A AB, por ayudarme con mi super español andorrano (MM y CL, para el próximo) Un fin de semana de 4 días sin salir de Montreal no era una opción que contemplara, así que AB, RC y yo decidimos pasar uno de los días del puente de Pascuas en la capital de Quebec (que además recibe el mismo nombre).
TRANSPORTE
(Es importante que lo cuente todo, sino pierde interés)
Primero pensamos en la idea de ir con los chinos (por si os interesa www.sinorama.ca, no solo salen de Montreal y acabo de descubrir que también están en España): organizan viajes baratos y te hacen verlo todo, pero era relativamente caro, y como éramos tres, nos salía más barato alquilar, sopesamos la idea de buscar un par de “amigos express” (una web tipo blablacar) para que nos saliera más barato y eso fue lo que hicimos.
Con números hablamos de alquilar el coche por 49CAD (±33€) + 5CAD (±3,40€) por ser menor de 25 años (Sí, porque muy lista yo, me dejé el carnet en Andorra, y soy la yayi de Montreal). El depósito de gasolina teníamos que pagarlo a la vuelta. En cuanto al amigo express, tuvimos que pagar un abono anual de 8CAD (±5,40€), nuestros amigos express nos dieron 20CAD (±13,50€) cada uno, en total llevamos cuatro, dos de ida, dos de vuelta. La cuestión es que en total (y disculpadme, pero hablaré en dólares) habíamos conseguido ganar 18CAD, eso sin contar aún la gasolina y el parking que finalmente nos costó 5CAD (lo encontramos justo donde queríamos gracias a Parkopedia). Al final sólo teníamos que pagar la gasolina que aún no sabíamos a cuanto nos subiría.
Cuando llegamos a la tienda de alquiler hicimos todo el papeleo y nos hicieron esperar MEDIA HORA, la verdad que ni siquiera me dí cuenta, quizá por la tranquilidad con la que nos lo tomamos; RC no dijo ni mú, pero el pobre era el titular de la cuenta de Amigo Express y eso le ponía en un compromiso. Nos llamaron y mientras AB y yo seguíamos comentando lo bonito que es el mundo, RC fue a hablar con el recepcionista y vino muy serio (como siempre) diciéndonos que el coche que habíamos alquilado tenía no sé qué roto y que nos dejaban otro. Miramos afuera, vimos un coche bastante grande y nos dijo que creía que era ese. Cuando apretó el botón del mando, no se encendieron las luces de ese coche TAN grande, sino de uno AÚN MÁS GRANDE.
¡Ojo! Fijaos en que solo tiene matrícula trasera, en otra ocasión os cuento el porqué
El viaje fue estupendo, teníamos cargador en el coche y GPS, lo que nos impidió perdernos más de lo que ya lo hicimos. Cuando fuimos a devolver el coche y con miedo de que nos clavaran un pastizal por la gasolina que habíamos gastado, nos dijeron que por hacernos esperar al reservar no nos lo iban a cobrar… ¿Os imagináis nuestras caras de alegría?
Nuestros amigos express: a la ida, vinieron un chico y una chica, la chica nada más subirse se sentó en los asientos de atrás (el coche era un 2+2+2) y se puso a dormir, el que se sentó en medio nos dió charla: Era búlgaro y estudiaba algo de medicina. Entró sin saber nada de Andorra y salió con un máster. Me dijo que era muy buena promocionando mi país, así que me hice muy amiga de él. A la vuelta, con lo tarde que era y lo cansados que estábamos, apenas hablamos con nuestras amigas, nuestro lirón AB dormía y yo hacía mi trabajo de copiloto.
LA CIUDAD
‘Mancantao’.Quebec me ha dado la impresión de que es una ciudad muy Europea, me recordaba a Irlanda, pero con una marca muy canadiense; casas bajas de piedra con puertas de madera y tiendas llenas de ropa con objetos autóctonos en venta. Menos metro, lo tenía todo. De hecho, las veces que me han preguntado que qué tal me había ido el viaje, he recomendado venir a Quebec antes que a Montreal (aunque secretamente esté más enamorada de Montreal…).
Lo primero que hicimos fue comer Poutine en Poutine Ville.
ñam, ñam, ñam
Luego empezó la visita (que previamente había preparado la noche anterior gracias a esta web de Quebec), solo vimos el Viejo Quebec pero tampoco teníamos muchísimo más tiempo, aún así creo que lo hemos aprovechado muchísimo
Paseamos por la calle Saint-Jean…
y por el Petit Champlain.
Subimos hasta el Castillo Frontenac,
Y antes de pararnos a merendar esta rica crêpe
en Casse-crêpe Breton,
hicimos una paradita en el Parlamento de Quebec.
Como aún nos quedaba un ratito nos dirigimos a Montmorency a ver las cataratas.
Luego volvimos a casa y ahí acabó nuestro bonito viaje a Quebec.
Conclusión:
LO RECOMIENDO, de verdad, si algún día se os ocurre hacer un viaje por la zona añadid Quebec a vuestra lista de destinos. Sé que soy poco objetiva, que a mí me gustan todos los lugares a los que voy, pero este especialmente merece la pena. La esencia canadiense no la había sentido hasta ahora, y me he sentido como si cambiara de país, quizá porque soy muy Europea y ver casas hechas de piedra me tira, quizá por la cantidad de tiendas con ropa de lana (sí, la típica que vemos en los puestos de los indios en los mercadillos), o simplemente porque tiene un encanto particular del que no había sido nunca espectadora. Lo que sé es que me ha encandilado esa ciudad y que quizá nos volvamos a ver pronto las caras.
Hasta la vista, baby!
Por último, y como siempre, os dejo un vídeo que no tiene nada que ver con el artículo y que me ha llamado mucho la atención, no sólo porque hable de la relación que podemos llegar a tener con nuestras queridas mascotas, sino por el mensaje global que se ha querido dejar… Pero averiguadlo vosotros mismos y aprended, aprended mucho de la vida. [Subtítulos en español disponibles]
“Nunca te olvides de jugar / Never forget to play
Y sentir la alegría de la vida. / and feel the joy of life.
Salta de alegría cuando estés feliz. / Jump for joy when you are happy.
Rodéate de la gente que te quiere. / Surround yourself with the people you love.
Vive en el momento / Live in the moment”