© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Un viaje a las fuentes siempre es un ejercicio saludable para el conocimiento. También lo es para el cuerpo cuando la propuesta consiste en lanzarse a los caminos para enlazar, uno tras otro, los manaderos tradicionales que rodean el entorno de una localidad como la de Tiedra. Pocas cosas hay que conjuguen una sencillez tan apabullante y un significado tan hondo como el de un caño manando en la leve hondonada de un páramo cerealista. Vitales en ese pasado cada vez más remoto, en el que el agua no era corriente y cada gota llegaba a los hogares después de ir a por ella; en el que la ropa se limpiaba de rodillas restregando contra el lavadero; o un surtidor en medio de los campos era una oasis en el que aliviar el sofoco de una faena asfixiante; hoy, la mayoría, mueren de inanición y olvido en el contorno de muchos pueblos. Las fuentes del campo, tan sencillas como lo pueda ser un caño brotando de entre las piedras, una teja sujeta con barro o un hilillo alimentando la charca constituyen un patrimonio tan humilde como emocionante en muchos casos. En el fondo, y en la forma, son seres vivos capaces de dar vida a su vez si se las cuida, se limpian, se elimina maleza, se protegen, tal como se hizo durante siglos por el bien común y la mera supervivencia. De lo contrario, el caño, tarde o temprano, por una razón u otra deja de brotar y se seca. La vida a su alrededor, también.
Por eso facilitar un viaje a las fuentes olvidadas del campo es un ejercicio tan saludable como estimulante para el espíritu, la única forma de que forasteros y vecinos se adentren por caminos que nunca transitarían, hasta parajes a los que nunca irían. Por eso el recorrido señalizado que a lo largo de 18 kilómetros enlaza ocho fuentes dispersas en el entorno cercano de la localidad vallisoletana de Tiedra es una buena oportunidad para mirar desde lejos la formidable estampa de su castillo o disfrutar de la singularidad de un paisaje que ahora envuelve en verdes las ondulaciones interminables del páramo, tal cual si fuera posible pasearse por el escritorio clásico de un ordenador con Windows. Sólo que éste resulta mucho más apetecible que un paseo virtual.
EL PASEO DE LAS FUENTES
El inicio del paseo, señalizado como PRC VA-13 Y especialmente indicado para hacer en bicicleta y algo largo para hacer a pie, hay que buscarlo a la entrada de la localidad si se llega desde Toro. La Fuente de San Pedro, entre la carretera y el castillo, era el surtidor utilizado, por ser el más próximo, cuando los incendios se apagaban a calderos. El tránsito entre la primera de las fuentes y la segunda, la del Caño, es el peor señalizado, dado que se pierde el rastro al llegar al campo de fútbol. Desde allí, lo mejor es rodear por su base el cerro sobre el que se alza el castillo hasta vislumbrar fuente y panel informativo. La del Caño reúne a su vera un amplio abrevadero en el que los rebaños menguaban su sed a la entrada o salida del pueblo y un también amplio lavadero en el que ya resulta doloroso tan sólo imaginar la postura arrodillada de las lavanderas sin protección alguna bajo la solana.Desde esta fuente y hasta el final del itinerario el paseo discurre por pistas agrícolas anchas y compactas bien señalizado en todos los desvíos. El siguiente manantial es el pozo de la Represa, cubierto para su protección y del que se extraía el agua mediante noria. Su existencia consta ya en documentos del siglo XVII y fue el más utilizado por la población para el abastecimiento de agua potable hasta la llegada del agua corriente al pueblo en 1928. Tras el paso por la fuente de Coberteras, el paseo recala en la de Antagüeros, velada por una pequeña guardia de chopos. Su bóveda de cañón apunta el encanto de unas hechuras romanas relacionadas con el paso, más o menos por aquí, de la calzada también romana que unía la fundación de Tiedra, Amallóbriga, con Simancas, Septimancas.
CAMPOS DE LAVANDA Y CASTILLO
Para disfrutar a tope el remate de este viaje conviene hacerlo coincidir con la floración de unos cultivos que han cobrado gran auge en los últimos años en los Montes Torozos: la lavanda y el lavandín, dos variedades de una especie que hace furor a mediados de julio entre los apasionados de la aromaterapia y los selfies. Y Tiedra ha llevado en esto la voz cantante. Aquí se empezó hace 15 años con una pequeña explotación buscando alternativas al cultivo del cereal. Hoy son ya más de 400 las hectáreas dedicadas a la lavanda y cada año se suma alguna más.Antes de tirarse a la cuneta del primer campo que se nos cruce y empezar a disparar fotos como un poseso es más que recomendable hacer parada en el centro de interpretación Tiedra de Lavanda, ubicado a la entrada de la localidad. Es la mejor manera de sacar jugo –nunca mejor dicho- a un cultivo que para la gran mayoría es un gran desconocido. También es el mejor lugar para que nos indiquen dónde se encuentran los campos más fotogénicos.
Pero la visita a Tiedra no tiene por qué limitarse a esto. En el otro extremo se alza uno de los castillos con mejor estampa de la provincia. También visitable y también con unas vistas estupendas desde las almenas, como corresponde a la misión de observatorio fronterizo entre los reinos de Castilla y de León con la que fue levantado. La localidad cuenta con una app descargable que guía a través de archivos de voz tanto por el interior del castillo como por el paseo urbano en el que se van desgranando sus rincones más notables. Entre ellos, a las afueras, la ermita de Nuestra Señora de Tiedra Vieja, con la curiosidad en su interior de una espectacular pared repleta de exvotos fotográficos. Los rostros de vecinos que desde mediados del siglo XIX cuelgan aquí sus retratos para agradecer a la Virgen los favores concedidos.
DISFRUTAR DE LAS ESTRELLAS EN FAMILIA. La Fundación Starlight tiene como misión certificar qué lugares cumplen las condiciones ideales para disfrutar de la observación nocturna del firmamento. El Centro Astronómico de Tiedra es uno de esos lugares privilegiados. Dotado de todos los medios técnicos necesarios para la observación de lo que los astrónomos denominan el cielo profundo, ofrece distintas modalidades de visitas guiadas –nocturnas o diurnas-, proyecciones en el planetario, observaciones a la carta, talleres para disfrutar en familia [cieloytiedra.com; tel. 660 028 282]
EN MARCHA. A Tiedra puede llegarse desde Toro por la ZA-705, Medina de Rioseco, por la VA-505, o Mota del Marqués.
EL PASEO. Recorrido de 18 km por caminos agrícolas, especialmente indicado para hacer en bicicleta. Señalizado como sendero circular de pequeño recorrido PCR-VA13. Información: Oficina de Turismo de Tiedra.
TIEDRA. Las almenas de su castillo ofrecen unas vistas excepcionales. La localidad, que merece también un tranquilo paseo, presenta otros atractivos como el de su plaza Mayor porticada, a la que se asoma el edificio del Ayuntamiento, levantado en el siglo XIX; la iglesia del Salvador y, en el punto final del itinerario, la ermita de Tiedra Vieja, junto a la que se fundó el primer núcleo de población.
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Source: Siempre de paso