Quiero que esto sea algo corto. Les hablaré sobre acontecimientos recientes que me han sorprendido y que hacen que mi vida sea como todas las vidas: una novela mexicana. Así que empecemos con la sangre. Yo estaba en la universidad y bueno, un amigo me dijo que podía donar sangre para las personas con cancer, lo cual respondí: "¿Por qué carajos no?" Quizás así pueda ir preparándome cuando en el futuro comercialicé mi sangre y mi esperma.
Entonces, fui el día siguiente a donar mi sangre. Me pesaron, me preguntaron varias cosas sobre mi actividad sexual, me hicieron llenar un archivo de preguntas, me sacaron unas gotas de sangre y luego, pusieron mi archivo en un folder manila y me dijeron una cosa como "no eres tu, soy yo", pero en este caso si era yo, era mi hemoglobina. O sea, me rechazaron. Fui ese primer pan Bimbo, fui esa cerveza sin helar, fui esos créditos de la película de Twilight. Mi sangre no fue aceptada y de ahí, vino la alteración. Les comenté a mis viejos. Fuimos al doctor. Al parecer. tengo que bajar mi hemoglobina. Tengo que beber bastante agua. Tengo que decirle adiós al cigarro y al Ramen Maruchan y a la Coca Cola y las Mr.chips y a todo lo grasoso. Todo lo rico, toda la adicción, todo de mi todo se fue por una donación. No le hecho la culpa a esa donación: sabia que algo estaba mal en mí. Pero bueno, las cosas deben continuar y la vida ahora apesta un poco a verduras y a agua pura. Hago este post porque quiero despedirme del Ramen Maruchan picante sabor a pollo y a la hermosa coca cola que me ha acompañado mis 2 años en la universidad. Un placer por conocerlas, hermosas delicias de la química. Algún día nos volveremos a topar en mi boca. Algún día. Por ahora, seguiré bebiendo agua hervida del pomo magenta de mi hermana.