Neil Gaiman es un excelente narrador. Ya compartí con vosotros la reseña de El cementerio sin lápidas, un libro de cuentos que me fascinó, y en esta ocasión os hablo también de un cuento, un cuento fascinante: Stardust.
Y es que Stardust es un cuento de hadas. Entre sus páginas encontraremos unicornios, magia, buenas gentes, barcos voladores, una bruja malvada y amor. Pero no es un cuento infantil: también encontraremos algo de sexo, asesinatos, traiciones y codicia.
Stardust nos cuenta la historia de Tristran Thorn, un joven habitante de Muro, llamado así porque limita con la tierra de las Hadas. Una noche, cuando va a visitar a Victoria, la chica de la que está perdidamente enamorado, ven caer una estrella fugaz, y para probar su amor por la muchacha, se adentrará en las mágicas tierras más allá del pueblo en busca de esa estrella caída.
Cuál será su sorpresa al descubrir que la estrella es una chica, Yvaine, y que no sólo él la está buscando. Una poderosa bruja quiere obtener su corazón para volver a ser joven, y unos herederos al trono buscan una joya que porta la misteriosa estrella para optar a ser reyes... a toda costa.
La historia es fascinante; el autor va tejiendo una red entre sus personajes en la que tú, como lector, caes atrapado irremediablemente (y bien a gusto que vas a caer) y vas a desear saber qué pasa con todos ellos, a la vez que lees unas cuantas lecciones de vida de lo más valiosas.
En ocasiones me ha recordado a la novela de La princesa prometida, salvando las distancias, evidentemente, pero en ese estilo algo humorístico, un poco socarrón en ocasiones, y la relación entre Tristran e Yvaine es francamente entretenida, con sus roces y sus peleas. Incluso el final es, dentro de lo esperado, bien elaborado y sorprendente.
Además, está bellamente ilustrado por Charles Vess. En definitiva, una fábula que no debes perderte.