© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
En tiempo de lluvias o deshielos asombra las prisas con las que bajan las aguas del Faro a encontrarse cuanto antes con las del Curueño, río vertebrador de la Montaña Central Leonesa recordado, siempre que se habla de él, como “el río del olvido” al que dedicó una obra llena de ternura el escritor leonés Julio Llamazares.
El paseo
El inicio de este paseo a contracorriente arranca en la localidad de Redipuertas, la última localidad antes de que la carretera que remonta las aguas del Curueño muera como tal en lo más alto del puerto de Vegarada, paso natural y ancestral en este punto entre Asturias y León. Un poste a pie de carretera y el paso del Faro, que aquí recorre ya sus ultimísimos metros, evidencian el rumbo a tomar. Como también evidencia la justa fama que se ha ido ganando este paseo sencillo, perfectamente señalizado y que no requiere más esfuerzo que el de una saludable caminata que hasta hacen con gusto los niños, lo difícil que puede llegar a ser en un día de fiesta dejar el coche en un sitio donde no estorbe.Casi en el mismo pueblo encontramos la primera de las cascadas y una de las más bellas, el Saltón. Aunque para el caminante es el primero, para el río es el último despeñadero de su breve trajinar, una cola de caballo percherón que remata su salto mortal en una recogida poza de aguas azuladas y aspecto tentador pero temperaturas más que gélidas.
Un poco más arriba, a la altura del puente que cruza sobre el Faro para llegar a la iglesia, se termina el asfalto y comienza la pista de tierra que sin pérdida posible, unas veces más cerca y otras más en la distancia, acompaña el discurrir del Faro por su orilla derecha.
La pista prosigue hacia el cuenco del circo montañoso y nosotros, cual salmones de regreso a su lugar de nacimiento, continuamos río arriba también de salto en salto. El siguiente de la lista es el de La Fuente. Después aparece La Majá de la Tala, una nave de uso ganadero y, a su altura, la cascada del mismo nombre.
Algo más arriba, el valle se abre en anfiteatro a la vista de la última, La Requejá. Según la época del año, será posible llegar hasta ella o no. Todo depende de si uno de los arroyos que baja a sumarse a la fiesta de las cascadas inunda el vado. Si permite el paso, y se tienen ganas de más, aun queda otra cascada fuera de ruta 900 metros más arriba al alcanzar los prados de Faro y la Majá de Sidón. Si no, el paseo finaliza en este punto, a casi 3 km de Redipuertas y a cerca de una hora y media del inicio. El regreso se realiza sobre los mismos pasos.
Puerto de Vegarada
Y como el tiempo que lleva este paseo no es mucho, seguro que queda espacio para disfrutar de un territorio que es más que pródigo en cosas que ver y rincones de interés. Estando donde estamos no merece la pena resistirse curiosear el punto en el que la carretera que nos ha traído hasta aquí se transforma, como por arte de magia, en pista de tierra. Se esfuma, sin más. Sucede en lo más alto del puerto de Vegarada, un paso histórico que los romanos enlazaron con una de sus calzadas salvando a fuerza de tesón y muchos puentes la estrechez de las hoces abiertas por el Curueño. Esta vía de comunicación sirvió a lo largo del tiempo como ruta militar, pecuaria, camino de peregrinación hacia San Salvador de Oviedo y ruta de arrieros. Es uno de los pasos más altos de la cordillera cantábrica, a 1.560 metros de altitud, y junto a él existió un antiguo complejo de braña de altura, hospital y ermita que bajo la advocación de la Virgen del Carmen, auxiliaba a viajeros y peregrinos. Una campana, que puede verse en al Museo Etnográfico de León, en Mansilla de las Mulas, guiaba con su sonido en días de nevadas y nieblas. Los restos de aquel complejo llevan camino de convertirse en un moderno hotel de montaña.PARA COMER
EL APRISCO (Redipuertas. Tel. 987 74 31 86). Ubicado a muy pocos metros de la cascada de El Saltón es uno de esos lugares a los que uno acude con ganas de disfrutar de la gastronomía de la zona. En este caso, la tradicional leonesa hecha con amor y buena maña. Mucho más tras el saludable paseo que lleva de salto en salto por las orillas del Faro. Y como no es ningún secreto que aquí se come bien y se disfruta comiendo conviene asegurarse antes un sitio en la mesa. Entre los platos de más éxito están las patatas a la importancia. Pero la carta presenta propuestas tan apetecibles como las alubias blancas con codorniz escabechada, bacalao a la riojana, lechazo al horno con patatas panadera o cabrito, unas deliciosas croquetas o cocido leonés.
MÁS INFORMACIÓN. Este paseo señalizado, sin pérdida posible y asequible para hacer con niños, discurre por una pista de tierra. Desde Redipuertas (León) hasta la cascada de La Requejá son 3 km que pueden hacerse en una hora. Si se quiere, es posible prolongar el paseo 900 metros más arriba hasta alcanzar los prados de Faro y la Majá de Sidón.
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