Nos pareció curiosa la invitación: ¡una cata de queso con café y tortas de aceite!, pero viniendo de Q de quesos no podía ser un capricho. Y en efecto, la cata fue realmente especial, muy preparada y pensada para sorprender.
El evento tuvo lugar en la madrileña cale Goya, en un restaurante que lleva, nada menos, que desde 1906 ofreciendo la cultura de la tapa por la capital española: La Casa del Abuelo.
Los quesos los ponía la Quesería La Antigua. Unos sensacionales quesos de oveja. Desde el más suave, hasta un curado que nada tiene que envidiar a los mejores parmesanos. Su queso con trufa, tierno y con trufa de verdad (lo que no es muy habitual) es una delicia que te deja ese aroma flotando por la boca. Y el broche fue una torta, madurada con cardo mariano, que es un placer absoluto.
En cuanto a los cafés, contamos con los estupendos cafés Guilis. Degustamos las variedades de México, Colombia y Brasil. Todos ellos cafés naturales de la mejor calidad tostados en Alcorcón (Madrid), y nos enseñaron cómo degustarlos para sacarles el mayor aroma: al estilo antiguo, dejando caer el agua sin presión con el filtro y, por supuesto, recién molido.
El tercer ingrediente de la tarde fueron las tortas de aceite de Inés Rosales. Las tortas de aceite van un paso más allá, y las probamos dulces (las de Naranja) y saladas (las de romero y tomillo y las de sal marina y sésamo). Francamente, difícil decir cuál mejor.
Y la cata consistió en unir todos estos ingredientes. Es realmente curioso observar la explosión de sabor cuando unes en boca café con quesos de diferentes modalidades. Incluso el final fue tomar un auténtico café con leche... versión quesera: café con una cucharada de torta. El resultado, una bebida sorprendente en la que se mezclan dos sabores fuertes para generar una sensación única.
Realmente, tanto el queso como el café son elementos que están continuamente en nuestra vida pero a los que muchas veces no tratamos como merecen. O mejor dicho, maltratamos, sin potenciar sus cualidades y sabores.