ENTRE OSOS Y PALLOZAS
Pueblos y rincones que merece la pena ver en Los Ancares
La esquina en la que las provincias de León y Lugo se funden en un solo territorio es un monumental lío de vallejos intrincados, montañas que casi alcanzan los 2.000 metros, densos robledales y castañares centenarios. Pero también de pequeños pueblos que, debido a los caprichos de la orografía, quedaron perdidos y a su suerte en una búrbuja del tiempo hasta hace apenas unas décadas. Así son Los Ancares: un baúl que aún conserva esencias destiladas por los pueblos celtas; un rincón de la geografía abierto y cerrado al mismo tiempo, difícil de recorrer pero siempre sorprendente.
© Texto, fotografías y vídeo: JAVIER PRIETO GALLEGO
Para viajar al pasado no siempre hace falta recurrir al “Ministerio del Tiempo”: a veces simplemente basta tomar una carretera sinuosa y llena de baches para terminar llegando a un rincón que, de no ser por los cables de las fachadas y alguna farola, parece haberse quedado traspapelado en un calendario del siglo XVIII. Eso es lo que uno va maquinando, sin ir demasiado lejos, mientras se recorren algunas de las carreteras que reptan por entre los pliegues montañosos de Los Ancares.
Y eso que en unas pocas décadas la modernidad ha pasado por estos valles y montañas para ir saldando un montón de deudas que tenía atrasadas. Porque por suerte, viajar hoy a Los Ancares no es lo mismo que hace 20 años. Y se nota, sobre todo, en que las carreteras han conseguido llegar hasta donde parecía que nadie las iba a llevar, hay señales que ayudan a no perderse allí donde ni el GPS es capaz de orientarse, y casas rurales que brindan la experiencia de una noche al amor de la lumbre nada menos que en el país de los osos y las pallozas.
Entrada a una palloza. Piornedo de Ancares. Los Ancares. Lugo. Galicia. España © Javier Prieto Gallego;
De lo primero parece que, poco a poco, la población de osos se va recuperando en este esquinazo de geografía quebrada y bosques profundos en el que llegaron a estar casi extinguidos. Pero en lo que se ve que la modernidad ha pasado por Los Ancares es en que, precisamente, ha barrido por completo con una de sus señas de identidad: las pallozas, las viviendas de paredes bajas, planta circular o elíptica y extensos tejados de teito –paja de centeno majada– cuyo espacio compartían las familias con sus ganados. Para muchos, ese tipo de construcciones, emblema de este complejo territorio, es la muestra más evidente de un pasado estrechamente emparentado con la cultura céltica en la que hundiría sus raíces más profundas. La forma apenas evolucionada de una manera de construir las casas, muy semejante a la que se encuentra en los abundantes castros prehistóricos que se han hallado diseminados por este amplio territorio.
Por desgracia, la modernidad -o mejor dicho, una nefasta gestión de nuestro patrimonio etnográfico-, que ha supuesto un salto de gigante en las formas de vivir y de comunicarse de los ancareses a lo largo del siglo XXI, se las ha llevado por delante. Las dificultades que conlleva mantener esos teitos, que hay que reponer cada 10 o 15 años, el peligro continuo de los incendios que supone hacer fuego bajo sus techos de paja seca y la imposibilidad de dotarlas del mínimo confort que se pide a una vivienda moderna, ha hecho que la mayoría hayan desaparecido del paisaje en los últimos 20 años. Las que perviven lo hacen con tejados de pizarra bajo los que resulta difícil identificarlas como lo que fueron.
Rueda de carro bajo un hórreo en Los Ancares. León. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego;
Quien viaje hoy hasta Los Ancares para ver cómo eran por dentro y por fuera esas viviendas, casi idénticas desde la prehistoria hasta que dejaron de ser utilizadas como tales, solo va a poder hacerlo en dos rincones muy concretos y en forma de pallozas-museo. Eso sí, magníficos ejemplos ambos totalmente recomendables.
En la vertiente leonesa de este territorio podemos acudir a la localidad de Pereda de Ancares. Allí, sin señalización que lo indique, basta preguntar por la Palloza del Señor Antonio (aunque siempre lo mejor es llamar con antelación para concertar la cita, tel. 626 720 289). Su hijo, Octavio, es el que enseña ahora la casa de sus antepasados, una vivienda de planta casi rectangular y dos entradas: una, la que mira al sur, para las personas, y la otra, que da al este, para los animales, vacas y cerdos. Al final, todos convivían bajo un mismo techo, de paja, separados en pequeños recintos.
