Pues bien, la novela gráfica no es un medio en el que me encuentre cómodo, ni leyendo, ni reseñando ya que prefiero las letras a los dibujos para que me cuenten una historia, probablemente por lo malo que soy dibujando. Sin embargo tras devorar El subsuelo, porque una vez que lo abrí no pude dejar de leer hasta terminarlo, creo que debo cambiar mi opinión sobre el género.
Víctor Solana nos dibuja un mundo distópico en el que las drogas por un lado y la religión por otro, mantiene a los pueblos totalmente subyugados a la voluntad de sus líderes. En un paralelismo con nuestra sociedad actual y golpeándote una y otra vez en tu propia conciencia, obligándome a analizar en muchas viñetas si a ti te está ocurriendo lo mismo.
Una trama que, sin fisuras, comparte casi por completo el peso de la obra con sus propios personajes, quienes poco a poco nos muestran el sentir de cada uno de los colectivos a los que pertenecen, haciéndonos entender por qué hacen lo que hacen. Personajes a los que el dibujante consigue dotar de alma con cada una de sus reacciones a las situaciones a las que los expone.
No entiendo casi nada de dibujo pero sé el que me gusta y el que me molesta para seguir la historia porque me obliga a detenerme más de la cuenta en las líneas y colores por encima de los textos. Este no es el caso. Cada viñeta está pensada de tal forma que nada de lo que te muestra es superficial. Todo tiene su motivo para ser dibujado y no el lucimiento del talento del dibujante. De hecho en la primera lectura solo un par de veces tuve que volver atrás para remirar algo que no entendía. En la segunda ya no hizo falta. Algunas escenas me han parecido brillantes hasta el punto de no avanzar la página aunque la historia lo suplica para saborear el recurso utilizado por Víctor.
Viñetas alimentadas en su mayoría por el rojo y el azul, que llaman a la acción y la violencia o la calma y el relax según lo que ocurre en ellas. Pasando por todos los tamaños y formas consiguen soluciona muchas partes de la trama cargadas de detalles que se dejan ver porque te obliga a mirarlos y disfrutarlos.
En definitiva, si bien no es una obra para todos los públicos, a los que decidáis entrar en El subsuelo encontraréis un tebeo cargado de talento, dedicación y vocación que, sin dudarlo, te hará disfrutar del género aunque no lo hayas tocado antes.