Viaje a Londres. Capítulo 1.



        La cola del control del aeropuerto era una auténtica pesadilla. Se le hacía pesado la simple idea de pensar en hacerla y tener que desprenderse de la mitad de las cosas. Cogió un par de bandejas para dejar sus pertenencias. Cinturón de piel marrón, reloj, las pulseras de plata, ya no sabía si tenía que quitárselas o no pero allí las dejó. Los tacones, nunca recordaba ponerse zapato plano para viajar, _¿qué demonios voy a meter en los tacones?_ pensaba mientras se ponía los rídiculos calcecites plásticos. Revisó los bolsillos por si  llevaba monedas. Nada, no llevaba nada más que un ticket de a saber qué porque había pasado por la lavadora y era imposible leer lo que ponía en él. El móvil, el libro electrónico, el bolso,la chaqueta.  Pasó por debajo del arco, portando en las manos la tarjeta de embarque y su DNI ,pitó nada más pasar.

_Quítese los aros de las orejas y vuelva a pasar_  dijo el de seguridad.

        Maribel retrocedió sobre sus pasos se quitó los aros de plata dejándoselos al de seguridad para que los colocará en su bandeja. Volvió a pisar y una vez más volvió a sonar la señal. 

_Pase por aquí_ le dijo el de seguridad. Maribel se acercó a una chica de seguridad que le pasó el dichoso aparatito por su cuerpo mientras Maribel pensaba que lo único que podía pitar era el aro de su sujetador _¡Qué no se enteren o la próxima vez que vuele hasta el sujetador tendremos que dejar en la bandeja!_ pensó.

_Bien, puede coger sus cosas_ le dijo la chica de seguridad.

_Gracias_ respondió Maribel.

     Maribel cogió sus cosas. Se quitó  los calcetines plásticos con los que se sentía ridícula y se subió sobre sus tacones. Volvió a ponerse el cinturón, los aros, el reloj, las pulseras, la chaqueta y guardó el móvil y el libro electrónico en su mega bolso. Miró en la pantalla, su vuelo estaba en hora pero seguía sin tener puerta de embarque. Se dirigió a la letra que indicaba la pantalla a la espera que dieran el número de la puerta y se sentó a esperar leyendo para hacer más breve la espera. Media hora más tarde se levantó para comprobar su puerta, ya estaba asignada y el vuelo seguía en hora. Estaría en Londres en menos de tres horas. Esperaba que su  maleta también llegara con ella porque en su última visita a la ciudad del Támesis la maleta había decidido irse a Roma, así que en la espera le tocó comprar ropa.

    Maribel miró la hora tenía tiempo de hacer una visita a los lavabos. Odiaba tener que ir al baño en el avión, tener que molestar a los pasajeros de al lado. La estrechez del baño, el movimiento del avión y que siempre había alguien a quién se le antojaba ir al mismo tiempo que tú y te metía prisa desde fuera.  Al salir del baño vio que el pasaje de su vuelo ya estaba haciendo cola en la puerta de embarque.  _¿Para qué tanta prisa si ni siquiera está la azafata en la puerta?_ pensó.  Volvió a sentarse junto a la puerta. Sacó el móvil para llamar a Eduardo.

_Hola, si estamos en hora...sí...sí...¿pero vas a ir a buscarme?....¿en tren?...no seas tonto....no hace falta yo me manejo bien en el tren y en el metro, espérame tranquilamente en casa...cuando llegué a Heathrow te aviso...sí...sí...bueno, si no te llamo en un rato es que salgo a mi hora...bye..._

    Maribel vio a la azafata en la puerta de embarque. Guardó el móvil, rebuscó en el bolso y sacó la tarjeta de embarque y su DNI para tener todo preparado. Su bolso parecía un mercadillo. Tenía de todo, además de las cosas normales había metido una muda de ropa interior y una camiseta por si acaso su maleta volvía a sentir tentaciones de volar a una ciudad distinta a la suya.

_Buenas tardes...que tenga buen vuelo_

_Gracias, buenas tardes_ dijo Amanda mientras recogía su documentación y se adentraba por el finger rumbo al avión.