Palloza Museo del Señor Antonio . Pereda de Ancares. León. España © Javier Prieto Gallego
Otro rincón imprescindible para quien quiera ver una palloza por dentro explicada por quien pasara en ella buena parte de su infancia es Piornedo de Ancares, en el lado lucense de este territorio, que presume de contar con el mejor conjunto de pallozas de todos Los Ancares. Especialmente recomendable es la visita a la palloza-museo “Casa do Sesto” (tel. 62673 88 55), que enseñan en la zona alta del pueblo, con todos los enseres y la misma distribución que tuvo hasta que dejó de ser definitivamente habitada en 1970.
La visita asombra tanto por lo singular de una arquitectura que hace pensar casi de inmediato en una gigantesca tienda de campaña de piedra y paja como por las explicaciones de Isolina, que trasladan a un modo de vida especialmente austero, desprovisto de cualquier comodidad tal y como se concibe hoy en día pero que estuvo vigente en algunos lugares como este hasta la década de los 70 del siglo XX.
Palloza-museo “Casa do Sesto”. Piornedo de Ancares. Los Ancares. Lugo. Galicia. España © Javier Prieto Gallego;
El recorrido pausado por este territorio, que se reparte de manera ininterrumpida entre las provincias de León y Lugo exige, por el lado leonés, ir remontando los cuatro ríos que brotan en las alturas de sus diferentes sierras. De este a oeste, los que forman los ríos Cúa, el Ancares, el Burbia y el Balboa. Si no disponemos de mucho tiempo, un recorrido por los dos primeros, extensos en rincones donde detenerse y largos en kilómetros, se ofrece como un estupendo acercamiento a este territorio complejo, perfecto para un fin de semana.
El valle de Fornela
La carretera que se adentra por el primero de los valles, el de Fornela, obliga a partir desde la localidad de Vega de Espinareda hasta Fabero para, desde ahí, iniciar la remontada que irá uniendo por el valle un reguero de pequeñas localidades. Bárcena de la Abadía y San Pedro de Paradela son las primeras en aparecer mientras que por uno y otro lado de la carretera llegan ramales cuya exploración siempre depara sorpresas agradables. Como el que conduce hasta la localidad de Faro, apenas un estrecho carril en el que es imposible que dos coches se crucen simplemente porque en la mayor parte del recorrido no hay espacio para ello.
Castro de Chano. Restos de 16 viviendas de un poblamiento astur de los siglos I a.C. y I d.C. Valle de Fornela. Los Ancares. León. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego;
De nuevo en el valle principal, el castro de Chano (tel. 987 56 50 82), al poco de pasar esta población, es una de las paradas obligadas. Sobre las laderas del valle, a unos 200 metros de la carretera, asoman los muros circulares de 16 viviendas y tres fosos de un asentamiento habitado por astures en torno al cambio de Era. Es solo uno más de los varios localizados en este mismo valle. El recorrido por él finaliza en Guímara, el último de los pueblos que alcanza la carretera. Durante los meses de verano, muchos senderistas se animan a realizar desde aquí el salto al valle de Ancares continuando por la pista de tierra que salva el puerto de Cienfuegos. Es el conocido como Camino de los Celtas, una larga etapa de 19 km que une esta localidad con Pereda de Ancares.
El valle de Ancares
Llegar hasta esa localidad en coche exige regresar al punto de partida, Vega de Espinareda, para encarrilarse por LE-712 y remontar ahora las corrientes del Ancares, el río y el valle que da nombre a toda esta extensa región. Su capital -núcleo principal, más bien- es Candín pero Pereda de Ancares, como ya hemos dicho, merece una parada especial.
Horreo tradicional con teito y madera apilada en Piornedo de Ancares. Los Ancares. Lugo. Galicia. España © Javier Prieto Gallego;
Valle arriba, Tejedo es otra localidad con buenas muestras de arquitectura tradicional. A partir de ahí la carretera afronta la subida hasta el puerto de Ancares para ofrecer desde un mirador una espléndida perspectiva de Balouta, ya al otro lado. Entre sus calles aún conserva algunas pallozas en pie y un espléndido hórreo con techumbre de teito. Antes del regreso hacia el puerto la ruta debería desviarse hacia Suárbol, singular por sus casas de aires nobiliarios y, tres kilómetros más allá, ya en territorio lucense, Piornedo de Ancares.
