The Cut (2014), es una coproducción entre nada más y nada menos que siete países: Alemania, Francia, Italia, Rusia, Canadá, Polonia y Turquía. En ella, Fatih Akin, su director, nos convierte en compañeros de viaje de Nazareth, un joven artesano que es alejado de su mujer y sus dos hijas durante la masacre del pueblo armenio por parte del ejército turco, durante la Primera Guerra Mundial, en el año 1915. Nazareth, mudo tras el corte en la garganta que le propicia un soldado otomano, se embarca en un viaje desesperante, que le llevará a recorrer medio mundo (re)buscando en todas partes con la intención de encontrar a sus dos hijas, de las que fue cruelmente separado casi 20 años atrás.
The Cut es un diario de viajes en forma de película; de estructura canónica, el relato se construye en base a los obstáculos que se interponen en el camino del protagonista, quien va superando las dificultades movido únicamente por el amor incondicional que destila hacia sus hijas.
Fatih Akin no utiliza trucos: recurre a la narrativa más convencional pero sin caer en los recursos fáciles, conduciendo al espectador, sin giros ni explicaciones simplistas, a una clausura esperada, pero conmovedora. The Cut es, por tanto, una película agradable, pero no buenista: Fatih no tiene ningún problema en mostrar en primeros planos las crueldades más explícitas que sufre el joven Nazareth.
Por ello, la última película de Fatih Akin es sencilla (que no simple), pero sincera. Este planteamiento, para nada rebuscado, se apoya en un complejo y muy bien llevado diseño de producción, en una cuidada fotografía y en una excelente banda sonora.
En una frase: Fatih es agradable en The Cut, sí, pero eso, en esta ocasión, no nos desagrada en absoluto.
Pelayo Sánchez