      Unos cuantos minutos le costó llegar hasta su asiento casi al final del avión. Se quitó la chaqueta y pasó hasta su asiento junto a la ventanilla. Apagó el móvil y tras volver a guardarlo en el bolso dejo éste en el suelo bajo la ventanilla tras dejar la chaqueta sobre el bolso recordó que no había cogido el libro. Se agachó y rebuscó en el bolso hasta encontrarlo. Al levantar la cabeza tropezó con la mesita que se había abierto.

_¡Mierda!_ dijo en alto sin darse cuenta mientras se levantaba para percatarse que había unas piernas junto a su cabeza.  Se incorporó mientras notaba que alguien colocaba la mesa culpable de su pequeño accidente.

_Gra...gracias_ dijo sorprendiéndose al encontrarse con aquel rostro conocido al que hacía tiempo no veía.

_¿Te has hecho daño?_ 

_No...no....ha sido más la impresión que otra cosa..._ contestó sentándose bien y abrochándose el cinturón mientras no salía de su asombro al verlo sentarse justo a su lado. Ya era casualidad con lo grande que era el avión que le hubiese tocado justo a su lado.

_Me había parecido verte en la cola de embarque_ comentó Gabriel _ veo que mis ojos no me habían engañado_

_No, no te habían engañado, soy yo_

_¿Cuánto tiempo hacía que no nos veíamos?_

_Tres años y tres meses _ dijo arrepintiéndose acto seguido de la exactitud de su respuesta.

_Ya, lo sé...mucho tiempo....estás igual...miento_

_¿Mientes? ¿Qué necesidad tienes?_

_Miento porque aún estás más guapa, te queda muy bien ese corte de pelo_

_Gracias, un cumplido viniendo de ti amante de las melenas_

_Sí, pero la que es guapa lo es con melena o sin ella_

_Vaya, cuanto halago junto_ dijo mientras escuchaba al capitán dar la bienvenida a bordo del avión y empezar a dar todas las indicaciones antes de tomar rumbo a Londres.

_Así que te vas a Londres, ¿vacaciones?_

_A ver a un amigo. A Eduardo, ya lo conoces_ dijo Maribel.

_¿Sigue en Londres? ¿Cuánto lleva allí ya?_

_Casi cinco años, allí se quedará, le va muy bien laboralmente y ahora tiene pareja así que dudo que vuelva para Madrid y menos ahora que no se encuentra trabajo_

_¿Ya no está con aquel chico que te caía tan mal?_ preguntó con una amplia sonrisa en los labios Gabriel haciendo brillar sus ojos marrones _Mira que te caía mal, ?¿cómo se llamaba?_

_Pedro, es que era un capullo y finalmente comprobé que no andaba equivocada. Le ponía los cuernos con todo bicho viviente, es más si lo hubieses dejado hasta contigo se los hubiera puesto_ dijo haciendo que las carcajadas de Gabriel resonaran en el avión.

_Mira que eres exagerada_

_Hablo en serio, no me lo estoy inventando. Parece ser que compartíamos gusto, al final, teníamos algo en común y todo_ dijo medio en serio medio en broma Maribel.

       El avión comenzó a tomar pista y Maribel se sentó bien en su asiento. Apoyó la espalda recta en el respaldo y se agarró con fuerza de los brazos del asiento. Por mucho que volara seguía impresionándole el despegue y el aterrizaje, luego, una vez en el vuelo se relajaba leyendo o escuchando música. Maribel sintió la mano de Gabriel sobre la suya. No pudo evitar ver la alianza de oro que llevaba en la mano derecha.Levantó la vista para toparse con sus ojos.

_Sé que lo pasas mal_ le dijo y estuvieron así durante todo el despegue.

      Maribel tenía el corazón a punto de salirle por la boca. No estaba preparada para encontrarse con Gabriel, menos aún para tenerlo sentado junto a ella durante casi dos horas y ya ni qué decir de ese contacto físico por muy inocente que fuera. ¿Por qué jugaba el destino con ella de esta manera? Despacio fue soltando su mano de la de Gabriel. Ya había acabado el despegue, el avión iba en vuelo así que encendió su libro.

_¿Vas a leer?_ le preguntó Gabriel.

_Sí, esas son mis intenciones_

_Creía que podríamos pasar el rato charlando_

_¿De qué quieres hablar?_ le preguntó volviendo a dejar su libro sobre las rodillas.

