Sonya Hartnett
Queridos lectores:
Cada cierto tiempo me gusta traer una historia diferente de la mano de la Editorial Vicens Vives a quien siempre les agradezco que me den mucho más para disfrutar de la literatura.
Para ser completamente honesta, ésta no es de mis historias preferidas, no obstante, sí que me ha gustado y puedo extraer un par de detalles interesantes aquí.
El burrito de plata es exactamente eso, una pequeña figurita que porta un soldado que ha huido de la guerra, de la Primera Guerra Mundial para ser más exactos. Al parecer ha quedado ciego y debido a ésto se ha visto obligado a esconderse en un bosque frondoso pues de encontrarle, en el ejército, le matarían por desertor. Un buen día lo encuentran allí dos niñas pequeñas que deciden ayudarle y digamos que, a cambio de su simple compañía y la promesa de ayuda, éste hombre les contará a las niñas una serie de cuentos con burritos como personaje principal o secundario.
La ceguera de este soldado tiene cierto simbolismo que me ha gustado mucho, como si de alguna manera, el ser humano no quisiera ver los horrores de un campo de batalla y decidiera de alguna manera quedar ciego a voluntad.
Bien, junto a la trama, vamos a encontrar unas sencillas ilustraciones que reflejan con trazos rápidos y colores oscuros el horror de la guerra así como la incertidumbre y el miedo. Y ahí es donde creo que radica la importancia de esta lectura, pues rara vez se les cuenta a los niños una historia con todo lujo de detalles cuando se trata de muerte y destrucción. En este caso vais a poder leer unos relatos que muestran un realismo muy poco común en las historias dirigidas a la infancia que contrasta mucho con los habituales cuentos en donde personifican a los animales.
No sé si será del gusto de todos el hecho de mostrar entre palabras la cruda realidad de una guerra en la que, a mi parecer, solo hay hombres obedeciendo órdenes que acaban sembrando caos, destrucción y nunca aporta nada constructivo. Ésta es la característica principal junto al simbolismo del burrito, un animal al que siempre se le adjudican cualidades de necedad, torpeza, terquedad y otros apelativos nada cariñosos, pues mi parte preferida de esta narración son las moralejas en las que ese burrito es tratado como un héroe que salva, como un factor imprescindible en el final feliz de una historia o como ese algo fundamental sin el cual los cuentos no tendrían sentido. Y eso, realmente, me ha gustado muchísimo pues nos da una lección a los humanos para dejar de adjudicarle a los animales unas cualidades que para nada los definen.
Y para terminar creo que es muy importante la lección de abnegación que nos dan las dos protagonistas más jovencitas, pues sin que nadie se lo pidiera, deciden ayudar a un desconocido que nada tiene para devolverles el favor y eso es algo que en la sociedad actual no hace más que desparecer, bien por miedo, vergüenza o desconfianza, y es algo digno de ser reflexionado.
Hasta aquí mi reseña de hoy que espero os haya dejado buen sabor de boca literaria. ¡Nos vemos en la siguiente lectura! ^^