El film vasco Loreak(2014), en opinión de un servidor, es uno de los grandes platos fuertes dela última edición del Festival de San Sebastián. En la película, dirigida por José Maria Goenaga y Jon Garaño, Ane, una mujer casada e inmersa en una vida gris, comienza a recibir flores de un desconocido; un admirador secreto que parece estar empeñado en devolverle el color a su existencia.
Loreak sitúa a sus protagonistas en torno a un elemento común: las flores; éstas alegran, entristecen, hacen recordar y también conducen, finalmente, al olvido. Los personajes de Loreak son personas solitarias, aisladas en su entorno; la maravillosa fotografía de Javier Agirre lo deja claro en cada encuadre: los personajes, centrados siempre en plano, se rodean de aire y espacios vacíos; son gentes fuera de lugar, personas cuyo alma comienza a vaciarse. Es por ello que Ane, Tere, Beñat y Lourdes encuentran en las flores todo aquello que no pueden explicar con palabras.
El film, rodado al completo en euskera, está repleto de buen hacer en cada uno de sus flancos: la dirección de Goenaga y Garaño demuestra un completo manejo de los recursos puramente audiovisuales, así como de la narración dialogística. Los autores tienen muy claro cómo y dónde situar la cámara; cuánto debe durar cada plano, cada silencio, cada mirada; dónde deben posicionarse los elementos profílmicos para la perfecta comprensión del mensaje que tratan de construir. La incomunicación, el aislamiento, la "necesidad del otro", están presentes en cada porción del metraje, reforzado todo ello por la gran banda sonora de Pascal Gaigne.
En una frase: Una fantástica película vasca. Una verdadera flor.
Pelayo Sánchez