_¿Qué es de tu vida?_

_ Terminé la tesis y sigo dando clases en la universidad_

_Estupendo, era lo que querías. Sabía que lo conseguirías_

_¿Y tú, sigues en el mismo sitio?_

_Sí, precisamente por trabajo vuelo a Londres_ contestó Gabriel _ no tienes anillo así que veo que no te has casado_

_No, ya sabes que casarme no entra en mis planes. Sin embargo, he visto tu anillo en la mano derecha, veo que al final tú si eres de los que se casan_

_No me he casado_

_Pero vas a hacerlo, al menos, eso dice tu mano_

_S,  eso dice_

_No te veo muy convencido_ le dijo Maribel dolida.

       Le dolía aquel anillo. Si lo de ellos no había salido adelante era porque él tenía miedo al compromiso. Por mucho que ella le hubiese jurado y rejurado que no soñaba con vestidos blancos y mucho menos con bodas en iglesias el miedo a ir más allá los separó. Viviendo en la misma ciudad no habían vuelto a verse. Maribel no volvió a ver a los amigos de él. Rompió el contacto con todo lo que le recordaba a Gabriel.  Demasiado dolor le había producido aquella separación como para tener la menor de las noticias sobre él.

_Ya sabes lo que pienso de las bodas_

_Pues debes de quererla mucho para haber cedido_ dijo seria volviendo a coger el libro. No quería saber nada más. No sentía la necesidad de hacerse daño con información que le traía a la mente su relación.

     Gabriel no dijo nada. Respetó su silencio. Encendió su libro e intentó concentrarse en la lectura como hacía ella. No podía. Volver a verla le había revuelto por dentro. Demasiados momentos juntos, demasiados sentimientos encontrados. La miró de reojo, Maribel seguía enfrascada en la lectura. Verdaderamente, le quedaba bien aquel corte de pelo que dejaba a la vista sus grandes y espectaculares ojos negros.

_Maribel, lo siento, no es lo que parece_

_¿Qué es lo que no es lo que parece?_

_Lo del anillo_

_¿Llevas una alianza en la mano derecha indicando compromiso?_le preguntó mirándolo fijamente a los ojos.

_Sí_

_Entonces es lo que parece. No pasa nada. Enhorabuena, me alegro por ti_

_Es que no es eso, no me voy a casar_

_Gabriel, no me metas en tus líos. Yo ya no formo parte de tu vida_ le cortó secamente volviéndose a concentrar en la lectura. 

        No se enteraba de nada de lo que leía. Tenía ganas de gritar y de darle un par de bofetadas a su compañero de vuelo. Le daba rabia que se fuera a casar, después de tanta tontería, después de tanta discusión sin sentido, él se casaba, tal y como ella le había dicho que ocurriría "sí asústate de lo nuestro, asústate de que llevemos un año como pareja estable pero te advierto que te veo casado, ya llegará alguien que te haga pasar por donde tú no quieres y esa no seré yo...".  Esas habían sido sus últimas palabras antes de marcharse de su casa con las pocas cosas que tenía en ella.  _Le asustaba un cepillo de dientes en el baño e igual se casa por la iglesia_ pensó.

_Maribel, Maribel..._ repitió Gabriel hasta que ella levantó la vista intentando disimular lo mucho que le dolía.

_Nunca he dejado de pensar en ti_

_Gabriel, no. No me vengas con éstas ahora, ¿eso lo sabe tu novia? ¿Sabes que vas pensando en tus ex ?_ dijo irónica Maribel _Espera que igual yo no entro en el concepto ex y soy solo una amiga que quería más_

_Sabes que no es así_

_Gabriel, me da igual, de verdad. Yo no tengo necesidad de esto_ dijo levantándose _¿me dejas pasar?_

_¿A dónde vas?_ le preguntó al verla coger sus cosas.

