Cuando nos levantamos, abrimos la ventana y vimos el sol tan expléndido que había no nos lo podíamos creer ¡por fin!
Bajamos a desayunar y esperamos a que nos vinieran a buscar. Nos llevaron a un puerto diferente al del día anterior, empezaba la aventura.
Fuimos a Naka Island donde tuvimos tiempo para relajarnos en la arena. Esta islita nos encantó, tenía unas vistas impresionantes.
Después subimos al barco para visitar James Bond Island, madre mía ,¡esto ya estaban siendo las PhiPhi que yo me esperaba! No paramos de hacer fotos desde todos los puntos, era tan impresionante...
Después de ver lo más bonito que he visto hasta ahora en lo que a playas se refiere, fuimos en canoa por Hong Island, otro punto en el que tampoco paré de alucinar, parecía que estábamos en mitad de la selva y que en cualquier momento iban a aparecer los cocodrilos.
Por último fuimos a Muslin Village, un pueblo en medio del mar donde comimos. No hay tierra, por lo que las casas están sujetas por palos al suelo, lo que hace que sea inestable y me recordara un poco al seísmo que notamos en Bali.
Después de comer volvimos al barco que nos llevó hasta el puerto y de ahí en furgoneta hasta el hotel.
Nos duchamos y salimos a cenar, aunque mi estómago seguía algo mal y no tenía muchas ganas de cenar.
Esta excursión nos gustó muchísimo más, el tiempo nos acompañó y con lo cual el mar también. Habíamos ido a las PhiPhi ¡y eran impresionantes!
Fuente: este post proviene de Con N de Noemi, donde puedes consultar el contenido original.
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