Me refiero a esto porque hay mucha idealización sobre Francia y como se vive, como son los franceses con los americanos y que tan real es una posible discriminación.
El siguiente post fue dividido en las dos ciudades que nos toco recorrer: Lyon y París.
Parte 1, Lyon
Lyon es la primera ciudad de Francia que visitamos. Llegando al terminal de buses vimos una multitud de personas de distintas razas y un clima más frío que en otros lugares al sur de Europa. El primer día en la ciudad fue sólo para descansar y reposar, dado la cantidad de horas de viaje desde Barcelona.
Al día siguiente jugamos al turista y fuimos a la Place Bellecour, Los Teatros Romanos de Fourviere, Place Des Terraux y la Basília de Notre-Dame. A juicio personal me gustaría escuchar más de Lyon que de París en los viajes de amigos y familiares.
La ciudad está bien cuidada y encanta lo suficiente como para querer volver en algún futuro. Las personas con las que nos topamos nunca nos dieron una mala cara y trataron de ayudarnos en inglés en numerosas ocasiones.
Parte 2, París
El viaje de Lyon a París nos ocupó casi todo el día. En el trayecto pudimos notar que a medida que avanzábamos en las rutas veíamos más vegetación que en España y Portugal.
En este punto de París, se hizo muy difícil poder escribir algo en el blog ya que las conexiones a Internet disponibles eran pésimas o muy difícil de utilizar de forma gratuita, por lo que fueron días muertos a nivel digital pero ganados en las notas que iba dejando en mi cuaderno.
París fue la confirmación de que Europa tiene muchas caras, desde la desarrollada a la pobre y desigual, con escasa inversión en infraestructura y políticas ambientales.
Una ciudad tan admirada por su supuesto romanticismo y arte, produce una serie de contradicciones para quien la ve con mayor objetividad y cero idealización.
La Torre Eiffel, El Arc De Triomphe y sus infinitos museos son iconos de una ciudad difícil de describir, ya que tiene de todo un poco: belleza, elegancia, arrogancia, derroche y tintes de inminente descuido.
Palabras finales
Cerramos Francia considerando que es la cuna de la diversidad y la tolerancia. Donde parte de su desarrollo hoy en día tiene un fuerte componente extranjero el cual lo convierte en un país valioso no sólo para Europa, si no también para otras naciones del mundo.