_Voy a ver si hay un sitio vacío y me cambio_

_No, no lo hagas_ le dijo agarrándola de la mano _ siéntate, por favor, déjame explicarte. Tú siempre creíste en el destino así que no puede ser simple casualidad que hayamos coincidido en viaje, hora y asiento. Más teniendo en cuenta que atrasé el viaje un día, me iba ayer pero una reunión de última hora hizo que lo atrasara_dijo sin soltarla de la mano _sientate por favor, aprovechemos los cuarenta minutos que nos quedan de vuelo_

    Maribel volvió a dejar sus cosas y se sentó en su asiento. Gabriel no le había soltado la mano, se la mantenía agarrada mientras ella se sentaba en su sitio.

_¿Qué tienes que contarme?_le preguntó ella soltándose de la calidez de su mano.

_No hay nadie. El anillo es sólo una táctica para evitar intentos de acercamiento_

_Si es una broma no tiene gracia_

_No es una broma. Una de las directoras de la filial inglesa intenta liarse conmigo cada vez que vengo y ..... no, no me mires así, si llego a ser yo me hubiesen tildado de acosador y me hubieran puesto de patitas en la calle. Sí, ríete pero hablo en serio_ dijo al ver que Maribel comenzaba a reirse con su historia _El caso es que se me ocurrió decirle que me iba a casar y ésta es la alianza de Dario, ¿te acuerdas de él?_ dijo quitándose la alianza para enseñarle la inscripción en la que rezaban los nombres de Darío y Flor.

_¿Llevas la alianza de Darío? ¿Se ha casado?_

_Casado y divorciado_

_ ¿En tres años se ha casado y divorciado? Eso es rapidez_

_Y tenido gemelos_ contestó Gabriel.

_¿Qué dices? ¿Hablas en serio?_

_Y en tan en serio_ dijo Gabriel.

_Así que una jefa te tira los trastos_

_Ríete, riete pero es la situación más incómoda que he vivido porque encima su marido es el presidente así que imagínate la situación_

              Maribel relajó su rostro. Dejó su libro sobre las rodillas y se giró hacia Gabriel para prestarle toda su atención. Entendía perfectamente que a la inglesita le atrajera aquel chico, no tanto por guapo sino por lo que transmitía en la mirada, su manera de hablar. Sin darse cuenta se quedó absorta en aquellos ojos, lo oía pero no escuchaba nada de lo que decía, estaba absorta en sus pensamientos, en sus recuerdos y poniendo en alerta todos sus sentidos.

_Maribel, ¿me estás escuchando?_ le preguntó Gabriel al ver sus enormes ojos perdidos en el infinito.

_Sí, sí, te oigo, es que me estaba acordando de una cosa pero nada, ya estoy atenta. Entonces te has inventado que te has prometido a tu novia ¿y qué piensa ella?_

_¿Qué piensa ella de qué?_

_Que te has inventado que estás prometido_ dijo Maribel.

_No lo sabe, ¿cómo lo va a saber?_ pregunto Gabriel extrañado.

_¿No le has dicho  a tu novia que has dicho que estás prometido? ¿Por qué no se lo has dicho? No entiendo_

_A ver, te estás liando. No hay ninguna novia. Me lo he inventado todo. De hecho, cuando vine hace un par de meses le enseñé una foto nuestra_

_¿Nuestra?_ preguntó sorprendida.

_Sí, es que no sabía ya qué hacer, qué decir y llevo en la cartera aquella foto que nos hicimos una noche en la máquina aquella del centro comercial, ¿recuerdas?_ preguntó mientras veía asentir con la cabeza a Maribel _pues le dijes que eras mi novia y esta vez traigo alianza puesta_

_Vaya, me dejas alucinada. No sé si más por la historia o porque lleves esa foto en la cartera_

_Es muy chula la foto. Estás muy guapa y sonriente. Ni más ni menos que como eres_

          La señal de abrocharse el cinturón se ilumino. Maribel volvió a apoyar la espalda en el respaldo mientras no dejaba de pensar en la foto. Ella llevaba la misma foto en la cartera, era el único recuerdo que le quedaba de él. Por megafonía el capitán avisaba que en breve tomarían tierra, así como de la temperatura. Maribel recordó que no había metido los guantes en el bolso. El piloto comenzó la maniobra de aterrizaje, Maribel comenzó a ponerse nerviosa y clavó sus manos en el brazo del asiento. Enseguida notó la calidez de la mano de Gabriel sobre la suya.

Elva Marmed

      

           

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