¿VIENES A PASAR EL DÍA A VALLADOLID?
Te guío por la ciudad para que no te pierdas LO IMPRESCINDIBLE
© Textos y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Hay que ser realistas: lo imposible no es posible. Y pretender saborear lo mucho que encierra una ciudad como Valladolid en 24 horas es un intento imposible. No puede ser de otra manera: tantos siglos de atesorar experiencias, personajes, acontecimientos que cambiaron el mundo; tantos siglos de levantar conventos, palacios, iglesias monumentales; tantos siglos de atesorar joyas no pueden meterse en un revuelto y luego pretender que sea digerible. Lo más seguro es que haya atragantamiento. Por eso quien sólo disponga de un día y se vea necesariamente abocado a tener que escoger, deberá saber dos cosas: una, que se va sin haber visto todo lo que merece la pena ser visto; dos, que ya tiene una excusa para regresar en cualquier momento. Por si acaso, aquí van algunas pistas para no hacerse un lío.
Casa Resines. Acera de Recoletos. Edificios del siglo XIX. Valladolid. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Quien sólo aterriza un día en Valladolid, o viene en AVE con billete de vuelta en el día, tiene que, por fuerza, economizar tiempo y no distraerse en lo accesorio. Ir al grano, a la esencia de la ciudad. Si la entrada se hace en tren ya puede empezarse por la propia estación, de gusto francés y construida entre 1891 y 1895, cuando en Valladolid se desperezaba una burguesía que sería vital para el desarrollo de la ciudad. Antes de adentrarse por el Campo Grande hay que acercarse hasta el convento de los Filipinos y dedicar tiempo a su Museo Oriental, único en su género en España. Se formó con las piezas que los misioneros traían de oriente. La sala de marfiles es una delicia. Enfrente queda el jardín romántico de El Campo Grande, trazado en el XIX. No basta atravesarlo a toda prisa, hay que perderse por sus vericuetos y, al menos, descubrir donde queda el estanque. En el costado que da a la acerca de Recoletos –arquitectura burguesa del XIX- está la Oficina de Turismo. Desde la plaza de Zorrilla por la calle Miguel Íscar se llega a la Casa Museo de Cervantes, vecino ilustre que fue de Valladolid mientras la Corte estuvo aquí.
Museo Casa Cervantes. Valladolid. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Por la calle de Santiago, arteria comercial tradicional de la ciudad, se alcanza la plaza Mayor. Tras el incendio que sufrió la ciudad en 1561 la plaza fue diseñada con ayuda de Juan de Herrera y se convirtió en la primera plaza Mayor de aspecto regular de España. Después sirvió de modelo para otras muchas en España y América –entre ellas las de Salamanca y Madrid-. En el centro campea el conde Ansúrez, fundador de la ciudad. La preside el edificio del Ayuntamiento, de 1908.
Salón de Recepciones. Ayuntamiento de Valladolid. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Los soportales de la calle Ferrari encaminan hacia la Fuente Dorada y después hacia la catedral, un proyecto de Juan de Herrera que quedó truncado por falta de medios. En su interior el Museo Diocesano alberga numerosas joyas. Se ubica entre los restos de la colegiata que existía antes de levantar la catedral. A la vista queda la iglesia de Santa María de la Antigua. Su parte más antigua, la torre, es de la época del conde Ansúrez.
La otra cara de la catedral da a la Universidad, con una hermosa fachada barroca. Por la calle Librería se comunica con el palacio de Santa Cruz, edificio universitario cuya fachada es la primera de estilo renacentista levantada en España. Hay que entrar al patio y subir hasta el segundo piso para asomarse a la antigua biblioteca. Ésta se ve a través de un cristal, sea la hora que sea.
Biblioteca histórica. Palacio de Santa Cruz. Valladolid. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Toca ya enfilar hacia la plaza de San Pablo, mejor si se llega con tiempo porque en su entorno se localizan algunos de los rincones más interesantes de la ciudad, como la Casa Museo del poeta José Zorrilla, el palacio Real –sólo se visita a través de la Oficina de Turismo-, el palacio de Pimentel –los azulejos de su zaguán hablan del Valladolid cortesano-, la iglesia de San Pablo y, sobre todo, el Museo Nacional de Escultura, donde se guardan las más valiosas tallas de la imaginería castellana de los siglo XVI y XVII. Tiene una sala dedicada a mostrar bastantes de los pasos que desfilan en Semana Santa.
Salón del Trono. Palacio Real. Valladolid. Castilla y León. España, 2008 © Javier Prieto Gallego
Hasta aquí lo imprescindible.
Pero Valladolid tiene muchas más cosas que ver y en este blog puedes encontrar bastantes de ellas. Espero que las disfrutes y nos cuentes tus experiencias.
INFORMACIÓN. Oficina de Turismo de Valladolid. Calle Acera de Recoletos, 0, 47004 Valladolid. Teléfono:www.info.valladolid.es.
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