios cercanos. Muchos techos se derrumbaron simplemente por el peso, lo que dejó 300 personas muertas en sus casas.
Cuando la ceniza y los gases volcánicos se esparcieron alrededor de la Tierra tras la erupción del Monte Pinatubo, reflejaron parte de la radiación solar de vuelta al espacio, esto causó que la temperatura global cayera en 0,6 grados Celsius. El efecto de enfriamiento duró dos años.
Algunos científicos creen que una actividad volcánica como ésta pudo haber causado un cambio en el clima que contribuyó a la extinción masiva del Pérmico, donde murió el 96% de todas las especies sobre la Tierra.
En total unas 500 personas perdieron la vida con la erupción del Monte Pinatubo.
En 1815 el volcán Tambora (Indonesia) entró en erupción y cuenta con el "honor" de tener la mayor erupción de un volcán en toda la historia registrada. La nube de cenizas de esta explosión llamada la "erupción del milenio" se expandió a más de 600 km de distancia y la nube generada en 24 horas bastó para cubrir el Sol por 2 días completos.
La lluvia de cenizas cubrió la zonas cercanas del volcán en un radio de 500.000 km. El ruido de la explosión se escucho a unos 4.800 km de distancia del volcán.
La erupción afectó gravemente al clima del mundo, registrándose descensos de temperatura, intensas tormentas de nieve en lugares cercanos al ecuador y lluvias torrenciales en los polos.
Con la erupción del Tambora tuvo lugar un año más tarde, en 1816, "el año sin verano".En efecto, este verano boreal fue frío y lluvioso en los Estados Unidos y en Europa, con consecuencias desastrosas para las cosechas y el comienzo de hambrunas.
El volcán Tambora dejó 82.000 muertos aproximadamente. La pérdida de las cosechas afectó a otras 90.000 personas más.
La erupción de la fisura volcánica Laki (situada en el Parque Nacional de Skaftafell, Islandia) en 1783, produjo un cambio climático durante los dos años siguientes alterando temperaturas y precipitaciones. Se cree también que las sustancias tóxicas expulsadas a la atmósfera pudieron causar el aumento de la mortalidad en Inglaterra durante esos años. También pudo ser el causante de las sequías que asolaron el Valle del Nilo en 1783 causando millares de muertos.
En ese año la fisura Laki causó 39.350 muertos, pero volvió a entrar en erupción en 1983 dejando en esta ocasión 9.350 víctimas.
Otras erupciones catastróficas
En 1586 el volcán Kelut, situado en el llamado ?cinturón de fuego? del Pacífico, más concretamente en Indonesia, entró en erupción dejando 10.000 muertes a su paso.
El volcán Kilauea, situado en la isla de Hawai, erupcionó en 1790 dejando una estela de 5.405 muertes. Si bien es verdad que este permanece en erupción casi constantemente, de hecho su última empezó en 1983 y aún hoy sigue activo.
En 1792 un terremoto provocó la erupción del volcán Monte Unzen ubicado en la isla japonesa de Kyushu (a unos cuarenta kilómetros al este de Nagasaki) precipitando una gran avalancha de escombros (0.3 km cúbicos) pendiente abajo. Esta avalancha recorrió 6.5 km hasta llegar al mar, generando un tsunami, el cual fue el causante de la gran mayoría de los muertos (5.405). Este volcán es uno de los más de setenta volcanes activos de Japón.
Cuando en 1883 entro en erupción el vocán Krakatoa (Indonesia) voló la Isla de Krakatoa en pedazos. Se cree que las grandes explosiones fueron debido a un vapor super caliente, creado cuando las paredes del volcán se fracturaron y permitieron la entrada de agua del océano dentro de la cámara magmática. La isla explotó con la fuerza de 100 megatones (la bomba de Hiroshima fue de aproximádamente 20 kilotones). La explosión se escuchó hasta Madagascar (3.500 kilómetros de distancia). Los Tsunamis después de la explosión alcanzaron hasta 50 km de altura y destruyeron 163 aldeas.
