CAMINOS DE PRIMAVERA
Cuatro rincones para disfrutar entre flores, ríos y encinas centenarias
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
A veces da la sensación de que la primavera pide a gritos salir de casa y buscar un campo de amapolas por el que echarse a correr ladera abajo. La verdad es que no hay otro momento en el año en el que los campos luzcan tal explosión de color. Y de olores. Cuando las temperaturas se suavizan, las horas de sol se alargan y los suelos evidencian todavía la humedad de las últimas semanas de lluvia, es el momento de las flores. No somos abejas pero, de alguna forma, esas alfombras se extienden a nuestros pies con una fuerza irresistible. Por eso hemos hecho esta lista. Son tan solo unos pocos sitios hasta los que acercarse para disfrutar de una primavera de lujo en Castilla y León.
01-Dehesa boyal de Bonilla de la Sierra (Ávila)
Esta recoqueta localidad del Valle del Corneja, entre las sierras de Ávila y Piedrahita, fue el descansadero veraniego oficial de los obispos abulenses durante 600 años, entre principios del siglo XIII y mediados del XIX. Es decir, algo debieron de ver en ella, además de la cercanía a la capital, para no querer cambiarla por un Benidorm cualquiera. Y eso, teniendo en cuenta que los veraneos de antes no eran como los de ahora, y que pasaban de largo, los 15 días. Más al contrario, la llegada del obispo y su nutrido séquito, oficina de asuntos oficiales incluida, nutría al pueblo de sotanas y bonetes durante varios meses al año. Los de mejor llevar, claro.
Colegiata gótica de San Martín. Siglo XV. Plaza Mayor de Bonilla de la Sierra. Ávila. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
El caso es que de aquellos trajines eclesiales de alto rango le ha quedado a Bonilla, sobre todo, su mastodóntica colegiata, espectacular tanto por fuera como por dentro; una larga ristra de escudos solariegos; unas buenas murallas y restos de un castillo pero también algo que no es tan evidente a simple vista: una maravillosa dehesa boyal que da gusto pasear a cualquier hora. Mucho más en estos días de primavera.
La propuesta para disfrutarla consiste en recorrer el camino de Piedrahíta, que la atraviesa de parte a parte. No está señalizada, así que para no perderse es necesario un mapa, un GPS o un poco de intuición. En cualquier caso, se trata de seguir siempre por el camino más marcado.
Puente medieval de Chuy sobre el río Corneja. Bonilla de la Sierra. Ávila. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
El inicio se puede buscar 1,5 km después de dejar la N-110, llegando desde Ávila, por el desvío que indica a Bonilla. En ese punto se localizan, a la izquierda de la carretera, un viejo molino, unas casas y, por detrás, el olvidado puente de Chuy. El camino de Piedrahíta es el que arranca por la orilla contraria de la carretera, la derecha, en dirección noreste. Desde ese punto hasta Bonilla son algo más de 4 deliciosos kilómetros entre encinas, algunas de notable porte y edad, que pueden hacerse en una hora.
02- Puente Mocho (Ledesma, Salamanca)
A los amantes de los lugares solitarios, bucólicos y pastoriles les gustará, sin duda, este. Y mucho más el paseo, breve pero ameno, que media entre la localidad salmantina de Ledesma y el vado que Puente Mocho ayuda a pasar sobre el río Cañedo. Dependiendo de las necesidades de cada cual, la degustación del casco urbano de Ledesma, con muchas cosas que ver y disfrutar, se puede colocar como prólogo o como remate del plato principal que, en este caso, consiste en una baño de sensaciones por el interior de una dehesa vieja. Quizá tan vieja como el puente que los romanos colocaron ahí para ayudar en los trasiegos por una de las cinco calzadas que comunicaban Bletisa, Ledesma, con el mundo. Pero seguro que después, mucho después, dehesa y puente ya estaban ahí cuando la trashumancia se convirtió en una actividad ganadera que movía millones de cabezas en busca de los mejores pastos en cada momento, y las merinas o el vacuno salvaban por aquí las corrientes caprichosas del río.
