Allí, nos metimos en el Cafe Rotterdam para disfrutar de las vistas de su terraza, una de las mejores de la ciudad. Aunque el edificio en sí no tiene tampoco desperdicio. Merece la pena tomar algo en su terraza (no el día que fuimos nosotros, porque hacía un frío que pelaba), mientras se disfruta de unas maravillosas vistas del puerto.
A pesar del frío, salimos a la terraza a hacer unas fotos aprovechando los últimos rayos de sol (a eso de las 4 de la tarde...).
Después, seguimos nuestra ruta por el puerto para comer en el Hotel New York, pero os lo contaré la semana que viene.
¡Feliz lunes!* Todas las fotos han sido reaizadas con la cámara LC-A y un carrete Fuji Sensia iso 100.