Hay que visitar esta pequeña ciudad si es que decidimos viajar por el estado de los Cárpatos. Sighisoara, fundada por los sajones en el XII, conoció siglos más tarde un extraordinario desarrollo gracias al comercio y a los gremios locales, siendo un importante punto de referencia tanto político como militar. Situada sobre una colina, se conservan todavía las murallas que rodean a la ciudad medieval, y nueve de las catorce torres de defensa originales.
Todo el conjunto de la parte alta de la ciudad ha sido declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. No es de extrañar. En el entorno de la torre del reloj hay una plaza, donde de manera frontal, lateral y oblicua se van situando otros edificios relevantes. La iglesia fue remodelada también en el siglo XVII mientras que a su lado, el edificio del ayuntamiento nos deslumbra con su figura neoclásica oropelizada a través del gótico.
En ese mismo espacio se encuentra la casa donde vino al mundo Vlad III, de sobrenombre Tepes (Empalador), por la manera bárbara de dar muerte que reservaba a sus enemigos, y que conocería fama póstuma al servir de inspiración a Bram Stoker para su Drácula. Si nos dejamos de literatura y avanzamos un poco, nos toparemos con la magnífica presencia de una historia que se intuye poderosa en forma de casonas majestuosas. Estos edificios del centro de Sighisoara continúan habitados, lo que le da a la ciudad un gesto de autenticidad.
Finalmente, en la cima de la colina se halla la Biserica din Deal, dominando el panorama. Del siglo XIV, vino a sustituir una previa capilla románica de tiempos anteriores. Y enfrente de la iglesia, el cementerio sajón, donde los antepasados ilustres de la ciudad duermen el sueño eterno a la sombra de centenarios árboles. Folleto informativo de la visita