Se puede acceder desde Benimaurell o bien desde Murla, nosotros seguimos parte de la ruta circular del PR-CV181, con inicio y fin en la localidad de Benimaurell. La ruta no presenta ninguna dificultad salvo tres pasos cortos equipados con cuerdas, estando el último acompañado por un par de grapas
Historia
El 22 de septiembre del año 1609, Felipe III publicó el decreto de expulsión de los moriscos por el que los descendientes de los antiguos mudéjares de la comarca disponían de tres días para acudir a los puertos de Dénia y Xàbia para su expulsión, sólo con los bienes que pudieran transportar, hacia los puertos del norte de África, que provocó la sublevación de los mismos
La Vall de Laguar fue uno de los últimos reductos de resistencia de los moriscos en el Reino de Valencia, antes de su expulsión al norte de África. Cuando el 16 de noviembre los tercios toman el castillo de les Atzavares a la entrada del valle,batalla en la que unos 17.000 moriscos, con su líder, el caudillo de Guadalest Millini, y la sanadora Ezme, hicieron frente, armados con hondas, piedras y alguna ballesta, a cinco mil soldados de los tercios de Nápoles y Sicilia. Tras la derrota, los moriscos se retiran al castell de Pop, del que no quedan restos, y se encontraba en la cima del Cavall Verd, cuyo nombre evoca precisamente la figura legendaria de un caballo verde alado, al que esperaron en vano para que los salvara, según contaba la leyenda.Allí resistieron unos pocos días sin agua ni alimento hasta su capitulación final el 29 de noviembre. Se dice que las madres prefirieron lanzar con sus hijos por los barrancos antes de caer en manos de los cristianos. En el camino a los puertos de Dénia y Xàbia muchos de los presos fueron asesinados, violados o robados. Tras la despoblación el 14 de junio de 1611, la Vall de Laguar era repoblado mediante escritura de nueva repoblación, por agricultores procedentes de la isla de Mallorca
Leyenda
En el siglo XV habitó estos valles una mujer extraña, Ezme, que perteneció a los últimos representantes de la cultura morisca, después de habitar esta tierra durante más de siete siglos y de haberla perfilado con paciencia y respeto, fue obligada a abandonarla. Ezme recuperó de la memoria una vieja profecía, según la cual un fantástico caballo verde salvaría a su pueblo en los duros tiempos venideros. La hechicera morisca encontró la imagen libertadora recortada en el horizonte del valle: en su silueta vio la silla de montar insinuada entre los dos picos con escotadura en medio sobre el enorme lomo cubierto de verdor de la sierra. La profecía no se cumplió pero la silueta mantiene vivo el recuerdo de aquellos que se recluyeron en su cima reuniendo sus últimas esperanzas en el castillo del Pop a horcajadas de un caballo imaginario que nunca llegó.
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