Yo también me tuerzo los tobillos andando con tacones. Y emito un “uy”, como si el “uy” salvara el ridículo, como si no lo incrementara. Yo también he salido por la noche en zapatillas y jersey (y no me he muerto). Yo también he salido de casa con una pinza plateada (de las de sujetar los rulos) en el pelo. También he saludado a alguien que no me ha visto (y no he recordado el nombre de quien me ha saludado). También me he manchado el culo sentándome en un banco pintado (Tejetintas lo sabe). También se me ha roto la mochila desparramando libros en mitad de la calle. También me he manchado de chorritón de chocolate un vestido nuevo blanco. Yo también he querido vestirme de novia y ser la fallera mayor.
Yo también me dejo libros sin terminar y sigo series de las que no veo el final.
Y también he dicho “me quedo a vivir aquí” entrando en Zara Home.
Yo también veía “El diario de Patricia”. Yo también he bailado en unas escaleras “Wannabe” de las Spice Girls. Y también me ha dado miedo entrar a la comba, por si la comba me atacaba. Y también me ha dado más miedo saltar el potro que ir al ginecólogo.
Yo también lloré hasta la deshidratación viendo Titanic. Y sí, también quise ser Baby en Dirty Dancing y saltar sobre Patrick. También quise un novio como el de “Un paseo para recordar”. Porque siempre se quieren ese tipo de chicos, los malotes que acaban siendo santos que cumplen deseos. Esos que te consiguen estar en dos sitios a la vez.
Y también he querido hacerme un tatuaje y me he rajado. Y también me he quedado con las ganas de irme de Erasmus. Y también he dicho “de este año no pasa” y han pasado dos milenios. Y también he dicho “este sábado…fiesta!”, y he terminado con pijama en el sofá y vino casero.
Yo también digo palabrotas.
Está feo, lo sé.
Yo también me he dejado cosas “olvidadas” adrede para poder volver a ver a alguien. Y hasta he fingido una avería de coche (y lo sabes). Y también he buscado amores platónicos en Facebook. Y también he dependido de un móvil. Y también he sentido el pesar de quien siempre espera un tren que no llega.
Y sí. Yo también he cantado llorando mientras conducía. Y también he hecho locuras con rollos de papel higiénico danzando por las ventanillas. Y también he ligado con tíos peculiares a los que he dedicado post. Ya sabéis, el ex de la Berrocal, el del perro de tres patas, el de las jotas aragonesas, el que se creía que me llamaba Marta y tal. Y también he salido mil veces por los mismos sitios y siempre he dicho “esto va de capa caída, ya no vuelvo”. Y he vuelto. Mil veces más.
Y sí. También está mal, pero yo también me he hecho la loca y he dicho “Uy, si no te había visto!”.
Yo también he visto mi vida en diapositivas pasando por debajo de un andamio. Y también he hecho la de la llamada falsa, cuando he andado cagada por la calle pensando que el psicópata de turno me pisaba los talones.
Y también, a veces, he sentido que las cosas no tenían sentido, y a los cinco minutos lo contrario. Y también he pensado de más, de mucho más. Y también he sentido de más, de mucho más. Y también he dicho un “hasta aquí” que ha durado hasta allí. Y un “nunca más” que ha sido un “venga, probemos una vez más…”.
Y yo también me he equivocado.
Y también volvería a equivocarme.
Y sí, aunque veas que me pongo canotiers y que me hacen fotos, no soy mucho más distinta que tú. No soy más que una chica que cobra camisetas, una chica que escribe, una chica que no sabe posar sin sonreír.
Y también me da miedo la oscuridad y el desamor. Y el fracaso. Y la desesperanza. Y también me hago un ovillo cuando todo huele a tormenta.
Pero también lucho, como tú, cada día, por ser feliz, por no perder ilusiones, por ponerme sombreros y no sentirme rara por la calle. Porque me dé igual que miren o que hablen.
Yo también lucho por no dejar de luchar, por no dejar de sentir, por no dejar de escribir.
Y por lograr mirar al espejo y poder decir: “Bien por ti, pequeña”.
GRACIAS a mi amiga Rocío, diseñadora de tocados y complementos. Gran diseñadora. Gran amiga.
Rocío Navarro, Tocados.
M.
Archivado en: Cosas que contar(os) Tagged: canotiers, Rocío Navarro Torreño, Tocados