Por una parte tenemos a Mei, que ha dedicado su vida entera a cuidar de su madre enferma, y cuando ésta fallece está dispuesta a arriesgarlo todo por llevar las cenizas a Yonsú, una mística aldea donde no existe la muerte.
Kento es un joven criado por prostitutas al perder a su madre siendo un recién nacido, y con el tiempo pasará a formar parte de la yakuza, la temida mafia japonesa.
Para los dos protagonistas, cuyas historias discurren paralelas, el viaje que deberán emprender es una reflexión sobre la vida, la soledad, el amor y especialmente, la muerte.
Claramente influenciado por el universo creado por Hayao Miyazaki y el folklore japonés, David Cantero crea una fábula en la que reflexionaremos acerca de la pérdida de los seres queridos, y como la vida en sí es también un viaje, desde que nacemos hasta que morimos.
Excesivamente lenta en algunos tramos, especialmente cuando Mei se pierde en sus pensamientos, incita incluso a leerse en diagonal si no se tiene la suficiente paciencia. Recomiendo tenerla, ya que la prosa empleada por el autor está llena de detalles, aunque no se puede negar que son mucho más entretenidos los pasajes de Kento.
En resumen: una fabúla adaptada a nuestros tiempos, lenta en su desarrollo aunque bien resuelta, ideal para los aficionados a la cultura japonesa y con ciertos guiños a las películas de Ghibli que reconoceréis rápidamente.
Reseña de la editorial: Cuenta la leyenda que existe un lugar en Japón al que muchos ancianos van a morir y que guarda, tal vez, el secreto de la inmortalidad. Su nombre es Yonsú.Mei Tanaka es una joven que jamás ha salido de Tokio. Vive en una enorme isla y detesta viajar. Se siente feliz con la rutina del cuidado de su madre. El mundo que existe fuera lo conoce por los libros, la radio y la televisión. Pero todo cambiará para ella cuando su madre muera y decida emprender un largo viaje con sus cenizas hasta encontrar la misteriosa aldea de Yonsú.