QUÉ VER
VEGA DE ESPINAREDA. Dominando el trazado de la población se alza el monasterio de San Andrés. La importancia de este monumental edificio está en consonancia con el decisivo papel jugado en la historia de toda la zona desde la lejana Edad Media. Su fundación data del siglo X. Y desde el primer momento se convierte en motor y administrador, con jurisdicción propia, de una amplia porción territorial que incluía, entre otros, el valle de Ancares. El aspecto neoclásico que presenta en la actualidad es consecuencia de las obras realizadas en él durante el siglo XVIII. En el costado sur del monasterio se localiza una histórica fuente conocida como de La Vida. Data de 1742 y formaba parte de las huertas que rodeaban el complejo monacal. Muy cerca de San Andrés se sitúa la ermita de Nuestra Señora del Espino, a cuyo alrededor se celebran unas concurridas ferias los días 1 y 15 de cada mes. En ellas, además de con ganado, se mercadea con muchos y variados productos artesanales y gastronómicos, entre ellos, el pulpo. También es famosa la feria del día 1 de enero, con pulpada para los asistentes, y muy concurrida la romería que tiene lugar aquí el 15 de agosto. Junto a la playa fluvial se localiza un puente de origen romano construido en la época de la romanización del Bierzo y las explotación de sus yacimientos de oro.
SÉSAMO. En esta localidad, colindante a Vega de Espinareda por la LE-712, se localiza el acceso señalizado hacia la estación de arte rupestre de Peña Piñera. Su importancia radica en mostrar unos de los pocos restos hallados en el Bierzo de pinturas esquemáticas de la época post-neolítica. El acceso se puede realizar en coche por pistas de tierra y posteriormente a pie.
CASTRO DE CHANO. Pocos metros después de Chano, junto a la carretera y en dirección a Guímara, el último de los pueblos del valle de Fornela, se localiza sobre una ladera este asentamiento de raíces astures construido en torno a los siglos I a.C. y el I d.C. La visita consta de dos zonas bien diferenciadas. Al borde de la carretera están situadas las construcciones del Aula de Interpretación mediante las que se han recreado diferentes ámbitos relacionados con la época del yacimiento y que se utiliza para ilustrar sobre la forma de vida de sus habitantes. Esta zona se recorre con guía y permanece cerrada a las visitas entre noviembre y primavera. Información: Ayto, tel. 987 56 50 82. La visita a los restos arqueológicos se realiza por libre y sin horarios caminando 400 metros por la pista de tierra que arranca en el Aula de Interpretación.
PANORÁMICAS. Desde lo alto del puerto de Ancares (1.683 m.) se divisa una magnífica panorámica de una buena parte del territorio ancarés pero especialmente del pueblo de Balouta, hundido en el fondo de la depresión montañosa hacia la que se encamina la carretera.
INFORMACIÓN
Palloza del Señor Antonio: Pereda de Ancares, tel. 626 720 289.
Castro de Chano: Chano (León); tiene una parte que se visita por libre durante todo el año. Junto al yacimiento hay un área temática con horario variable a lo largo del año. Más información: tel. 987 56 50 82.
Palloza Museo “Casa do Sesto”: Piornedo de Ancares (Lugo); visitas: julio-agosto, abierto todos los días. Resto del año, fines de semana y festivos. Precio de la entrada: 1 €. Visitas guiadas para grupos: concertar cita. Tel.: 982 24 55 40 – 626 73 88 55 – 630 41 15 18.
Mapa de este viaje
DÓNDE DORMIR
Aquí te presento algunas sugerencias. Si no te convencen, utiliza el buscador de más abajo.
HOTEL RURAL VALLE DE ANCARES. Las Cancelas, 4, Pereda de Ancares, León. Todas las habitaciones cuentan con calefacción, TV de pantalla plana y escritorio. El baño privado incluye bañera y secador de pelo. Algunas habitaciones ofrecen vistas a las montañas de los alrededores. El establecimiento alberga un restaurante de estilo rústico y una zona de bar, con paredes de piedra y una decoración tradicional. Restaurante. Wi-fi gratis. Resérvalo aquí
PARADA A TOPE – PALACIO DE CANEDO. Iglesia, s/n, Canedo, León. Ubicado en un palacio del siglo XVIII con vistas a los mágníficos viñedos de El Bierzo. Habitaciones con un estilo rústico individualizado y elementos decorativos exclusivos inspirados en el patrimonio del edificio. Wi-Fi gratis. Resérvalo aquí
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