Dehesa de Las Aldehuelas. Puente Mocho. Cerca de Ledesma. Salamanca. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Desde Ledesma hay que tomar la salida hacia Salamanca para, nada más cruzar el puente Nuevo, tomar la carretera que se dirige a Almeida. Son 500 metros de asfalto que acaban a la entrada de la dehesa de Las Aldehuelas, con señal y un panel con un plano junto al paso. El camino deja ver enseguida las excelencias del paseo y tan sólo hay que estar pendientes de dos desvíos sin señalizar. El primero aparece a 800 metros de la carretera, al final de un ligero repecho, junto a un poste de la luz. Hay que continuar por el ramal más marcado, el de la derecha. El segundo aparece a 500 metros de este, al alcanzar una bifurcación en la que una añosa encina hace de natural rotonda. Ahí el paseo continúa por la izquierda ya sin pérdidas hasta topar con la valla que pone fin al paso de vehículos. Si hasta aquí los asombros se reparten entre la envergadura de las encinas, la forma de muchos troncos, la amenidad del paseo o la fuente que alimenta una charca redonda a 300 metros del último desvío, pasada la cancela llega el momento de dejarse embobar por el firme de una calzada que ha visto pasar de todo. Es el anticipo del inminente pontón, que pide a gritos un poco de distancia para contemplarle con el deleite que merece. Y, si no se quiere volver por donde se vino, nada impide continuar el camino hasta toparse con la siguiente valla. Si ahí se coge el ramal de la derecha se sale a la carretera de Peñausende, que tomada a diestra devuelve hasta Ledesma en algo más de 5 km desde el puente.
03- La ribera norte de Toro (Zamora)
Entre los secretos mejor guardados de los tesoros de los que puede presumir Toro se encuentra uno que encantará a los amigos de los lugares feraces, asilvestrados, plenos de vegetación, humedad y jolgorio pajarero: el paseo señalizado de las Fuentes de las Ribera Norte de Toro, sin duda un buen remate para quien dedique una jornada a “Aqua” y el itinerario artístico-espiritual que propone este año la exposición de las Edades del Hombre.
Este paseo de puente a puente, entre el de Hierro y el medieval de piedra, discurre, como su nombre indica, por la orilla misma de la ribera septentrional del río Duero, pespunteando un rosario de pequeñas fuentes que vienen a manar a esta orilla. El inicio del paseo hay que buscarlo junto al puente de Hierro, en la salida por la N-122 hacia Zamora y luego hacia Salamanca, construido a principios del siglo XX en un alarde de modernidad y progreso para desahogar los achaques del paso por el medieval.
Río Duero. Sendero de la ribera norte de Toro. Zamora. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
El paseo se inicia con la monumental sorpresa del lavadero de San Tirso. El volumen y dimensiones de las pilas dan idea de la convocatoria que tuvo hasta bien pasada la mitad del siglo XX. De ahí en adelante la senda hilvana la fuente de La Teja con la de la Huerta de Carazo, mientras un reguero de carteles pone al tanto de las especies vegetales que forman este auténtico túnel verde. El remate no es otro que la llegada a los pies del histórico puente toresano cuyos orígenes algunos retrotraen hasta el tiempo de los romanos.
04- Ruta de la Cañada (Valladolid)
¿Y qué tal un paseo en bici? Pues enfilamos hacia el espacio natural más valioso de la provincia de Valladolid para pedalear por entre los vetustos encinares que median entre la localidad de Pollos y la de Castronuño. La ruta, señalizada como PRC-VA 12 Ruta de la Cañada, discurre en un primer tramo entre las localidades de Pollos y Castronuño por el ramal que corre paralelo al río hasta alcanzar la Casa de Bayona y desde ella por la pista que corre paralela al cauce del Trabancos hacia la carretera. Después de cruzarla y pasar bajo las vías del tren el paseo se encamina hacia la Cañada de Bayona, con una señalización algo deficiente, para continuar por ella hasta dar con el bosquete de encinas centenarias –que se ven desde el camino- y, 2,5 km después, el mirador desde el que se contempla la vega. Entre Pollos y el mirador, la distancias es de 13,5 km, que pueden hacerse también en bicicleta. Desde el mirador hasta Castronuño restan otros 8 km más, perfectamente señalizados. Si se va a hacer conviene ponerse antes en contacto con la Casa de la Reserva Natural Riberas de Castronuño – Vega del Duero (Tel. 983 86 61 07).
Encinas centenarias en la dehesa de Cartago. Ruta de la Cañada. Sendero de pequeño recorrido entre Pollos y Castronuño. Valladolid. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
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