La primera vez que entró en erupción el volcán Santa María (Guatemala) fue en 1902, produciéndose las explosiones más grandes durante los dos días siguientes, en los que expulsó aproximadamente unos 5,5 km³ de magma. La pumita (piedras volcánicas) formada en la erupción culminante cayó sobre un área de aproximadamente 273.000 km², y la ceniza volcánica fue detectada hasta en San Francisco, a 4.000 km de distancia. La erupción arrancó gran parte del flanco sudoeste del volcán, dejando un cráter de aproximadamente 1 km de diámetro y unos 300 m de profundidad que se extiendo desde justo debajo de la cima a una altitud de unos 2.300 m. Murieron aproximadamente 6.000 personas.
El volcán Monte Pelée, situado en la isla francesa de Martinica, es uno de los volcanes más destructivos de la Tierra. La erupción de 1902 fue la más destructiva del siglo XX con 30.121 muertos. La nube volcánica que originó oscureció el cielo en un radio de 80 km, siendo la velocidad de desplazamiento de la misma de unos 700 km por hora. Treinta minutos más tarde de estallar la columna piroclástica, al ceder la presión inicial de empuje vertical, colapsó y con una temperatura de entre 400-500 °C descendió por las laderas cubiertas de lava incandescente hasta cubrir el terreno y asolando completamente la capital, St. Pierre, y el mismo puerto, los cuales quedaron totalmente destruidos.
Impactos en el medio ambiente
En los últimos 10.000 años, 1.415 volcanes han estado activos en uno u otro momento en el mundo. Estas erupciones arrojan a la atmósfera toneladas de cenizas y vapores que afectan a amplias zonas por lo que los volcanes son una fuente importante de contaminación atmosférica.
La gran cantidad de vapor y cenizas que son arrojados por los volcanes pueden provocar alteraciones climáticas originando huracanes, olas de frío o calor, torrenciales aguaceros y lluvias ácidas.
El polvo volcánico dispersa parte de la radiación solar y la refleja al espacio exterior; por otro lado, absorbe parte de la radiación antes de que llegue a la superficie, redistribuyendo la energía disponible en la atmósfera; asimismo, y en contraste con los efectos anteriores, el polvo volcánico atrapa la energía radiada por la Tierra, favoreciendo a su vez el incremento de la temperatura. Durante las erupciones volcánicas mayores, el polvo llega hasta la estratosfera, donde puede permanecer varios años.
El efecto mayor de los volcanes es la deposición de dióxido de azufre. La mayor parte del cloro, la ceniza y todo lo que emite el volcán, aunque ascienda de manera explosiva a la estratosfera, baja muy pronto en su casi totalidad a la tierra. En la estratosfera se queda el dióxido de azufre, un gas volátil que con el tiempo se oxida y produce ácido sulfúrico que queda en suspensión en la estratosfera hasta dos años en forma de pequeñas gotas llamadas aerosoles.
El Impacto en la calidad del agua como consecuencia de erupción volcánica se genera por la precipitación de ceniza volcánica que puede disminuir el pH (ácidos minerales fuertes H2SO4, HCl y HF) del agua superficial de lagos, ríos y quebradas más allá de los límites aceptables y alterar sus características de sabor, olor, color y turbiedad del agua y oxígeno disuelto.
Puede generarse también contaminación biológica debido a muerte de organismos (mamíferos y peces) en el agua y por crecimiento microbiano en el agua turbia.
En un primer momento, el efecto de la acumulación de ceniza y de la lluvia ácida en el suelo es contaminante por los componentes químicos que queman la vegetación e inutilizan el suelo por varios meses. Posteriormente, el suelo puede beneficiarse de un enriquecimiento de sus nutrientes a causa de la reacción química con la ceniza..
A diferencia de la caída de ceniza, los lahares, los flujos piroclásticos o los flujos de lava sobre el suelo dañan su potencial agrícola, porque el suelo queda cubierto por gruesas capas de lodo y sólidos inertes, que no permiten su recuperación, ni un fácil aprovechamiento.
Al contaminar la cobertura vegetal, las cenizas afectan indirectamente al ganado cuando éste ingiere junto con el pasto grandes cantidades de ceniza; en algunos casos la ceniza puede provocar la muerte de los animales de pastoreo por inanición y/o intoxicación.
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