Pero a pesar de ser una visita relámpago mi concepto cambió totalmente en cuanto nos bajamos del autobús en la estación central. No es una ciudad preciosa, pero el conjunto en sí tiene algo que engancha, a pesar de ser una ciudad moderna.
Para esta visita sólo metí dos cámaras y tres carretes: la Lc-A con un Fuji Sensia 100 y un fujicolor 200, y la Diana Colette con un Lomography x-pro. Después de un verano cargando con cámaras y dejandome la espalda, creo que es mejor hacer una buena selección. En esta ocasión elegí dos que pesaran poco, y dos formatos diferentes y de momento estoy muy contenta con los primeros resultados.
Os las voy a ir enseñando poco a poco para que las podáis saborear, porque creo que merecen bastante la pena.
Esta primera tanda las hice en el MarktHal, el primer mercado cerrado de Holanda, tipo Mercado de San Miguel de Madrid, pero a lo bestia, con una gran bóbeda decorada con pinturas, que te deja con la boca abierta nada mas entrar, y con la curiosidad de que sobre el mercado hay viviendas, con lo que sus habitantes al asomarse a la ventana, pueden deleitarse con casi 100 puestos de comida, tiendas y restaurantes. Creo que yo no podría vivir allí, ya que me pasaría el día pensando en comida, jejeje.
Allí podéis encontrar desde quesos típicos holandeses, frutas y verduras, frutos secos, una especie de fuet de diferentes sabores y tartas, hasta ¡jamones ibéricos y quesos manchegos!
Y sin más dilación, os dejo con estas exquisiteces, eso si, preparad un babero, porque no vais a poder evitar que se os haga la boca agua, jejeje. Para ver las fotos en Flickr, pinchad aquí.
¡Feliz lunes festivo!* Todas las fotos han sido reaizadas con la cámara LC-A y un carrete Fuji Sensia iso 100.